Esta negra es un ser maravilloso, un animal simple pero complejo. Lo que sorprende de Ana Gabriel no es su maldad, sino su simplicidad animal. Mata a sus crías y las del clan con la misma naturalidad que un animal salvaje, es pura supervivencia al más puro estilo de nuestros ancestros. Viendo cómo actuaba esta mona se podría saber cómo eran las sociedades primitivas antes del civismo. Egoísmo, pero no desde un punto de vista pecaminoso o inmoral, no, un egoísmo irracional. Es decir, que esta tía se defiende de los depredadores y antepone su vida a todo lo que le rodea.
Se viene del tercer mundo preñada, se mete a puta, pilla a un palomo, se preña del tonto que la retira. Mata a la hija bastarda para mantener al Beta contento. Cuando le despluma va a por otro tonto, le despluma. Vuelve a por otro, porque otra cosa no, pero los tontos no se acaban. Esta vez caza un viejo al que desenchufa y con el dinero que le quita se pone tetas que le sirvan de señuelo para cazar a otro tonto, de Podemos casualmente. Mata al hijo del tonto y que siga la rueda.