Pablemos es hijo de una abogada de CCOO y un inspector de trabajo, funcionario, que ganaba bien. Es hijo único, sus padres tienen 6 propiedades, entre las que se incluyen un piso en el barrio de Salamanca, digo por los sucnormales que aún cuestionan que un banco le de una hipoteca ganando 7000 euros al mes y siendo potencial heredero de 6 propiedades.
E Irene es igualmente hija única, su padre si era obrero y su madre maestra, como era gente ahorradora también tenía la casa y no parte de la casa del pueblo, en avila o algún sitio de mierda similar.
Decir que estos dos se meten en política por un sueldo o por poner un plato de lentejas o asegurarse un futuro laboral es decir gilipolleces. Pablemos de hecho ni necesitaría trabajar.
La política en españa no está hecha para los obreros, tampoco, hemos visto, los aceptarían, lo llamarían minero, o reponedor, o pintor. El populacho no acepta eso. El populacho en general en españa rara vez ha votado a la izquierda, salvo en momentos históricos concretos.
Para dedicarte a la política necesitas una ocupación que te lo permita (funcionario) o ninguna ocupación. Para subir en política necesitas contactos y amistades. Eso límita mucho lo que hay y lo reduce a eso, una gente con unas características concretas, que no son las de la mayoría y que no la representan. Eso no quiere decir que todos fueran lo que los italianos Rizzo y Stella acuñaron como casta y que luego importaría Podemos. Casta son la gente que lleva dedicándose a eso durante generaciones, más visible en PP o Vox, pero cada vez más recurrente en Psoe. Pablemos e Irene no son casta aunque se comprasen una casa de 1m que se podrían financiar, porque eran unos nadies, y como nadies fueron excretados por el sistema.
Todos los políticos y figuras relevantes en este país son marionetas de un gran poder exterior.
Si a estas alturas no te das cuenta que los Pablo Iglesias, el Rey, el Artur Mas, el Zapatero o el Abascal, cuando no son personajes fabricados, obedecen órdenes con las que incluso ellos mismos no estarían de acuerdo pero las obedecen porque si no a tu casa te vas, creo que tienes un problema.
Así que la cuestión no es que ese que manda sea obrero o sea pijo, porque aquí no hay soberanía alguna. Aquí solo hay muñecos.
Y eso te llega hasta el Florentino Pérez por ejemplo.
Tú crees que el Florentino Pérez quiere una sección femenina de fútbol? No la quiere. Todos conocemos a ese tío sin conocerlo, y sabemos que no. Pero tiene que tragar. Y ese no traga ante cualquiera. Si ese traga es ante alguien mucho más fuerte que él. O sea, los despachos de la Fundación Rockefeller en donde diseñan los LGTBIS y los metoo y a las heroínas Spidermanas. Gente que con un telefonazo lo borra del mapa en una mañana.
La Montero trabajó sólo tres meses en un supermercado. Si tú crees que su vida económica y profesional en Podemos no mejoró, es que eres muy malo en matemáticas.
Pablo Iglesias es hijo de la clase media.
Entre las famosas propiedades de sus padres, básicamente hay un piso en Zamora que no vale ni 120.000 euros, un no sé qué en un barrio de mierda que vale 60.000 euros, y un piso de 66 metros cuadrados en el barrio de Salamanca que vale unos 300.000, con lo cual ya sabemos que está situado en la zona menos potente y que es un zulo. Lo que tienen los padres en propiedades es más o menos los 600.000 que vale Galapagar.
Eso no es ser rico. Eso es ser clase media. Pero eso no es "soy tan rico que ni tengo que trabajar".
Desde la política se puede ascender y ganar mucho más que eso en liquidez, porque eso que tú explicas no es más que calderilla a modo de seguro y colchón en bien inmueble que es lo mínimo a lo que aspira alguien que quiere ser acomodado económicamente.
Si Pablo Iglesias no se metiera en política ni trabajara, vendería sus tres mierdas que tiene por ahí, viviria en el piso de 66 metros en Salamanca, y de viejo o antes se quedaria sin un pavo.
De hecho en esos barrios hay bastantes abuelos que tienen esa situación. Hijos de familias que fueron algo y sus antepasados más inmediatos no aguntaron la fortuna y no tienen un duro aunque vivan en la calle Narvaez. Pásate por Caritas en cualquiera de esos barrios y te hablarán de ellos.
En Barcelona el barrio de Vallcarca, por ejemplo, zona de Avenida República Argentina y tal, es un lugar en donde ese fenómeno es común, hasta tal punto que antes era mucho más reconocido como barrio bueno y las nuevas generaciones ni lo conocen como tal. De hecho ese fenómeno de viejos ricos en su infancia y luego venidos a menos tiene un nombre que los sociólogos ponen y que ahora mismo no recuerdo.
Nuevamente confundes las cosas. Pablo Iglesias ni es pobre ni es rico. Ni es obrero ni es empresario. Básicamente consigue un bienestar sin mover un dedo hablando de lo mucho que otros trabajan levantándose a las cinco de la mañana para poner ladrillos.
Y, esa posición de aburguesamiento sin ser millonario, es lo que produce a estos tíos en la mente la necesidad de salvar patrias y vidas y causas. Ya no es sólo vivir bien de la política, en esa clase de tíos está el factor y el ingrediente y el síndrome de la notoriedad, de yo soy el que sabe, de yo soy el que le paro los pies al Rodrigo Rato, y yo apareceré como tal en los libros de Historia.
Fidel Castro, el Che, Celia Sánchez y sus colegas más inmediatos eran todos niños pijos. Sus familias vivían muy bien, y estos sí que podían pasearse toda la vida por La Habana comiendo en restaurantes y fumando puros hasta morir junto a tocarse las pelotas. Lo que no podían es TENER EL CONTROL DE UN PAIS, como tuvieron. Ser el foco de atención. Decidir. Pelearse con el macho más alfa. Sus caras en los murales de las calles de todo el país. Ser religión y Dioses para los niños en las escuelas cubanas. Que sus nombres aparezcan en los periódicos de todo el mundo. Te vas a cualquier país moro perdido del mundo y saben quien es Fidel Castro. Porque es un mito. Algo que no habría sido de haberse quedado en vivir la vida padre a costa de papá. Ahí no habría pasado de ser solo un niño pijo que pasó por este mundo como la mosca esa que hoy da tumbos por tu casa.
Ya no es solo vivir bien, es el chute de sentirse importantes.