Chachiquesi a chachiqueno
Novato de mierda
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He encontrado un post en otro foro que os copio aquí:
Hasta hace más o menos mediados del siglo pasado, casarse tenía sentido. Pero el panorama actual no tiene nada que ver. Comparemos el ayer con el hoy:
1. Antes el matrimonio era para el hombre una forma de tener cubiertas sus necesidades sexuales. El trabajo que el hombre hacía durante toda su vida para su familia, lo hacía en buena parte para asegurarse esta satisfacción. La mujer, bajo la autoridad del varón, rara vez se oponía a sus deseos.
1. A la novia/esposa actual, si se le cruza la hormona equivocada te deja a pan y agua durante semanas. Pero es que además hoy cualquier veinteañera se te abre de patas con dos de pipas.
¿Para qué ofrecer algo serio a una que ya se va haciendo mayor, si a la joven de piel tersa y senos como piedras sólo hace falta invitarle a las copas y decirle cuatro tonterías para que se ponga a chupártela como una poseída? ¿Para qué esforzarse más?
2. Antes la mujer se ocupaba siempre del marido y de la casa común. Le hacía la comida, lavaba la ropa, se ocupaba de que todo estuviera en orden, etc.
2. Hoy la mujer obliga al marido a hacer las tareas de la casa. Esas tareas que al marido le traen sin cuidado, por cierto. ¿Qué cojones le importa al hombre que las cortinas estén limpias, o que haya cortinas? Pues no hay partidos de fútbol que ver, amigos con los que irse de cañas, libros que leer o lugares que visitar, como para perder el tiempo en esas estupideces.
¿Para qué irte a vivir con una maruja que te va a obligar a hacer cosas que no harías ni loco si vivieras solo?
3. Antes la mujer se mantenía fiel. Los episodios de infidelidad femenina eran contadísimos, por la sencilla razón de que la mujer se jugaba ser repudiada por la sociedad.
3. La fidelidad femenina hoy... en fin, para qué molestarnos. Me he acostado con bastantes más ennoviadas/prometidas/casadas que solteras. Sobre todo prometidas, que parece que les entran a última hora todas las urgencias no resueltas.
¿Para qué emparejarse con una mujer de éstas "modernas", que mañana te la pega con cualquiera?
4. Por la razón 3., el hombre tenía una cierta garantía de que los hijos que salían adelante gracias a su trabajo eran suyos. De la mujer se esperaba que llegara virgen al matrimonio, por lo que la posibilidad de que tuviera hijos con otro antes que contigo era nula. Se pasaba el día en casa, con lo que la posibilidad de que sus hijos fueran de otro era mínima.
4. Hoy que tus hijos sean tuyos es menos seguro que nunca. La mujer nunca está en casa y la infidelidad, lo he visto con estos ojitos, está a la orden del día. Los "viajes de negocios", las "escapadas con amigas", las noches por separado, etc., son terreno abonado para la tentación. Ay, la tentación...
¿Para qué arriesgarse a criar toda tu vida los hijos del tipo con el que la golfa de tu mujer te la pegó hace 10 años?
5. Antes el divorcio simplemente no existía. Tu casa era tuya para siempre. Tus hijos iban a vivir contigo siempre.
5. Hoy más de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio. En la mayoría de los casos, los hijos y la casa se los queda la mujer.
¿Para qué firmar un papel que te hará perderlo todo en el caso, más probable que lo contrario, de que las cosas vayan mal?
Hasta hace más o menos mediados del siglo pasado, casarse tenía sentido. Pero el panorama actual no tiene nada que ver. Comparemos el ayer con el hoy:
1. Antes el matrimonio era para el hombre una forma de tener cubiertas sus necesidades sexuales. El trabajo que el hombre hacía durante toda su vida para su familia, lo hacía en buena parte para asegurarse esta satisfacción. La mujer, bajo la autoridad del varón, rara vez se oponía a sus deseos.
1. A la novia/esposa actual, si se le cruza la hormona equivocada te deja a pan y agua durante semanas. Pero es que además hoy cualquier veinteañera se te abre de patas con dos de pipas.
¿Para qué ofrecer algo serio a una que ya se va haciendo mayor, si a la joven de piel tersa y senos como piedras sólo hace falta invitarle a las copas y decirle cuatro tonterías para que se ponga a chupártela como una poseída? ¿Para qué esforzarse más?
2. Antes la mujer se ocupaba siempre del marido y de la casa común. Le hacía la comida, lavaba la ropa, se ocupaba de que todo estuviera en orden, etc.
2. Hoy la mujer obliga al marido a hacer las tareas de la casa. Esas tareas que al marido le traen sin cuidado, por cierto. ¿Qué cojones le importa al hombre que las cortinas estén limpias, o que haya cortinas? Pues no hay partidos de fútbol que ver, amigos con los que irse de cañas, libros que leer o lugares que visitar, como para perder el tiempo en esas estupideces.
¿Para qué irte a vivir con una maruja que te va a obligar a hacer cosas que no harías ni loco si vivieras solo?
3. Antes la mujer se mantenía fiel. Los episodios de infidelidad femenina eran contadísimos, por la sencilla razón de que la mujer se jugaba ser repudiada por la sociedad.
3. La fidelidad femenina hoy... en fin, para qué molestarnos. Me he acostado con bastantes más ennoviadas/prometidas/casadas que solteras. Sobre todo prometidas, que parece que les entran a última hora todas las urgencias no resueltas.
¿Para qué emparejarse con una mujer de éstas "modernas", que mañana te la pega con cualquiera?
4. Por la razón 3., el hombre tenía una cierta garantía de que los hijos que salían adelante gracias a su trabajo eran suyos. De la mujer se esperaba que llegara virgen al matrimonio, por lo que la posibilidad de que tuviera hijos con otro antes que contigo era nula. Se pasaba el día en casa, con lo que la posibilidad de que sus hijos fueran de otro era mínima.
4. Hoy que tus hijos sean tuyos es menos seguro que nunca. La mujer nunca está en casa y la infidelidad, lo he visto con estos ojitos, está a la orden del día. Los "viajes de negocios", las "escapadas con amigas", las noches por separado, etc., son terreno abonado para la tentación. Ay, la tentación...
¿Para qué arriesgarse a criar toda tu vida los hijos del tipo con el que la golfa de tu mujer te la pegó hace 10 años?
5. Antes el divorcio simplemente no existía. Tu casa era tuya para siempre. Tus hijos iban a vivir contigo siempre.
5. Hoy más de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio. En la mayoría de los casos, los hijos y la casa se los queda la mujer.
¿Para qué firmar un papel que te hará perderlo todo en el caso, más probable que lo contrario, de que las cosas vayan mal?