Creep
Clásico
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- 26 Ago 2004
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Debía contar por aquellos nacientes 80s con unos 5 o 6 años cuando los amigos de mis padres, en el edificio contigüo nos invitaron a cenar.
Llegó otro matrimonio más y se distribuyeron las mesas como en todas las reuniones sociales; la mesa de los adultos y la de los niños.
En la mesa de los niños que és la que interesa estábamos el Luisma, su hermana la Laura, la Rebe y un servidor.
Entre Mirindas y macarrones gratinados acabó la cena y decidimos ir a jugar al cuarto del Luisma mientras los adultos disfrutaban de sus cosas absurdas; tabaco, café y algo de alcohol.
Una vez los cuatro en la habitación, empezamos a jugar a meternos mano, en un principio yo con la Laura (hermana del Luisma) y Rebe con el otro protomachito. Recuerdo almenos en mi mente que las tremperas erán como de muelle resorte, le daba collejas a mi capullo y poco se movía de la presión que tenía.
Yo tocaba aquella patata totalmente desprovista de pelo alguno, claro y recuerdo la piel suave y un olor que con los años me desconcertó puesto que en mi mente era olor a culo, no a las pipitillas de ahora. Todo normal supongo, teniendo en cuenta que a esas edades no se flujea y las niñas no saben bien limpiarse el culo y arrastraría algo para su pocha.
Luego intercambiamos un rato "de parejas" y ver a los hermanos cambiando babas y tocándose sus pequeñas gónadas me hizo pensar que de tener yo hermanas estaría todo el día ingeniandomelas para poder frotarme con ellas.
No recuerdo el porqué al final Laura y yo acabamos encerrados en un armario, totalmente a oscuras y aislados sensorialmente del mundo.
En ese momento la tierna niñita se puso de espaldas arquenado su cuerpo, yo empecé a besar y lamer el recorrido de su columna hasta donde esta empieza a perder el nombre. Le abrí los mofletes del culo sin pensar y le comí su pequeño agujerito como si fuese un Burman-Flash de los de 25 pesetas, como si me fuese la vida en ello.
En ese momento ella soltó una tremenda yema en toda mi boca, me quedé un poco parado, estaba como flipado, no se si por los gases expedidos o del shock de pensar se me acababan de pegar un cuesco en mi cara, da lo mismo, tampoco es que me hubiese disgustado en extremo.
Salimos del armario :D y seguimos de manoseos e intercambiando babas los 4, excepto entre Luisma y yo claro, mi padre ya me había advertido desde que tengo uso de razón que si le salía maricón me mataba.
Estábamos en plana "orgía" infantil cuando se abrió la puerta del cuarto y entraron todos los padres al unísono a ver ocurría que llevábamos demasiado tiempo callados.
Nos vieron totalmente desnudos, rozándonos en el suelo como animales. Se miraron con cara de sorpresa y acto seguido cada pareja de padres cogieron a su prole y ahí se acabó la cena, cada uno a su casa.
Un vez en casa palizón del 15 (supongo que a todos) y no se volvió a hablar del tema.
Creo que ese cuesco fué el precedente, el detonante, el motivo por el cual hoy me gusta el scat, el farting y los olores femeninos extremos.
A M O A LAURA, PERO ESPÉRARÉ HASTA EL MATRIMONIO.
Llegó otro matrimonio más y se distribuyeron las mesas como en todas las reuniones sociales; la mesa de los adultos y la de los niños.
En la mesa de los niños que és la que interesa estábamos el Luisma, su hermana la Laura, la Rebe y un servidor.
Entre Mirindas y macarrones gratinados acabó la cena y decidimos ir a jugar al cuarto del Luisma mientras los adultos disfrutaban de sus cosas absurdas; tabaco, café y algo de alcohol.
Una vez los cuatro en la habitación, empezamos a jugar a meternos mano, en un principio yo con la Laura (hermana del Luisma) y Rebe con el otro protomachito. Recuerdo almenos en mi mente que las tremperas erán como de muelle resorte, le daba collejas a mi capullo y poco se movía de la presión que tenía.
Yo tocaba aquella patata totalmente desprovista de pelo alguno, claro y recuerdo la piel suave y un olor que con los años me desconcertó puesto que en mi mente era olor a culo, no a las pipitillas de ahora. Todo normal supongo, teniendo en cuenta que a esas edades no se flujea y las niñas no saben bien limpiarse el culo y arrastraría algo para su pocha.
Luego intercambiamos un rato "de parejas" y ver a los hermanos cambiando babas y tocándose sus pequeñas gónadas me hizo pensar que de tener yo hermanas estaría todo el día ingeniandomelas para poder frotarme con ellas.
No recuerdo el porqué al final Laura y yo acabamos encerrados en un armario, totalmente a oscuras y aislados sensorialmente del mundo.
En ese momento la tierna niñita se puso de espaldas arquenado su cuerpo, yo empecé a besar y lamer el recorrido de su columna hasta donde esta empieza a perder el nombre. Le abrí los mofletes del culo sin pensar y le comí su pequeño agujerito como si fuese un Burman-Flash de los de 25 pesetas, como si me fuese la vida en ello.
En ese momento ella soltó una tremenda yema en toda mi boca, me quedé un poco parado, estaba como flipado, no se si por los gases expedidos o del shock de pensar se me acababan de pegar un cuesco en mi cara, da lo mismo, tampoco es que me hubiese disgustado en extremo.
Salimos del armario :D y seguimos de manoseos e intercambiando babas los 4, excepto entre Luisma y yo claro, mi padre ya me había advertido desde que tengo uso de razón que si le salía maricón me mataba.
Estábamos en plana "orgía" infantil cuando se abrió la puerta del cuarto y entraron todos los padres al unísono a ver ocurría que llevábamos demasiado tiempo callados.
Nos vieron totalmente desnudos, rozándonos en el suelo como animales. Se miraron con cara de sorpresa y acto seguido cada pareja de padres cogieron a su prole y ahí se acabó la cena, cada uno a su casa.
Un vez en casa palizón del 15 (supongo que a todos) y no se volvió a hablar del tema.
Creo que ese cuesco fué el precedente, el detonante, el motivo por el cual hoy me gusta el scat, el farting y los olores femeninos extremos.
A M O A LAURA, PERO ESPÉRARÉ HASTA EL MATRIMONIO.