Nueces
Muerto por dentro
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Mis queridos niños perdidos:
Me aburrís bastante con vuestra nostalgia perpetua. Continuamente habláis del pasado, de los old times, de la bolden ajes, de Franco, de cómo eran las cosas en 2005, de cómo llegasteis, de qué hicisteis, a dónde viajasteis, con quién ligasteis mentalmente... Siempre contáis lo que os ha pasado, dada vuestra limitada naturaleza espacio-temporal carente de la más mínima imaginación para adelantar acontecimientos.
¿Qué esperáis de vuestras existencias a corto, medio o largo plazo? ¿En qué incierta aventura os estáis embarcando? ¿Qué va a ser de vosotros? Ya sé que lo mejor de vuestra vida ha pasado y ha sido una mierda intrascendente, pero algún clavo ardiendo todavía os debe quedar antes de mataros.
Yo tengo muchas ilusiones. No sé si conoceréis el librito "Breve tratado de la ilusión" de Julián Marías; lo podrías ojear para no ser tan tristes y zopencos. La cuestión es que yo no puedo quedarme estático en una situación. No soporto la quietud de lo confortable porque me consumo espiritualmente. Prefiero morir en el campo de batalla. Seguramente muy pocos sabéis a qué me refiero, pero es normal porque todavía sois jóvenes.
¿No queréis convertir en algo tangible vuestra puta locura? Yo sí, I have a dream. Me veo en una casita en algún valle de alta montaña, rechazando por internet el asistir a recoger galardones mientras el crepitar del fuego de una chimenea se acompasa con el tamborileo de mis dedos sobre el teclado. Oh, sí, dulce contacto con el ciclo de la naturaleza y las estaciones, alejado de la alienante colmena urbana. Mas no sería un retiro, sino un centro de operaciones, una guarida, un castillo, una fortaleza escondida desde la que poder seguir creando. Quiero vivir para crear; crear de la nada, una idea, una obra, un imperio. La guerra no acaba nunca.
Y vosotros, ¿qué? ¿No tenéis cojones o qué?