Olav Gunnar
Asiduo
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No amigos, el hilo no va de penes en agujeros.
El 29 de diciembre de 1936, dos días antes de nochevieja y en plenas navidades, un grupo de falangistas liderados por Quinientos Uno (apodo que hace referencia al número de rojos que eliminó) sacó de sus casas a tres mujeres sospechosas de ser republicanas (una ni eso, la de 26 años y embarazada había mantenido una relación con un hombre cuya esposa la denunció en falso por despecho), las llevó a varios kilómetros del pueblo y las fusiló.
Hasta el 2002 estas mujeres habían estado en una fosa común, condenadas al olvido y con la misma dignidad de un perro atropellado. En 2010 se les entierra en el cementerio del pueblo, con un monolito en memoría de su vida, y con sus nombres y fechas grabados, pese a que la alcaldesa de aquel momento, del PP y nieta de Quinientos Uno, se negó por activa y por pasiva.
En 2011, la noche del 22 de mayo (elecciones autonómicas y municipales), un grupo de fachas destruyó el monolito. Hace unos días, el nuevo alcalde, también del PP, trasladó los cadáveres de nuevo a la fosa común. Sus familiares, a los que no se les había ni pedido permiso ni avisado, no daban crédito. Y encima tuvieron que aguantar los insultos del facherio del pueblo.
Una manifestación pacífica protesto por este traslado, y los fachas del pueblo nuevamente la reventaron entre empujones, amenazas de muerte e insultos.
¿Por qué tenemos que aguantarnos las ganas de repartir bofetones?
El 29 de diciembre de 1936, dos días antes de nochevieja y en plenas navidades, un grupo de falangistas liderados por Quinientos Uno (apodo que hace referencia al número de rojos que eliminó) sacó de sus casas a tres mujeres sospechosas de ser republicanas (una ni eso, la de 26 años y embarazada había mantenido una relación con un hombre cuya esposa la denunció en falso por despecho), las llevó a varios kilómetros del pueblo y las fusiló.
Hasta el 2002 estas mujeres habían estado en una fosa común, condenadas al olvido y con la misma dignidad de un perro atropellado. En 2010 se les entierra en el cementerio del pueblo, con un monolito en memoría de su vida, y con sus nombres y fechas grabados, pese a que la alcaldesa de aquel momento, del PP y nieta de Quinientos Uno, se negó por activa y por pasiva.
En 2011, la noche del 22 de mayo (elecciones autonómicas y municipales), un grupo de fachas destruyó el monolito. Hace unos días, el nuevo alcalde, también del PP, trasladó los cadáveres de nuevo a la fosa común. Sus familiares, a los que no se les había ni pedido permiso ni avisado, no daban crédito. Y encima tuvieron que aguantar los insultos del facherio del pueblo.
Una manifestación pacífica protesto por este traslado, y los fachas del pueblo nuevamente la reventaron entre empujones, amenazas de muerte e insultos.
¿Por qué tenemos que aguantarnos las ganas de repartir bofetones?