Almorzar viendo una carnicería de extremistas de Sri Lanka con cachos de marrónidos del Pacífico con llantos dignos de monos venidos de Raticulí, es siempre un gran digestivo
-¡Eh, eh, eh, eh! ¡Ha habido un atentado, grabad lo que ha quedado tras la explosión!
-Espera, espera, que ya lo grabo yo, que tengo el teléfono a mano
-Pero en vertical, ¿eh? ni se te ocurra horizontal
-Ya, ya, joder, ya
-Habrás bajado la resolución a 360, ¿no?
-Hostia, no, la tenía en 4k, perdona, ya la bajo, ya la bajo
-Espera, que te voy a dar con este cascote en la cabeza, que te veo que caminas muy recto y grabas las cosas del punto a al punto b en vez de dar vueltas como un pollo sin cabeza.
-¡Pero dale también un codazo en los riñones, ¿no ves que no le tiembla el pulso?!
Yo es que me cago en sus muertos.