Señorita Pepis
Freak
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Ahora que hay crisis, se estila menos, pero de toda la vida de diósss, dar una propina era un acto de agradecimiento por el servicio prestado. Y que en muchas ocasiones llevaba implícito un reconocimiento de sometimiento por aquel que aceptaba la propina.
Ahí quiero ahondar, en el sometimiento del propinado hacia el propinador. Parece que es mas claro la satisfacción, ilusoria muchas veces, que da al propinador, soltarle un buen billetaco, como diciendo "tómate un café, piltrafilla".
Lo mejor del todo, es que con el cambio del leuro, hemos perdido el apercibimiento de la realidad, sobre todo con cantidades pequeñas. Ahora, si le das menos de 20€ a una pareja que te sube a un décimo un sofá de madera de ébano por las escaleras (que pena, el constructor puso unos ascensores canijos para ahorrar costes), te ponen una cara de asesinos que lo flipas. Y son mas de 3200 pesetas de las de antes!!
En mi pubertad, trabajé de repartidor para unos putos gabachos que tenían un hiper de plantas y decoración en la zona noroeste. A veces me mandaban a mi solo a llevar putas palmeras, que podían pesar media tonelada. Y aplaudía chocando los escrotos cuando me daban mil pesetazas de propina, aunque me tuviese que haber ayudado a bajar el macetón y dejarla cerca del hoyo.
Tiempo después, aprendí a decir no a las propinas, pues notaba que al rechazarlas, me ponía moralmente a la altura de dichas personas, y me encantaba ver la cara de decepción que mostraban al rechazarlas.
Ahí quiero ahondar, en el sometimiento del propinado hacia el propinador. Parece que es mas claro la satisfacción, ilusoria muchas veces, que da al propinador, soltarle un buen billetaco, como diciendo "tómate un café, piltrafilla".
Lo mejor del todo, es que con el cambio del leuro, hemos perdido el apercibimiento de la realidad, sobre todo con cantidades pequeñas. Ahora, si le das menos de 20€ a una pareja que te sube a un décimo un sofá de madera de ébano por las escaleras (que pena, el constructor puso unos ascensores canijos para ahorrar costes), te ponen una cara de asesinos que lo flipas. Y son mas de 3200 pesetas de las de antes!!
En mi pubertad, trabajé de repartidor para unos putos gabachos que tenían un hiper de plantas y decoración en la zona noroeste. A veces me mandaban a mi solo a llevar putas palmeras, que podían pesar media tonelada. Y aplaudía chocando los escrotos cuando me daban mil pesetazas de propina, aunque me tuviese que haber ayudado a bajar el macetón y dejarla cerca del hoyo.
Tiempo después, aprendí a decir no a las propinas, pues notaba que al rechazarlas, me ponía moralmente a la altura de dichas personas, y me encantaba ver la cara de decepción que mostraban al rechazarlas.