Slk
Extremadamente Imbécil
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- 27 Feb 2008
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Como os dije yo tendría unos 18 tacos. Era verano.
Hay detalles que recuerdo de puta madre, otros no.
Ella me encontró primero, cerca de Rambla Catalunya aunque no en la misma, y eran como las ocho de la tarde, cuando en aquellas las putas empezaban a asomar en Rambla Catalunya, que ahí ya no se ponen desde hace años.
Está desorientada y asustada. No recuerdo con exactitud la movida, pero en definitiva que ella había perdido a su marido, que acababan de llegar a Barcelona, estaba muy nerviosa.
Creo recordar que era un problema con su teléfono o no sé qué puta historia.
Más tarde me enteré, al día siguiente, que es que iba muy enmonada, había perdido al marido, y no sabía por dónde tirar y necesitaba ya a su marido para pillar, y necesitaba pasta, y en fin...
Estuve como una hora con ella y al final el marido apareció.
Eran eslovenos.
Ella tendría unos 30 y pocos, él quizá era 10 años mayor que ella.
Fumaban basuco, aunque no estaban reventados. O sea, si los veis y os digo que fuman base, no necesito jurar, os lo creéis, pero no era una cosa descarada así en plan calaveras hechas mierda.
Ella estaba buena. Era delgada, pelo largo tipo caoba, una cara muy "serbia". Iba siempre cortisima, ya que ejercía.
Él era grandote de constitución, llevaba coleta y gorra, y bueno, vestía un poco como viste la gente eslava, así cutrillo, aunque ella daba el pego y vestía algo más guay.
Me dicen que están de vacaciones, que viven en Holanda, que tienen un par de críos allí en Holanda que los está cuidando no sé quién y que su idea es pasar de vacaciones unos días en Barcelona. Tenían coche, era verde oscuro y un poco dejado.
Lo de las vacaciones no me cuadraba al principio. Me parecía muy raro. Una pareja de ese perfil pues es que no me las imagino en esas, pero sí, sí era cierto. Nunca tuvieron interés en quedarse en Barcelona, pero eran conscientes de que debido a su adicción por muchas vacaciones que hubieran, pues tocaba buscarse la vida como ellos estaban acostumbrados en Holanda aunque de forma muy imprevista.
Ahora mismo, pienso que quizá pretendían calibrar o estudiar el mercado catalán, porque qué sentido tiene que tus vacaciones se resuman en estar cada noche con Slk puteando por las Ramblas. Menudas vacaciones.
El tema es que le doy las instrucciones que me piden. Donde se suelen poner las chicas (la esquina mejor de R.Cataluña), dónde pillar, como va la ley...
Se muestran agradecidos. Me dicen mañana quedemos los tres, que quieren adoptarme durante sus días vacacionales en los que viven de noche buscándose la vida. Básicamente.
Mañana aquí, a tal hora.
Yo pasé el día siguiente muy expectante, y muy pesimista. Tenía unas ganas tremendas de meterme en el mundo de esos dos, pero a la vez estaba convencido de que no iban a aparecer.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que en efecto sí, ahí estaban los dos esperándome.
Estaban mucho más calmados que el día anterior y mejor ubicados.
Les pregunté si habían conseguido pasta en la esquina de Rambla Catalunya que les dije. Me dijeron muy contentos que sí. Pero que iban a explorar Rambla de Las Flores, concretamente entre las columnas de Plaza Real, el cual no es un sitio ni nunca fue propio ni señalado para la prostitución, como yo les decía.
Fuimos para allá, y yo les hablaba desde la oficialidad. Les decía que R.Cataluña, Camp Nou y algún punto del Chino, todo concreto, es el lugar en el que se ponen, y él entonces me responde "en cualquier lugar una mujer puede conseguir dinero".
Sabía de lo que hablaba.
A continuación me invitó a sentarme en la terraza del bar Colón, entrada de Plaza Real, mientras su mujer estaba en lo que es la acera, a unos cuantos metros suficientes como para controlar, mientras nos podíamos cubatas y hablábamos de drogas, fútbol (futbolistas yugoslavos), su reciente guerra, de la que apenas nada yo sabía...
Yo no podía entender aquello. Conste que él la trataba muy bien, jamás se trataban mal, durante esos días ni una discusión, todo eran muestras de amor. Pero no podía entender cómo ella se podia someter así. Porque era muy descarado. Él sentado bebiendo y fumando y ella follando para él, o para los dos.
Me pagaban siempre lo que bebía y fumaba.
Básicamente funcionaba no siempre así. A veces bebíamos ahí mientras ella estaba en la acera esperando clientes, si subía al hostal o hotel cercano todo quedaba igual. Si se alejaba íbamos detrás guardando una distancia prudente. Si no hacía nada durante cierto tiempo, ella se unia a nosotros, y luego ella daba vueltas por las pequeñas callejuelas, y nosotros íbamos detrás de ella guardando una distancia prudente.
Era impresionante que la notas iba con esa falda corta y esas botas altas y los tíos guiris le entraban, y ella les pedía pasta y por norma aceptaban y ella decía sí si había una cercanía respecto a su hotel.
El "she is my life!" que anuncié en otro hilo, viene de ahí.
Eran tres guiris daneses que se la llevaron a un portal. El tema es que en el casco antiguo de la ciudad esta hay calles super peques, laberinticas, y hubo un momento en que los perdimos de vista. Se puso nervioso y gritando con pasión y desespero al negro cielo de la ciudad condal rompía descorazonadamente manifestando que ella es toda su vida.
Claro, menudo vidorra te pegas a su costa. Sin ella ibas a comer mierda de la basura, hijo de puta.
Total que al final al rato dando rumbos vimos un portal abierto. Subimos y arriba de todo estaba ella con esos tres guiris que ya bajaban.
Todo de buen rollo. Él les dijo a los guiris "soy su marido", en el mismo tono buenrollista, mientras les daba la mano amistosamente a los tres y los tres a mí por extensión.
Había uno de ellos que tenía cara de pensar "vale eres su marido, y el niñato este quien coño es? Vuestro hijo (de puta)? A la abuela no se la ha traido?".
Recuerdo también que yo obviamente me la quería follar. Tenía la ocurrencia, de vez en cuando, sin éxito, de decirle que podía ofrecerle a algún cliente la oferta de follar los tres. Iba a momentos y a calentones. Hubo un día sentados bebiendo con el otro que yo me estaba poniendo burrisimo viéndola en la acera. Se acercó un francés que la contrató, y fui para allá a decirle a ella "oye acuérdate acuérdate dile dile".
Mi oferta ya era follarmela yo también por el formidable precio de 0 euros, oferta disponible solo hoy.
Así, de vez en cuando, no compulsivamente, y en cierto modo tímidamente, me recuerdo pues eso, levantando la mano y diciendo que bueno, que así, unas pasadillas nada más, por encima, no estaría mal.
Él parecía nulo sexualmente. No parecía que se la follara constantemente ni que la deseara intensamente desde un punto de vista carnal. Yo tenía muchas más ganas que él de follarla.
No estoy siendo estrictamente ordenado cronológicamente, estoy escondido en el lavabo de mi curro escribiendo esto a trozos y ratos.
Escribo lo que más recuerdo porque hace mucho tiempo de eso pero recuerdo bastantes cosas.
Recuerdo que el primer día en la terraza del bar hubo un moro que a ella en la acera se le acercó un poco a tocar los cojones y fui como una flecha a por él a empujones y el tío se acojono. Teníais que verme. Era consciente de que aquello podía ser la prueba de la pandilla. Todo eso de ayudarles como guía estaba bien, pero para seguir con mi estudio antropológico de esta pareja de tortolitos sacar los huevos sobre la mesa era necesario.
Recuerdo que el moro salió por patas, ella me aplaudió y él hizo chocar su mano con la mía.
Eran buena gente en el fondo y razonables para el perfil de peña que era y de dónde venían.
Si puedo recordar o añadir más cosas que me vengan a la cabeza lo haré luego.
No me he currado bien la redacción porque lo estoy escribiendo muy de estar por casa todo.
Hay detalles que recuerdo de puta madre, otros no.
Ella me encontró primero, cerca de Rambla Catalunya aunque no en la misma, y eran como las ocho de la tarde, cuando en aquellas las putas empezaban a asomar en Rambla Catalunya, que ahí ya no se ponen desde hace años.
Está desorientada y asustada. No recuerdo con exactitud la movida, pero en definitiva que ella había perdido a su marido, que acababan de llegar a Barcelona, estaba muy nerviosa.
Creo recordar que era un problema con su teléfono o no sé qué puta historia.
Más tarde me enteré, al día siguiente, que es que iba muy enmonada, había perdido al marido, y no sabía por dónde tirar y necesitaba ya a su marido para pillar, y necesitaba pasta, y en fin...
Estuve como una hora con ella y al final el marido apareció.
Eran eslovenos.
Ella tendría unos 30 y pocos, él quizá era 10 años mayor que ella.
Fumaban basuco, aunque no estaban reventados. O sea, si los veis y os digo que fuman base, no necesito jurar, os lo creéis, pero no era una cosa descarada así en plan calaveras hechas mierda.
Ella estaba buena. Era delgada, pelo largo tipo caoba, una cara muy "serbia". Iba siempre cortisima, ya que ejercía.
Él era grandote de constitución, llevaba coleta y gorra, y bueno, vestía un poco como viste la gente eslava, así cutrillo, aunque ella daba el pego y vestía algo más guay.
Me dicen que están de vacaciones, que viven en Holanda, que tienen un par de críos allí en Holanda que los está cuidando no sé quién y que su idea es pasar de vacaciones unos días en Barcelona. Tenían coche, era verde oscuro y un poco dejado.
Lo de las vacaciones no me cuadraba al principio. Me parecía muy raro. Una pareja de ese perfil pues es que no me las imagino en esas, pero sí, sí era cierto. Nunca tuvieron interés en quedarse en Barcelona, pero eran conscientes de que debido a su adicción por muchas vacaciones que hubieran, pues tocaba buscarse la vida como ellos estaban acostumbrados en Holanda aunque de forma muy imprevista.
Ahora mismo, pienso que quizá pretendían calibrar o estudiar el mercado catalán, porque qué sentido tiene que tus vacaciones se resuman en estar cada noche con Slk puteando por las Ramblas. Menudas vacaciones.
El tema es que le doy las instrucciones que me piden. Donde se suelen poner las chicas (la esquina mejor de R.Cataluña), dónde pillar, como va la ley...
Se muestran agradecidos. Me dicen mañana quedemos los tres, que quieren adoptarme durante sus días vacacionales en los que viven de noche buscándose la vida. Básicamente.
Mañana aquí, a tal hora.
Yo pasé el día siguiente muy expectante, y muy pesimista. Tenía unas ganas tremendas de meterme en el mundo de esos dos, pero a la vez estaba convencido de que no iban a aparecer.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que en efecto sí, ahí estaban los dos esperándome.
Estaban mucho más calmados que el día anterior y mejor ubicados.
Les pregunté si habían conseguido pasta en la esquina de Rambla Catalunya que les dije. Me dijeron muy contentos que sí. Pero que iban a explorar Rambla de Las Flores, concretamente entre las columnas de Plaza Real, el cual no es un sitio ni nunca fue propio ni señalado para la prostitución, como yo les decía.
Fuimos para allá, y yo les hablaba desde la oficialidad. Les decía que R.Cataluña, Camp Nou y algún punto del Chino, todo concreto, es el lugar en el que se ponen, y él entonces me responde "en cualquier lugar una mujer puede conseguir dinero".
Sabía de lo que hablaba.
A continuación me invitó a sentarme en la terraza del bar Colón, entrada de Plaza Real, mientras su mujer estaba en lo que es la acera, a unos cuantos metros suficientes como para controlar, mientras nos podíamos cubatas y hablábamos de drogas, fútbol (futbolistas yugoslavos), su reciente guerra, de la que apenas nada yo sabía...
Yo no podía entender aquello. Conste que él la trataba muy bien, jamás se trataban mal, durante esos días ni una discusión, todo eran muestras de amor. Pero no podía entender cómo ella se podia someter así. Porque era muy descarado. Él sentado bebiendo y fumando y ella follando para él, o para los dos.
Me pagaban siempre lo que bebía y fumaba.
Básicamente funcionaba no siempre así. A veces bebíamos ahí mientras ella estaba en la acera esperando clientes, si subía al hostal o hotel cercano todo quedaba igual. Si se alejaba íbamos detrás guardando una distancia prudente. Si no hacía nada durante cierto tiempo, ella se unia a nosotros, y luego ella daba vueltas por las pequeñas callejuelas, y nosotros íbamos detrás de ella guardando una distancia prudente.
Era impresionante que la notas iba con esa falda corta y esas botas altas y los tíos guiris le entraban, y ella les pedía pasta y por norma aceptaban y ella decía sí si había una cercanía respecto a su hotel.
El "she is my life!" que anuncié en otro hilo, viene de ahí.
Eran tres guiris daneses que se la llevaron a un portal. El tema es que en el casco antiguo de la ciudad esta hay calles super peques, laberinticas, y hubo un momento en que los perdimos de vista. Se puso nervioso y gritando con pasión y desespero al negro cielo de la ciudad condal rompía descorazonadamente manifestando que ella es toda su vida.
Claro, menudo vidorra te pegas a su costa. Sin ella ibas a comer mierda de la basura, hijo de puta.
Total que al final al rato dando rumbos vimos un portal abierto. Subimos y arriba de todo estaba ella con esos tres guiris que ya bajaban.
Todo de buen rollo. Él les dijo a los guiris "soy su marido", en el mismo tono buenrollista, mientras les daba la mano amistosamente a los tres y los tres a mí por extensión.
Había uno de ellos que tenía cara de pensar "vale eres su marido, y el niñato este quien coño es? Vuestro hijo (de puta)? A la abuela no se la ha traido?".
Recuerdo también que yo obviamente me la quería follar. Tenía la ocurrencia, de vez en cuando, sin éxito, de decirle que podía ofrecerle a algún cliente la oferta de follar los tres. Iba a momentos y a calentones. Hubo un día sentados bebiendo con el otro que yo me estaba poniendo burrisimo viéndola en la acera. Se acercó un francés que la contrató, y fui para allá a decirle a ella "oye acuérdate acuérdate dile dile".
Mi oferta ya era follarmela yo también por el formidable precio de 0 euros, oferta disponible solo hoy.
Así, de vez en cuando, no compulsivamente, y en cierto modo tímidamente, me recuerdo pues eso, levantando la mano y diciendo que bueno, que así, unas pasadillas nada más, por encima, no estaría mal.
Él parecía nulo sexualmente. No parecía que se la follara constantemente ni que la deseara intensamente desde un punto de vista carnal. Yo tenía muchas más ganas que él de follarla.
No estoy siendo estrictamente ordenado cronológicamente, estoy escondido en el lavabo de mi curro escribiendo esto a trozos y ratos.
Escribo lo que más recuerdo porque hace mucho tiempo de eso pero recuerdo bastantes cosas.
Recuerdo que el primer día en la terraza del bar hubo un moro que a ella en la acera se le acercó un poco a tocar los cojones y fui como una flecha a por él a empujones y el tío se acojono. Teníais que verme. Era consciente de que aquello podía ser la prueba de la pandilla. Todo eso de ayudarles como guía estaba bien, pero para seguir con mi estudio antropológico de esta pareja de tortolitos sacar los huevos sobre la mesa era necesario.
Recuerdo que el moro salió por patas, ella me aplaudió y él hizo chocar su mano con la mía.
Eran buena gente en el fondo y razonables para el perfil de peña que era y de dónde venían.
Si puedo recordar o añadir más cosas que me vengan a la cabeza lo haré luego.
No me he currado bien la redacción porque lo estoy escribiendo muy de estar por casa todo.
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