Quentin Dupieux aka Mr. Oizo

WRONG COpS

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Y de nuevo Quentin Dupieux rompe toda expectativa que pusiésemos tener previa al visionado de Wrong Cops y todas aquellas que se fuesen creando conforme el film se desarrolla. Originalmente concebida para ser un corto –y condicionadas sus tramas paralelas muy posiblemente por ello- termina por convertirse en una película de humor en la que aprovecha para seguir definiendo las normas y la lógica del mundo distópico de ficción que viene creando desde Steak y ampliando con la enorme Wrong: ambas pertenecen al mismo plano y sus personajes cohabitan ese mundo (los chicos de Steak ahora son policías, si bien siguen siendo unos marginados, y al protagonista de Wrong se le hace vecino de uno de los agentes de la ley), por los que quedan sujetos a esa inversión de normas que ocasionan sucesos que trastocan sus vidas mientras el espectador experimenta una extrañeza similar ante cada evento. Ese es otro de los grandes logros de Quentin, el nunca poder predecir qué va a pasar a continuación, algo que siempre debería de celebrarse porque, además, no busca la sorpresa desde la incongruencia para con la lógica interna que ha de sostener el mundo que crea, sino que siempre se respeta esta y cada reacción resulta lógica ante la acción que la desencadena, por mucho que proceda y se desarrolle en una ficción donde la única lógica que sostiene todo parece ser precisamente la ausencia de ella, la anti-lógica.

Wrong Cops es divertida. Mucho. Hay sketches –una vez más- muy Flying Circus: el policía privado de la vista suplicando a quien le acaba de cegar con un spray anti violación que le enseñe las tetas, que quiere verlas; el otro agente que llena la bañera de agua para suicidarse sumergido en ella metiéndose un tiro; toda la escena de la reunión con el directivo de una discográfica (donde Dupieux aprovecha para alabar y vejar simultáneamente su jitazo Stunt mientras satiriza el funcionamiento de la industria musical a finales de los noventa); todos y cada uno de los fotogramas congelados, deliberadamente torpes y paródicos respecto al uso que se suele hacer de ellos en Hollywood, casi un reírse en la cara de Scorsese o el británico Guy Ritchie. Claro que hay mucho más por debajo. Existe una clara y evidente crítica a los brazos ejecutores de la Ley, aquí traficantes, asesinos, modelos porno amateur o sátiros salidos, si bien queda soterrado un poso comprensivo respecto a estas conductas que tiene de base el considerarle humanos: la cagan, pero también intentan enmendar sus errores o muestran anhelos e inquietudes exactamente iguales a las de cualquier ciudadano de a pie. Y quizá la cosa que más les humaniza y ya casi extinta en cualquier film desde hace años: la férrea voluntad de faltar a todo colectivo de forma gratuita, demostrando que prima su condición de humanos sobre la de policías. Años ha que no veía una película con tanta imprecación contra individuos de otras etnias y razas, niños, impedidos y homosexuales.

Lo más interesante reside en lo fácil que consigue sembrar dudas entre si los personajes son conscientes de estar en una ficción e introducir elementos meta. Respecto a lo primero es excepcional la escena donde Eric Wareheim (de El Show De Tim & Eric, programa en cierto sentido muy próximo al modo de entender el humor que tiene Dupieux) le dice a Marylin Manson que no está en una película, que eso de tomar nota en máquina de escribir sólo se ve en los films. Todo mientras uno de los personajes de Steak pone a punto justo detrás suya una Olivetti, quedando la duda de si hacen mindfuck a M. Manson, al espectador o a ambos. Y en cuanto a lo segundo, enorme esa escena donde la esposa y la hija de uno de los protagonistas están viendo Rubber y la alaban, consiguiendo así Quentin hacerse un guiño a sí mismo mientras señala que esa película no es partícipe de ese universo en el que tienen lugar Steak, Wrong y Wrong Cops, ya que es ficción dentro de su ficción. Y lo del neumático es un canteo, por mucho que viva del absurdo, o eso parece querer admitir.

También cabe la sátira al modelo estándar de película hollywoodiense. Mark Burnham, al poco de comenzar la película y sin diferir ésta demasiado de cualquier producción estadounidense, aprovecha para gritar que “esto es una puta mierda.” En realidad lo hace a una canción que le ha puesto M. Manson en su mp3, pero funciona a ambos niveles, el gritarle al personaje que encarna el músico y al espectador. En el final eso ya se desmadra: la arquetípica escena de funeral y discurso épico-emotivo se rompe en mil pedazos cuando llega Ray Wise y enarbola un discurso que manda al finado al infierno por haberse suicidado. No contento con ello, con esta ruptura, llega Dupieux y manda a Mark Burnham que le discuta a Ray lo ilógico de señalar al cielo cuando condena al protagonista del funeral al infierno, según sus códigos lógicos abajo y no arriba. Este es el perfecto resumen de lo que hace Quentin Dupieux.

Ahora solo falta esperar con impaciencia Réalité, de la que ya ha adelantado –a falta de terminar la postproducción- que “os apuñalará el cerebro.”





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La bajé anoche. ¿Hay subtítulos ya o la has visto a pelo como cuando comes ñocos?
 
vinchen rebuznó:
La bajé anoche. ¿Hay subtítulos ya o la has visto a pelo como cuando comes ñocos?

A pelo, titi. Salvo un notas de Alcantarilla con el acentazo murciano mazo cerrao se entiende muy bien.

A ver si te mola.
 
Vale vista. Cojonuda, cuando el arte y el LOL se dan la mano.



Que no os asuste la falta de subtítulos, yo siendo andalook la he entendido perfectamente.
 
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