Alguien dijo una vez que nunca reconocen a un profeta en su propio país. Y así ha sido con Capleton. Aunque el trabajo del veterano DJ le hizo ganarse el apodo de "The Prophet" hace mucho, el respeto y el honor que le pertocan han tardado mucho en llegar. En el mundo del dancehall reggae, que tan rápido se mueve, la fama y el éxito son difíciles de conseguir y fáciles de perder. Las tendencias cambian en un abrir y cerrar de ojos, acabando con la carrera de la mayoría de artistas en muy poco tiempo. Sólo unos cuantos aguantan año a año, manteniendo la atención de su público y dejándolo siempre con ganas de más. Sus letras son profundas, precisas y dan que pensar. Sus directos, dinámicos y explosivos. Pero su longevidad puede que sea el mayor don de Capleton.
Clifton George Bailey III, nacido el 13 de abril de 1967 en la parroquia rural de St. Mary, recibió su futuro sobrenombre de sus amigos, que le dieron el nombre del abogado más famoso del pueblo. Desde una tempranísima edad fue un gran seguidor de los sound systems móviles, colándose por la noche y quedándose hasta el amanecer. Pero no fue hasta que cumplió los 18 y se mudó a Kingston que se dio cuenta de cual sería su destino.
Fue Stewart Brown, propietario del sound African Star, de Toronto, quien le ofreció su primera oportunidad, llevándoselo a la ciudad canadiense junto a dos gigantes como Ninjaman y Flourgon. Cuando Capleton irrumpió en la escena a finales de los 80s, la temática slack y el gun talk estaban a la orden del día. Este prometedor artista anunció su llegada con una serie de hits, desde "Bumbo Red" a "Lotion Man". Todo lo que tocaba lo convertía en éxito, y el joven Capleton, con un amplio vocabulario y una voz hardcore, rápidamente se estableció como uno de los "hitmakers" más fiables del dancehall. Pero aún así no podía ni imaginarse que once años después llegaría a ser el número uno.
Cuando sacó el tema "Alms House" en 1992, Capleton se estableció como algo más que un simple artista: se convirtió en la luz guiadora de la rectitud a través de la música. Años después regresó con un antídoto a las rivalidades que habían acabado por tomar el negocio del dancehall. "La música es una misión, no una competición. Algunos la usan para causar confusión." El camino del Prophet quedó fijado en el 94 con una serie de temas que anunciaban su recién encontrada fe en Rastafari.
Poco después vino la canción "Tour", un incendiario informe sobre el estado del dancehall en las semanas que siguieron a los asesinatos de Panhead y Dirtsman, dos artistas y compañeros de Capleton. Esa canción no sólo se convirtió en el himno del renacimiento del roots en la escena, sino que un remix hip-hopero llegó a ser un éxito en Billboard, abriendo el mensaje de rectitud de Capleton a un público mucho más grande.
A eso le siguió una relación de colaboración con Def Jam records, que editó dos discos de Capleton, Prophecy y I-Testament, que incluían memorables combination tunes con raperos de la talla de Method Man y Q-Tip. Ambos discos fueron muy bien acogidos por el público internacional, pero con la llegada del nuevo milenio, Capleton sentía que era hora de volver a sus orígenes. Tenía trabajo que hacer.
Capleton está ahora en el punto álgido de su carrera. El 1999 y el 2000 han traído una cantidad enorme de éxitos en las listas dancehall y una incesante serie de favoritos de los sound systems, como "Good In Her Clothes" o el himno anti-violencia "Jah Jah City".
Muchas canciones y la mayoría de sus críticos hacen mención de su "blazing fire" marca de la casa. Capleton espera aclarar la confusión de una vez por todas. "No es un fuego físico. Es un fuego espiritual, un fuego en la palabras, y un fuego musical. El fuego es una forma de vida. Pero la gente se lo toma de una manera equivocada. La gente se confunde. Cuando dices "more fire" creen que quieres quemar el campo o una iglesia". "El fuego purifica la tierra, mires como lo mires. La propia tierra emergió del fuego físico, la actividad volcánica, hablamos de la lava. El agua limpia, pero es gracias a la ayuda del fuego que la hervimos, quemamos a las bacterias para que el agua pueda limpiarnos. La hierba cura, pero sigue siendo el fuego el que la quema para que la podamos usar".