AMOR Y PAJAS
-Cagando hostias te quiero aquí.
-No, paso tío, no las conozco. ¿Por qué coño me tienes que meter en este tipo de marrones?
-Joder yo que se, me dijeron “tráete a alguien” y pensé en ti. Coño soy tu amigo. A mi me hubiera gustado que hicieras lo mismo.
-Yo nunca quedaría con tías que no conozco.
-Tu no quedas ni con las que conoces, so mierda.
-Ya, paso.
-¿Pasas de mi?
-No, digo que paso de quedar con tías.
-Entonces, que. ¿te animas?
-Que hijo de puta eres, lo hago por ti. Porque puta la gracia que me hace ducharme.
-No lo hagas, sabes que el olor a hombre las pone.
-Que harto me tienes.
-A las diez donde siempre, puta.
Y no le engañaba, me tenia harto, como todos. Una vez mi padre me dijo “las mujeres vienen y van pero los amigos siempre quedan”. A lo largo de mi vida había adaptado la teoría de mi padre a “las mujeres son unas zorras y no te fíes de los que llamas amigos, acabarán jugándotela”
Este era uno de los casos por el que cada vez estaba más solo. Un amigo no puede ir por ahí jodiéndote y lanzándote un ultimátum cada sábado. Luís se las llevaba de calle, podía lidiar él solo con las 5 tías esas. El no me necesitaba, solo quería un testigo para su gran faena.
Sopesé las posibilidades de escaquearme de esta cita, creo que le había dado largas las ultimas 3 veces que me había propuesto salir. Dentro de mi, el lado egoísta pugnaba por una noche solitaria de cervezas y pajas, mi lado amistoso me decía que la próxima que Luís necesite un cómplice llamará a cualquiera menos a mi. Tal vez era el momento de cuidar a uno de los pocos amigos que me aguantaba, aunque fuera a la cita en calidad de testigo ocular.
-Joder Carlos, con retraso, como siempre.
-Lo siento, me tenía que afeitar los huevos y sabes que eso hay que hacerlo con cuidado.
-Tu puta madre. Anda vamos rápido que están ya en el bar.
-¿De que has conocido a estas?
-Dos del trabajo, estuvieron el pasado sábado conmigo y ahora se han traído a tres amigas que están también bastante buenas. JODER QUE NOCHE TIO.
Luis trabajaba los fines de semana promocionando Ron Cacique en las discotecas de pachangeo de Granada y la provincia. Era el típico chico de 25 años de cuerpo de gimnasio, moreno UVA, y pelo a la última. Antes no había sido así. De pequeño era gordito y todos lo puteabamos un poco por las gafas y por las pintas con que su madre lo vestía (y nos deleitaba) todas las mañanas.
Es lo que ocurre con estos chicos, una vida de complejos, de hostias en la nuca y puente palos por pardillo y el niño se mete en un gimnasio a los 18 años, se pone a dieta, empieza a gastarse su paga y lo que le roba a su padre del monedero en ropa a la ultima, cambia las gafas de culo de vaso por unas lentillas que dejen ver sus ojos azules y ale hop! Ya tenemos otro completo gilipollas.
Yo sin embargo había hecho el trayecto al revés, de pequeño siempre fui un niño muy resultón. Cuando era social acostumbraba a ir rodeado de niñas. Aun recuerdo en un cumpleaños de un amiga de clase. La chica había escrito una serie de normas para el cumpleaños. Había dibujado un planning de cómo y cuando se haría cada cosa en la fiesta; cuando se daban los regalos, cuando se traía la tarta, la piñata, etc. Todo ello en una cartulina enorme decorada con colorines y brillantina. Uno de los apartados era: “NO SE PUEDEN LEVANTAR FALDAS HASTA LAS 6” era gracioso por que yo era el único chico del cumpleaños. Apenas reparé en esa cláusula pues estaba absorto pensando en como las niñas podían ser tan tontas al gastar toda una tarde de sus vidas en hacer ese estúpido planning que nadie cumpliría. Yo en una tarde de asueto me dedicaba a quitarle los escudos de las marcas a los coches o perseguir gatos a pedradas. No podía comprender como las niñas eran tan estúpidas. Aun me pasa lo mismo.
Después de algunos cumpleaños parecidos y otros no tantos, me fui apartando un poco de la gente y así como mi forma de pensar fue cambiando a peor, mi físico fue mejorando. Actualmente mi cara es el único hilo que me conecta con lo que hay fuera. Por alguna broma cósmica mi cara incita a la confianza y la gente, sobe todo ellas, ven en mi una persona atenta, buena, aplicada, un futurible padre de sus hijos. Después cuando me van conociendo se dan cuenta de que soy un ser despreciable, pero cuando ocurre esto otras incautas entran en liza.
Los pocos amigos masculinos que me quedan creen conocerme y opinan que soy es un chulo y un desagradable, tampoco es que me haya sentido interesado en contar que es lo que discurre por mi mente. Que vivan en la ignorancia.
-Bueno os presento: Maria, Laura, Clara, Gema, Lola. Este es Carlos.
Joder no podían tener unos nombres más vulgares, no.
-Lo siento chicas, pero lo más seguro es que tenga que preguntaros vuestros nombres unas cuantas veces durante la velada.
-Que simpático es, ¿no luís?
-Y no nos habías dicho que fuera tan guapo, ¡que bien lo escondes!.
Ya salto la primera zorra, Lola. Esta claro que una mujer con el pelo tan negro y los ojos tan verdes solo puede ser una puta.
En aquel preciso momento le hice el gesto de la muerte a Luís. Lo captó enseguida, por que acto seguido me paso por debajo de la mesa el gramo de cocaína que muy sabiamente había pillado una hora antes.
Para eso están los amigos, para que se adelanten a tus deseos, que no haga falta pedir nada. Luis me conocía como si me hubiera parido y sabe, por otras encerronas anteriores, que yo no pensaba aguantar toda una noche oyendo hablar de ropa y música si no era harto de todas las sustancias ilegales que pudiera meterme en el cuerpo.
-Disculpad chicas tengo que ir al baño, llevo meándome desde que era chico. Luís pídeme dos cervezas. Dos, que el camarero es un hijo de puta con los huevos gordos y si espero a que me traigan la segunda me muero deshidratado.
Sonaba chemical brother, coño, eso bien se merecía una raya ¿no?.
De camino al baño ví que estaba en un punto de la barra donde no me veían mis amigas de esa noche. Le pegue una voz al camarero culón.
-Oye ponme un chupito de absenta. Cóbrate dos, y cuando salga del baño me tienes preparado el otro.
Me observo de arriba abajo con su mirada cansina, seguramente no pensó nada. Era un huevón, lento, torpe, feo. Lo más probable es que asimilara lo que le había dicho cuando yo hubiese terminado de mear. No me lo imaginaba en otro sitio trabajando que no fuera de camarero o Presidente de Gobierno.
Bendita cocaína, tu que quitas la maldad del mundo. Tu que haces este valle de lágrimas algo más llevadero. Introduce en mi tu veneno. Mátame lentamente. Destroza mi tabique nasal, acaba con mis neuronas. Hazme un ser imbécil, gilipollas como los que están hablando de sus mierdas ahí fuera. Quiero ser uno más, un estúpido ignorante. No quiero sentir ni padecer. Duérmeme la garganta. Haz que me cague encima. Si, hazlo, como los viejos que no aguantan sus esfínteres. Quiero ser un viejo senil y que una zorra sin estudios tenga que limpiar la mierda de mi culo. Quiero babearle en las tetas. Quiero engancharme, quiero destrozarme, quiero arruinar a mi familia, quiero robarle el bolso a una vieja, dejarla sin pensión, que le jodan por inútil.
Esnifé esa raya de un cuarto de gramo. Joder con la zarpa. Maldito Luís, pringado, si tu puta madre viera en lo que te has convertido. Tu eras un pringado en clase. Te ibas llorando todos los días por que te dábamos de hostias. Ahora cabronazo, pillas una mierda que hasta los colombianos quieren probar. En una de estas me matas.
Salí del baño con un nudo en la garganta, casi no podía tragar. Me recordaba cuando iba a casa con las notas del colegio sabiendo que mi padre me iba a dar la más grande.
Milagrosamente mi chupito de absenta estaba ahí, en la barra, muerto de risa, esperando a ser bebido. Aun creía en los camareros, este tío era un crack, me estaba empezando a caer bien el tipo.
Llegue a la mesa con la sonrisa de un niño que acaba de hacer una travesura. Todas me la devolvieron y el cabrón de Luís hizo lo mismo. Es curioso que cuando alguien te sonríe, menos en el caso de que acabe de matar a tu ser más querido, devolvemos la sonrisa. Los humanos somos patéticos. Quise notar que los únicos dos que sabíamos por que nos reíamos, éramos nosotros, Luís y yo. Drogarse crea una extraña complicidad.
Me bebí la cerveza lo más rápido que mi garganta me dejaba. Casi no podía tragar, vaya tela, sentí que todas miraban como mi nuez se quedaba bloqueada obstruyendo el paso del liquido. No, no me miraban, o si. Joder con el puto paranoico. Yo a lo mío.
-Bueno, ¿y vosotras que estudiáis?
Vaya mierda de pregunta, para que coño la habría hecho, si ya ni me acordaba de los nombres. Caer en los tópicos no es lo mío, pero por algún lado tendría que comenzar.
Después como era lógico, cada una cuando decía lo que estudiaba, nosotros dos preguntábamos por nombres de conocidos o amigos que pudieran seguir estudiando en sus facultades. Esa es otra de las estupideces del ser humano, buscar amigos o conocidos comunes. Yo creo que es un intento por crear lazos de confianza. Es algo como “ hey tía, tengo un amigo que conoce al dueño de tu gimnasio. Ya ves que soy un tío de fiar. ¿te la puedo meter por el culo?”
Fueron cayendo más preguntas de interrogatorio policial y sobre las contestaciones íbamos comentando anécdotas y estupideces. La cerveza iba corriendo, como estas niñas eran un poco anoréxicas prefirieron pasar a las copas. Por que con menor cantidad de rondas se podían emborrachar antes, con el consecuente ahorro en el consumo de calorías. A mi lo que me preocupaba era el No ahorro de mi bolsillo, pero eso jamás lo reconoceré en público.
Los tragos iban cayendo y nosotros íbamos haciendo expediciones al servicio. Me era divertido pensar como no nos habían dicho por que íbamos tanto al baño. Seguramente si se estaban dando cuenta, pero cuando miente una mujer o cuando oculta algo es muy difícil pillarla, nosotros para eso somos más estúpidos.
Durante un rato me lo estaba pasando bien. No hacia caso a la conversación, asentía a lo que me decían recostado sobre el banco de madera. Estaba alucinado con los ojos de Lola, eran preciosos, me encantan los ojos verdes, más que ningún otro color. Ella lo sabia y jugaba con ellos, a veces los perdía de vista, a veces me imaginaba una guarrada.
Me concentré exclusivamente en sus ojos, en un momento deje de oír sus voces, solo tenia ojos para sus ojos. Creo que me estaba emocionando: copas, cocaína, bellos ojos, no se quien tenia la culpa.
-Carlos dime, ¿como conociste a Luís?
La conversación iba por otros derroteros. Yo tenía a Lola enfrente mía, por lo que estábamos hablando solos como pasa en las reuniones de más de tres personas. Eso estaba bien.
-Bueno, es un amigo de toda la vida, supongo que simplemente estaba allí.
-¿Lo quieres?
-Nunca le daría mi ano, pero si, supongo que lo quiero.
-Yo creo que es muy importante querer a los amigos, al final es lo único que te queda.
-Hablas como mi padre.
-Me lo tomaré como un piropo ¿no?
-Yo no estaría tan seguro.
-JAJAJAJa me haces gracia Carlos.
-¿Solo eso?
-No se, ¿por qué lo dices?
-Bueno, creo que ya ha habido suficientes mujeres en el mundo que me han llamado gracioso.
-Por que lo eres.
-Aspiro a algo más.
-¿A que aspiras?
-A acostarme contigo.
Se hizo un silencio enorme. Vamos a ver, ¿la gente no estaba en otra conversación? Putas porteras. La mujer tiene desarrollado un sentido extra que les hace estar escuchando cuatro conversaciones al mismo tiempo y no perderse ni un detalle.
-Vaya con Carlitos, ¿cómo las lanzas no?
-Disculpadme, tengo que ir al baño.
Oí las risas detrás de mi, si un leproso les estuviera sacando los ojos con una uña larga seguro que no se reían tanto. Jodidas copas, me sueltan la lengua. No vuelvo a beber en mi vida, lo juro. Mañana se acabó, otra vez.
La velada en ese antro no dio para más. Pagamos la cuenta con dolor y nos fuimos a una discoteca de estas de música horrible que tanto les gustaba a las niñas. Hacíamos lo que ellas querían, parecía el jodido cumpleaños de las cinco tías. Por lo menos no había una estúpida regla que no me dejase levantar faldas.
Yo llevaba más de dos horas queriéndome ir a la discoteca y no era por la música, que vaya mierda. Era por que Luís y dos de ellas conocían a todo Dios, por lo que no tenia que pagar lo que bebía.
En el fondo era un gustazo estar en un sitio como aquel. La música estaba endiabladamente alta, eso hacía que la conversación se redujese a tres tonterías dichas a voces.
Me arrinconé en la barra, me hice fuerte en mi plaza y empecé a pedir copas como un loco. Esto pintaba bien.
No se cuanto tiempo había pasado desde que llegamos, sonaba Pryda-Aftermath, por una canción que me gustaba tuvo que llegar Luís a decirme que se iba con la tal Clara. Una rubia preciosa con cara de muñeca de porcelana, todo su cuerpo se adivinaba blanco, seguramente provocado por una anemia. Siempre tenía una sonrisa pegada a la cara. Era delicada de gestos y muy pausada, seguro la chupaba muy lentamente, eso me sacaba de quicio. No soporto las mamadas donde la mujer se recrea, quiero que me la chupen con ansías, que se ahoguen y les de arcadas. Pero a Luís, que por lo que me cuenta es un poco eyaculador precoz, le iría bien. Desde luego no era la más espabilada del grupo, ni tampoco para lo que iba a hacer esa noche tenía que conocer los postulados estoicos, o saber cual era la Capital de Gabón.
Así que allí me quede yo, con las cuatro becerras, abandonado como un perro en una carretera comarcal.
La verdad es que pasaba del asunto, apenas me hacían mucho caso. Saludaban a amigos, de vez en cuando se les acercaba un tío con la mirada sucia, algún borracho haciéndose el gracioso en un burdo intento por meter la polla en caliente y poco más. Desde luego si tuvieran dignidad tendrían que acabar hasta las narices cada vez que salen de marcha, pero son zorras y han nacido para ser odiadas y amadas a partes iguales. Ser una tía guapa debe ser un coñazo. Aunque pensándolo bien, ser fea tiene que ser peor.
La única que demostraba un mínimo interés hacia mi era Lola, que no se por que arte de brujería cada vez la encontraba más atractiva. Objetivamente y sin estar borracho de entre las cinco era la tercera a años luz de las dos ultimas, lo que no estaba nada mal.
-¿Sigues pensando lo que me dijiste en el bar?
-No me acuerdo, pero si te he insultado, que sepas que ahora no lo pienso.
Me hacia el tonto, por supuesto que me acordaba, pero quería que me lo dijese. Sabia que ella no quería decirlo, pero tenia que sufrir un poco. A mi no se me consigue tan fácilmente, o sí. Bueno, perseguía ponerla en una situación incomoda.
-Jooo! Si te acuerdas, me estas tomando el pelo.
-Dejémonos de tonterías, vente a mi casa, estoy de este club hasta la polla.
-No puedo dejar a mis amigas solas.
Ahora estaba jugando ella conmigo, me tenia agarrado por los huevos.
-Tus amigas saben cuidarse, mira como se lo pasan las jodidas.
-Jajajajaja venga les voy a decir que me voy, que estoy borracha y que tu me acompañas.
Se pasaron media hora dándose abrazos, besándose para calentar a los chicos de mirada sucia, diciéndose cosas al oído y riéndose como hienas. Pensé en pedirme otra copa.
Cuando conseguimos abandonar la pista de baile, después de despedirse de un millón de amigos y conocidos, me sentí importante. Tenia la sensación de ser el mantenido de una estrella del cine. Seguro que por detrás mía solo había miradas de envidia. Mi vida se estaba resumiendo a algo muy triste.
Al coger los abrigos me paré a observarla, con los dos tickets en la mano parecía un ángel, esa era la señal que me hacía parar de beber. Cuando paso de querer follarmelas a idolatrarlas y pensar que pueden ser la mujer de mi vida, se conecta la alarma anti-alcohol. Yo Estaba muy borracho, se le cayeron los tickets al suelo y por poco va ella detrás. Menos mal, íbamos los dos igual de pasados, por lo menos no haría el ridículo solo, no hay cosa peor que ir ciego con una persona que no lo está y piense que eres gilipollas. Bueno, si hay algo peor, que se muera tu madre.
-Joder Carlos eres un tío de puta madre, me caes genial. Te lo digo enserio.
-A mi también me caes muy bien, pero eso ya lo sabes.
-No, no me has dicho nada.
-Bueno, creo que lo habrás notado, solo tenía ojos para ti.
-Si, jajaja, la forma esa de mirarme en el bar hacia que me sintiese inquieta.
-¿Te diste cuenta?
-Carlos, soy una chica, nos damos cuenta de todo.
No volvería a subestimar a una mujer de esa manera, por lo menos en 24 horas.
Camino a casa hablamos de tonterías, supongo que ella estaría pensando en si yo tendría bidet para lavarse el coño antes de follar, que seguramente le olía después de toda la noche bailando como una loca. Si yo la tendría del tamaño que le gusta. Si soy precoz o si no voy a empalmar por la borrachera. O tal vez me equivoque y estaba pensando en si de esto íbamos a sacar una relación seria, que si yo solo la quería para una noche o que coño sé.
Lo que es seguro es que no estaba pensando en la mierda de conversación que estábamos teniendo. Eso se nota.
Al llegar a casa ya no había música, no había amigas, estábamos solos y yo creo que estábamos un poco incómodos, no nos habíamos besado aún.
Le enseñé la casa, seguía sin importarnos una mierda el color de las cortinas o el tamaño de la cocina, ambos pensábamos en como desplegar nuestras cartas sobre el tapete.
Fuimos a mi cuarto y ella se acostó con las piernas casi fuera de la cama, tocando el suelo con las botas, señal apenas perceptible que significa “Oye me he acostado por que estoy cansada, no me folles aun” solo cuando una mujer se quita las botas y se tumba con todo el cuerpo entero en la cama, está receptiva. Es una estúpida ley que me funciona.
-Oye, Voy un momento al baño, ponte cómoda.
-Ok.
Fui al baño, mee, me baje los pantalones y me lave la polla en el lavabo, estaba el agua fría, así despertaría. Después de lavármela bien con jabón de manos, la enjuagué a conciencia, por que si se la meto en la boca le puede saber amarga. Después me la sequé bien con la toalla, no quería que estuviera mojada. En el caso de que me la chupara y estuviera demasiado húmeda me moriría al pensar que ella creyese que he meado y no me la he escurrido bien. Joder, me estoy volviendo un paranoico, ella esta más borracha que yo, seguro que le meto el codo en la boca y se piensa que me la esta comiendo. Tengo que dejar de darle de vueltas a la cabeza, es solo un polvo.
Salí del baño.
-Ya estoy, perdona la tardanza. ¿Lola?
Estaba dormida como un tronco. Roncaba. Una mujer que se hace la dormida no ronca de esa manera. Era un insulto a su orgullo de mujer roncar así. Definitivamente estaba sopa.
Se había dormido con la ropa y las botas puestas, como lo hacen los grandes borrachos. Cada vez me caía mejor esa niña.
En un arrebato de atrevimiento, seguramente por el alcohol, procedí a desnudarla. Que se joda, si mañana se muere de la vergüenza, que se piense dos veces la próxima vez lo de beber tanto. Además odio el olor a tabaco en mi cama y su ropa apestaba.
Estaba completamente dormida por la borrachera, no se despertaría. En caso contrario sería gracioso explicarle que hacia yo quitándole la ropa. “no nena es por el olor a tabaco”
Al bajarle los pantalones le vi las piernas, que piernas más preciosas, morenas, esculpidas en un material noble. Era un bellezón. Una muñequita muerta en mi cama.
Necrofilia.
La dejé en tanga y le puse una camiseta mía encima del sujetador. Antes se lo baje un poquito para verle las tetas. Estaban decentes, tampoco nada del otro mundo.
Después de una tarea así me senté en la silla de mi escritorio y observe mi obra terminada, estaba orgulloso. Dormía como un angelito, le quedaba bien mi camiseta vieja. Tenia esos pequeños espasmos que tanto me gustan.
Siempre me pasa lo mismo, me duermo antes que mis parejas. Será el peso de mi conciencia que no me deja dormir. Ellas se envuelven en mi y caen en brazos de Morfeo. Yo me quedo pensando en mil cosas. Siempre tengo la mente llena de tribulaciones. Constantemente tengo la sensación de haber cometido un crimen.
De repente empiezan los espasmos, duermen agitadas. Supongo que en sueños están siendo otra vez folladas, muchas aprietan las piernas, fuerte. Me encanta.
Otra noche sin follar, me tenía que haber quedado en casa, matándome a pajas.
Bueno, allí estaba ella, semi-desnuda. ¿por qué no me hacía una?
Me baje los pantalones y empecé a tocarme. Tarde bastante por la borrachera, pero me corrí y casi llego a la cama. Limpie la zona, me reí por lo bajo por la maldad que había hecho y me fui a la ducha. No puedo con el olor a tabaco en mi cama.
A la mañana siguiente me levanté antes que ella, me fui al baño, hice un pis muy amarillo y me lavé los dientes. Por la mañana me huele fatal la boca y sabía que ella me pediría besos. No soy quien para negárselos. Cuando termine me metí otra vez en la cama. Me gusta que este caliente, fuera hacía frío.
-MMMMM ¿qué tal anoche?
-Buenos días Lola. Muy bien.
-¿si? ¿Te puedes creer que no me acuerdo de nada?
-Que raro, ayer eras muy consciente.
-Jajajajaj, ¿si?
-Te lo juro.
Me abraza, me besa, se enrosca en mí.
-Bueno, si tu lo dices, seguro que fue genial.
-Ya lo creo.
-Oye.
-Dime Lola.
-Usaríamos condón, ¿no?
-Claro, ¿por quien me tomas?
-Por un tío increíble.
De eso que te quepa la mayor duda.