Andy Kaufman
Novato de mierda
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- 5 Sep 2008
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Como cada año, y especialmente en verano, la Salmonella aparece en nuestras vidas de una forma un tanto especial.
Sorpresa!
Pero aunque sea un poco tímida, una vez que la encontramos, nos saluda amigablemente con sus adorables flajelos rosáceos, señal inequívoca de su bondad y buen hacer en las labores alimenticias.
Hola amigos!
Su hogar puede encontrarse en esas "exquisitas" ensaladillas rusas con mahonesa que nos proporcionan en el bar de la esquina, en la leche que (una vez abierta) dejáis fuera del frigorífico o, por qué no, en las carnes crudas que solemos comer los caníbales.
Mahonesa y huevos, un hogar perfecto
Y es que, a pesar de lo que digan médicos, científicos y todos esos falseadores de la realidad, la Salmonella es buena. ¡Buena y exquisita!
Sólo hay que probar un alimento con y sin ella. Joder compañeros, ¡hagan la prueba y vean! les invito a ello fehacientemente, no saldrán defraudados.
Tomás, esto por la pinta que tiene no puede ser bueno
Ella será la causante de la explosión de buen gusto en el paladar, de potenciar por millones de veces el sabor de la manduca, de que vuestras papilas se inflen en señal de agradecimiento, del regusto final a pseudo-pudredumbre y como no, del rebufo épico que proporcionan sus regüeldos.
Buenísimo oye
Por supuesto, la diarrea, el dolor abdominal y la fiebre que causa son efectos secundarios que únicamente hacen probar la valía del catador, ya que sólo los fieles pueden llegar a ella. Sin duda es la gran prueba de fe y no hay nada que temer.
La Salmonella es nuestra.
Sorpresa!
Pero aunque sea un poco tímida, una vez que la encontramos, nos saluda amigablemente con sus adorables flajelos rosáceos, señal inequívoca de su bondad y buen hacer en las labores alimenticias.
Hola amigos!
Su hogar puede encontrarse en esas "exquisitas" ensaladillas rusas con mahonesa que nos proporcionan en el bar de la esquina, en la leche que (una vez abierta) dejáis fuera del frigorífico o, por qué no, en las carnes crudas que solemos comer los caníbales.
Mahonesa y huevos, un hogar perfecto
Y es que, a pesar de lo que digan médicos, científicos y todos esos falseadores de la realidad, la Salmonella es buena. ¡Buena y exquisita!
Sólo hay que probar un alimento con y sin ella. Joder compañeros, ¡hagan la prueba y vean! les invito a ello fehacientemente, no saldrán defraudados.
Tomás, esto por la pinta que tiene no puede ser bueno
Ella será la causante de la explosión de buen gusto en el paladar, de potenciar por millones de veces el sabor de la manduca, de que vuestras papilas se inflen en señal de agradecimiento, del regusto final a pseudo-pudredumbre y como no, del rebufo épico que proporcionan sus regüeldos.
Buenísimo oye
Por supuesto, la diarrea, el dolor abdominal y la fiebre que causa son efectos secundarios que únicamente hacen probar la valía del catador, ya que sólo los fieles pueden llegar a ella. Sin duda es la gran prueba de fe y no hay nada que temer.
La Salmonella es nuestra.