Javi y Viruelo tienen en común la misma catadura moral y principios, con la diferencia de que Viruelo nos está jodiendo y arrastrando a todos por el lodo y Javi solo lo hace con sus acólitos.
Pero no va a dimitir, le gusta más el poder que a su suegro, el de las saunas de anoflojos, los rabos untados en caca de mil culos sidosos. Estrategia para ver con cuantos retromonguers y charos cuenta en las calles, de ahí que la movilización de autobuses y que los bocadillos de mortadela de popeye estén en plena efervescencia. Obviamente, los tullidos y subnormales diagnosticados también estarán allí, esperad que se vacien frenopáticos y sanatorios para nutrir esa masa militante en manifestaciones llenas de babas, con olor a amoníaco y popper en cantidades industriales. El circo del R78 en su plena apoteosis del esperpento y la vergüenza ajena.