Citrico rebuznó:
Es este el hilo oficial de forochat donde cada uno habla de lo que le sale de las pelotas?
Quizá.
Acabo de hablar con mi ex, me he pasado dos horas seguidas llorando y riendo mientras manteníamos una conversación que hace meses que nos debíamos. Ella ha conocido a alguien y me he dado cuenta de que yo no estaba tan preparado como creía para saberlo.
La conocí cuando ella tenía 19 años, era una niña encantadora, pero una niña, alguien con la que nunca habría pensado que podría pasar casi tres años de mi vida. Por decirlo de algún modo, cuando la conocí la recogí como se recoge a un pájaro que no puede volar: intenté darle todo lo que tenía dentro aunque en el fondo sabía que nunca podría funcionar y, pese a todo, funcionó. La he visto crecer en todos los sentidos, y le he dado tanto como ella me ha entregado a mí, aunque en la mayoría de ocasiones no fuésemos conscientes de hasta qué punto nos necesitábamos. Con el tiempo y la convivencia aparecieron las grietas, pequeñas pero afiladas, que al final fueron determinantes en la relación. Mi grieta particular era el sexo.
No voy a entrar en detalles, pero cuando dejé la relación lo hice pensando que no podría soportar una vida a su lado, rocé la infidelidad en un par de ocasiones y al final opté por abandonarlo todo. Lo pasé mal, sí, pero era la decisión más justa. Hace ya cuatro meses que lo dejamos, en este tiempo yo he conocido a dos mujeres y con la última los encuentros son especialmente sobrecogedores, no hace ascos a nada, disfruta como pocas y, sobre todo, es generosa a más no poder. Hace unos días os contaba un gatillazo que tuve con ella debido casi en su totalidad -al menos eso creía yo en su momento- al uso del condón y a otros factores secundarios.
El sexo es magnífico, sí, es algo incomparablemente bello y gratificante, pero para mí no deja de ser un medio de comunicación más. Después de hablar con mi niña -mi ex niña- la conclusión que hemos sacado es que ella no se sentía querida y yo no me sentía deseado, que no supimos encontrar el término medio en esa balanza. Yo ya no tengo 20 años, he aprendido algo de mis errores y, por encima de todo, me conozco mucho más que antaño. Me he pasado el verano borracho y no puedo decir que se me haya dado mal en ningún sentido, pero después de una semana evitando quedar con mi actual ligue (ayer me dijo que el tercer rechazo es el definitivo, como si me importará demasiado...) he tenido que esperar a esta mañana para saber por qué.
El sexo, sucio, brillante, resbaladizo, caliente, pegajoso, vibrante, sonoro, doloroso y mal hablado, afilado, blando y duro, violento, tierno y artificial, gratuito, rápido, maloliente, nauseabundo, húmedo y ansioso...Qué gran invento, pero qué inútil cuando el sexo es mudo, cuando el silencio se hace presente y lo cubre todo con un manto de culpa. Es curioso que me sienta así, es curioso que me extrañe por algo que ya sabía de antemano, supongo que hay quien nace para amar y hay quien nace para ser amado.
Mi verano se acaba, un verano que tenía pensado que debía serme útil de forma decisiva, un verano en el que debía tomar decisiones, un verano que llega a su fin y me encuentra más confundido que nunca.
Y por si fuera poco tú me borras de tu MSN.
Ah, felicidades para la cumpleañera.