Siempre es recomendable hacer contrato, y dejar negro sobre blanco que solo se abonará lo realmente ejecutado y que las partidas nuevas han de ser con un nuevo presupuesto también añadido y firmado.
Otro tema. Las obras tienen que garantizarse, y la manera que se puede hacer es hacer consignar una garantía, pongamos el 5% a devolver al año si no pasa nada.
Pongamos que tu obra era de 26.000€. Pues en cada factura o en la última, ese 5% a devolver al año si no surge nada. En tu caso eran 1.300 € con lo que al fulano seguro ya no le interesaría ir a juicio. Porque esa pasta ya no la levanta y tú pagas abogado y procurador. Y si no tragan con el tema, hay más empresas de reformas.
Tampoco es normal que si se pacta un precio de mano de obra con materiales, tengas que comprar tú las cosas, azulejo y tal. Si lo haces para ahorrarte dinero, pues mal porque cuando se da un presupuesto ya se cuenta con la ganancia en el material. Y si lo haces porque es insolvente, en el contrato se puede hacer que se disuelva en ese momento porque el contratista carece de solvencia para pagar a sus proveedores. Cuando es por insolvencia, en ese momento ya te han de saltar las alarmas, no solo te va a dejar colgado, sino que te va a meter en un follón. Total, si pierde ya ves como va.
Por eso, antes de empezar una obra, se piden papeles. Estado de deudas con SS, Hacienda Comunidad, AEAT, seguros de RC, autónomos. Si el pollo ya vuela bajo, es un riesgo. Si no pides eso por comodidad, o porque el ñapas ya ni tiene papeles, estas asumiendo justo lo que te ha pasado.
Dices una ñapa, qué le voy a pedir. Pues aunque sea una ñapa de 6.000€. Cuesta 5 minutos darle a un botón y que su gestoría lo envíe.