Una vez designado el módulo al que has de entrar, te conducen a él con las pertenencias que hayas traído junto a los artículos de limpieza, ropa de cama y a veces el mismo colchón que te dan en ingresos.
Ya estás dentro. Ya estás en el módulo, en la verdadera cárcel. Si entras en horario de patio, dejas tus bártulos en una esquina junto a la garita de los funcionarios. No te quedes ahí pasmado. Sal al patio a caminar, con ánimo, que los demás crean que ya has pisado patio con anterioridad. Tienes que hacerte respetar desde el principio. Sí te pertrechas alrededor de la cabina de los funcionarios, sabrán que eres un primerizo y te tratarán en consecuencia; no por ello ha de pasarte nada. O también pueden pensar que eres un violador y buscas refugio.