Una cosa es imaginar follarte a un gordo a cambio de dinerico y otra muy distinta notar todos los pliegues de este semoviente. Todo su olor a chopped, toda su lengua viscosa, su aliento fétido. Notar tu sequedad vaginal que hace que la pollita del mameluco parezca un zurullo pinchudo.
No sé qué me ha molestado más, si la actitud del violador o la de ella, porque no hay cosas más molesta que una tía quejosa, que te vaya a hacer una mamada y cada dos segundos se saque pelos de polla de la boca o peor, te intente quitar pelos del prepucio.
Hay un momento dado que dice "vamos, tengo una felicidad encima que..." A cualquier persona en su sano juicio ese comentario le haría destrempar, por puro amor propio, porque notas su asco, sus arcadas reprimidas, sus ganas de llorar. Estás dando asco a otra persona. Pues como quien oye llover. El orco peludo está tan acostumbrado al fango y al asco que lo único que piensa es en descargar a toda hostia vaya ser que el semen retenido le envenene por dentro.