Esa precisamente ha sido una de las costumbres más bonitas que se han perdido, fuente de conocimiento vecinal y hermanamiento entre semejantes.
En el pueblo de mi abuela existe desde tiempos remotos y ancestrales ,la fiesta de la "sandiada o semillada".
De la zona salen las mejores sandías y melones del país .
La fiesta consiste en que todos los vecinos comen juntos, en grandes banquetas y mesas, melones y sandías con pepitas y todo, muy importante esto último, desde pequeños los enseñaban a comer así.
Entonces el calor, la humedad y la oscuridad del cuerpo hacen que la semilla germine en las mejores condiciones. La fiesta de la sandiada dura una semana entera y la gente va a cagar, a veces junta, se crea muy buen ambiente, a un terrario dispuesto en la plaza del pueblo para que allí se oree el tema , dando lugar a los mejores plantones.
Entonces es (era, por desgracia) común ver a los vecinos escarbar en la mierda de otros, con el fin de llevarse las mejores y más vigorosas plantas. No hay que ofenderse si otros escarban en tus heces, se cree que es una costumbre de los tiempos de la inquisición en el pueblo, algo simbólico como dando a entender que uno no tiene nada que esconder. Otros dicen que es un vestigio de las diligencias que llevaban a cabo los curas, ya que los judios tendían a tragarse las alhajas y pepitas de oro para que no se las quitaran. Si encontraban premio en la tarta, a la hoguera que iban.
La fiesta cayó en deshuso y hasta prohibición con Franko, una más de las libertades que vino a llevarse para siempre el dictador, y hasta hoy, por eso hay que apollar estas iniciativas tan bonitas.