Iba a responder en el hilo que preguntaba las cualidades que tiene que tener un tío para conquistarnos , y lo iba a hacer instintivamente, como la gran mayoría lo ha hecho, con un listado más o menos redactado a la cuestión planteada. Pero me niego a desmerecer lo que ha conseguido enamorarme, con las formas, pues me parece impropio tratar de describir el amor, como si fuera la lista de la compra, la carta a los reyes magos o un análisis funcional de un producto.
Y al hilo de esto último, se me ha planteado de forma totalmente improvisada una teoría que muestra un estrecho paralelismo entre aspectos de la economía y del amor. Puede parecer una comparación desatinada, y no niego que pueda serla, pues yo misma no me reconozco como una persona que frivoliza con algo tan grande ,hermoso ,difícil de alcanzar y de mantener. Pero sí creo que aquello por lo que algunos han muerto, han matado o han vertido litros de tinta y de lagrimas, hoy en día está adulterado y materializado.
Algunas de las tesis que me llevan a pensar lo expuesto, son las siguientes :
Las relaciones personales, son una especie de mercado de oferta y demanda , en las que cada individuo es a su vez producto y consumidor.
Cada uno de nosotros, tiene unas necesidades que definen los requerimientos que exigimos que tenga nuestra pareja para satisfacer las mismas. El hilo que mencionaba al principio ,es un claro ejemplo de que tendemos a enumerar las características que demandamos al producto, que sería esa pareja potencial que queremos adquirir.
Hasta ahora, estaríamos hablando de un comportamiento innato del ser humano, el de satisfacer las necesidades.
Sin embargo, todavía se puede estrechar más los lazos de similitud entre estos conceptos que a priori, parecen tan dispares.
Atendiendo a la evolución histórica de los mismos, el mercado ha pasado de ser, un mercado en el que la demanda era superior a la oferta, a uno en el que el marketing es un instrumento absolutamente necesario para inducir al consumo. En las relaciones sentimentales, al igual que en el mercado, mientras que antaño parecía relativamente sencillo encontrar la horma de tu zapato y que ésta durara para siempre ( bien por conformismo o por inexistencia de mejores ofertas), hoy en día, nos hemos vuelto una especie de consumidores compulsivos de personas. Por supuesto que importa la calidad, la funcional y sobre todo la estética, pero si no se puede pagar esa calidad o no se puede optar a ella, lo siguiente a lo que se le da valor es al número. Por eso, muchos están obcecados en conformarse con lo primero que encuentran, consumir aunque no lo necesiten o no sea lo que buscan, coleccionar personas. Se ha llegado al capitalismo sexual y sentimental.
Por eso, creo que de nada sirve hacer listados absurdos, porque a la persona que te va a hacer perder la cabeza , no la vas a comprar, la vas a encontrar y entonces, será esa persona la que te dicte qué era lo que estabas buscando.
Y al hilo de esto último, se me ha planteado de forma totalmente improvisada una teoría que muestra un estrecho paralelismo entre aspectos de la economía y del amor. Puede parecer una comparación desatinada, y no niego que pueda serla, pues yo misma no me reconozco como una persona que frivoliza con algo tan grande ,hermoso ,difícil de alcanzar y de mantener. Pero sí creo que aquello por lo que algunos han muerto, han matado o han vertido litros de tinta y de lagrimas, hoy en día está adulterado y materializado.
Algunas de las tesis que me llevan a pensar lo expuesto, son las siguientes :
Las relaciones personales, son una especie de mercado de oferta y demanda , en las que cada individuo es a su vez producto y consumidor.
Cada uno de nosotros, tiene unas necesidades que definen los requerimientos que exigimos que tenga nuestra pareja para satisfacer las mismas. El hilo que mencionaba al principio ,es un claro ejemplo de que tendemos a enumerar las características que demandamos al producto, que sería esa pareja potencial que queremos adquirir.
Hasta ahora, estaríamos hablando de un comportamiento innato del ser humano, el de satisfacer las necesidades.
Sin embargo, todavía se puede estrechar más los lazos de similitud entre estos conceptos que a priori, parecen tan dispares.
Atendiendo a la evolución histórica de los mismos, el mercado ha pasado de ser, un mercado en el que la demanda era superior a la oferta, a uno en el que el marketing es un instrumento absolutamente necesario para inducir al consumo. En las relaciones sentimentales, al igual que en el mercado, mientras que antaño parecía relativamente sencillo encontrar la horma de tu zapato y que ésta durara para siempre ( bien por conformismo o por inexistencia de mejores ofertas), hoy en día, nos hemos vuelto una especie de consumidores compulsivos de personas. Por supuesto que importa la calidad, la funcional y sobre todo la estética, pero si no se puede pagar esa calidad o no se puede optar a ella, lo siguiente a lo que se le da valor es al número. Por eso, muchos están obcecados en conformarse con lo primero que encuentran, consumir aunque no lo necesiten o no sea lo que buscan, coleccionar personas. Se ha llegado al capitalismo sexual y sentimental.
Por eso, creo que de nada sirve hacer listados absurdos, porque a la persona que te va a hacer perder la cabeza , no la vas a comprar, la vas a encontrar y entonces, será esa persona la que te dicte qué era lo que estabas buscando.