El porno, las fotos de pibones hiper retocadas e hiper maquillas y la influencia de las redes sociales, en la que incluyo la enfermiza only-fans donde pajilleros sin vida propia viven sus sueños a golpe de tokens, está claro que están minando la moral y la auto-estima de una generación.
En nuestra época, antes de tener nuestras primeras relaciones sexuales (bueno, alguno por aquí todavía las está buscando), llegamos a catalogar como normales prácticas que no lo eran: escupitajos, hostias, anal, correrse en la cara... luego uno va desarrollando sus gustos y sus parafilias, pero es indudable que la influencia del porno hasta encontrar el equilibrio entre nuestra psique y lo putas que son ellas, ha causado estragos en nuestra forma de ser.
Pues no quiero ni imaginar ahora que hay páginas donde esas parafilias están catalogadas alfabéticamente y con miles de tendencias mezcladas entre sí.
La banalización del sexo está creando una generación descontenta con todo, buscando siempre aquello que se supone que han de tener y que en realidad no existe, es una ficción. Luego lo disfrazan de poliamor o de cualquier palabro nuevo que se saquen de la mangan los carceleros de esa falsa libertad que promulga la izquierda.