El_Tormento
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¿Y es que acaso no se puede gritar?
¿Es que acaso el compromiso prevalece ante la libertad?
Malditos hipócritas, su compromiso institucional es la hoguera donde se calcinan los sentimientos más básicos y necesarios.
No hay justicia, ni libertad, no hay igualdad mucho menos “Felicidad”
Y es que acaso no puedo tararear que:
Mogollón de gente vive tristemente
Y van a morir democráticamente
Y yo y yo
Y yo no quiero callarme
La moral prohíbe que nadie proteste
Ellos dicen mierda y nosotros amén
Sin que el Progre subnormal que abraza y le vota al amigo del dictador que me oprime comience a pensar que luchamos por la misma causa.
O peor aún sin que el falso liberal se aproveche para señalarme y juzgarme con la finalidad de opacarme o de moldearme a su gusto y necesidad.
El mudo va directamente a la mierda y es porque al igual que a la mierda a la que vamos somos mierda que vive. Somos mierda pretenciosa, ahogada en vanidades para refrescar su aroma y presumiendo de ser mejor mierda que la otra.
Y los rojos, los rojos son la mierda más putrefacta del estercolero, pero a su vez la más accesible, quizás sea por aquello de que al ser lo más asqueroso nadie les quiere y es más fácil entrar y estar con ellos. Pero vamos ¿Quién quiere estar allí? Solo aquellos que desean el mal, solo aquellos a los que el mal les ha dañado tanto que no tienen más opción. Pero la opción es la oportunidad y el bien parece dar pocas oportunidades.
Y es la falta de oportunidades lo que hace del bienestar un pesar, algo que pudiera tildarse de maligno. Y no, no lo digo ante la falta de oportunidades que me aqueja. Lo digo ante la capitalización de la oportunidad, de la verdadera, de esa que te lleva al verdadero bienestar, del disfraz de la misma y del odio de aquel que la posee para con aquel que la requiere. Así, así se ha tergiversado absolutamente todo y ahora la miseria va disfrazada de oportunidad y el bienestar se filtra a cuenta gotas para los ciudadanos, mientras que a fin de cuentas sean rojos, azules o naranjas; ellos terminan confeccionando una élite a la cual le brota la opulencia por el culo mientras que al culo del trabajador solo le tocan sangre y almorranas.
Y no, no soy Rocker, ni Punk, Ni tecno, ni nieto de los perdedores, pero mucho menos soy nada. Porque soy algo y ese algo tiene ganas de ultrajarte el esfínter para que dejes de jodernos y que el bienestar fluya y la gente pueda vivir en paz. Nos manipulan o por lo menos eso intentan, mientras otros juegan a creerse más inteligentes y los menos capaces a ser los más hermosos.
No hay razón, no hay verdad, solo agonía permanente con repentinos y breves destellos de lo que pretenden vendernos como libertad; a lo que solemos llamar felicidad para convencernos de que "no estamos tan mal".
Y aún sigo creyendo que “Si vamos unidos no seremos vencidos” pero es que los que usan esa canción para su promoción política, no quieren vernos unidos, solo tienen la intención de juntarnos de amontonarnos para así “usarnos” que al final de cuentas destruir la casta es igual a que un paleto que se las da de durito se haga de un chalet con piscina y manipule los medios para su beneplácito.
Y odiar la política es anarquía, pero la anarquía es paralexia de vida.
Y allí está el, odiado y temido eternamente por las ratas que no le entienden, por aquellos que no soportan el orden y la prosperidad. Allí está en sepia o blanco y negro en traje de gala. Allí está conquistando mi atención porque con todo lo que quieran o pretendan decir, tiene en su haber el hecho de hacer sucumbir a los rojos, a los comunistas a todos esos que no escatiman en nada a la hora de mentirnos, de robarnos, de quitarnos la libertad. Vaya paradoja la del comunista llamar dictador a quien frena a los que cercenan nuestra libertad.
¿Es que acaso el compromiso prevalece ante la libertad?
Malditos hipócritas, su compromiso institucional es la hoguera donde se calcinan los sentimientos más básicos y necesarios.
No hay justicia, ni libertad, no hay igualdad mucho menos “Felicidad”
Y es que acaso no puedo tararear que:
Mogollón de gente vive tristemente
Y van a morir democráticamente
Y yo y yo
Y yo no quiero callarme
La moral prohíbe que nadie proteste
Ellos dicen mierda y nosotros amén
Sin que el Progre subnormal que abraza y le vota al amigo del dictador que me oprime comience a pensar que luchamos por la misma causa.
O peor aún sin que el falso liberal se aproveche para señalarme y juzgarme con la finalidad de opacarme o de moldearme a su gusto y necesidad.
El mudo va directamente a la mierda y es porque al igual que a la mierda a la que vamos somos mierda que vive. Somos mierda pretenciosa, ahogada en vanidades para refrescar su aroma y presumiendo de ser mejor mierda que la otra.
Y los rojos, los rojos son la mierda más putrefacta del estercolero, pero a su vez la más accesible, quizás sea por aquello de que al ser lo más asqueroso nadie les quiere y es más fácil entrar y estar con ellos. Pero vamos ¿Quién quiere estar allí? Solo aquellos que desean el mal, solo aquellos a los que el mal les ha dañado tanto que no tienen más opción. Pero la opción es la oportunidad y el bien parece dar pocas oportunidades.
Y es la falta de oportunidades lo que hace del bienestar un pesar, algo que pudiera tildarse de maligno. Y no, no lo digo ante la falta de oportunidades que me aqueja. Lo digo ante la capitalización de la oportunidad, de la verdadera, de esa que te lleva al verdadero bienestar, del disfraz de la misma y del odio de aquel que la posee para con aquel que la requiere. Así, así se ha tergiversado absolutamente todo y ahora la miseria va disfrazada de oportunidad y el bienestar se filtra a cuenta gotas para los ciudadanos, mientras que a fin de cuentas sean rojos, azules o naranjas; ellos terminan confeccionando una élite a la cual le brota la opulencia por el culo mientras que al culo del trabajador solo le tocan sangre y almorranas.
Y no, no soy Rocker, ni Punk, Ni tecno, ni nieto de los perdedores, pero mucho menos soy nada. Porque soy algo y ese algo tiene ganas de ultrajarte el esfínter para que dejes de jodernos y que el bienestar fluya y la gente pueda vivir en paz. Nos manipulan o por lo menos eso intentan, mientras otros juegan a creerse más inteligentes y los menos capaces a ser los más hermosos.
No hay razón, no hay verdad, solo agonía permanente con repentinos y breves destellos de lo que pretenden vendernos como libertad; a lo que solemos llamar felicidad para convencernos de que "no estamos tan mal".
Y aún sigo creyendo que “Si vamos unidos no seremos vencidos” pero es que los que usan esa canción para su promoción política, no quieren vernos unidos, solo tienen la intención de juntarnos de amontonarnos para así “usarnos” que al final de cuentas destruir la casta es igual a que un paleto que se las da de durito se haga de un chalet con piscina y manipule los medios para su beneplácito.
Y odiar la política es anarquía, pero la anarquía es paralexia de vida.
Y allí está el, odiado y temido eternamente por las ratas que no le entienden, por aquellos que no soportan el orden y la prosperidad. Allí está en sepia o blanco y negro en traje de gala. Allí está conquistando mi atención porque con todo lo que quieran o pretendan decir, tiene en su haber el hecho de hacer sucumbir a los rojos, a los comunistas a todos esos que no escatiman en nada a la hora de mentirnos, de robarnos, de quitarnos la libertad. Vaya paradoja la del comunista llamar dictador a quien frena a los que cercenan nuestra libertad.
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