Main man
Limpia, fija e invita a putas a coca-colas
- Registro
- 4 Feb 2006
- Mensajes
- 9.117
- Reacciones
- 17
Esta es la frase que esta noche, anonadado y feliz, escuché cantar por doquier en la capital de Cataluña. Fui a ver El Partido a un mesón en la zona de Sagrada Familia. Tras las celebraciones por el triunfo, me despedí de los compañeros y compañeras, miembros y miembras, y cogí el coche camino a casa. El jolgorio era mucho mayor de lo que nunca me hubiera imaginado en Barcelona. Coches por todas partes con banderas españolas, claxons, canciones y alegría desbordada.
Por la calle Aragón, arteria principal sentido este-oeste, el tráfico se iba haciendo cada vez más denso a medida que nos acercábamos a plaza de España. Una luz se hizo en mi sesera. ¿Sería la plaza de España lugar de celebración? No, imposible. Si en Barcelona no hay españoles. Cómo va a haberlos tras más de 20 años de pujolismo y lo que llevamos de nazionalismo tripartito... Los cojones.
La plaza de España no estaba a rebosar de alegres gentes exultantes de triunfo ajeno pero con un leivmotiv común. ESTABA LITERALMENTE TOMADA. Tanto es así, que un trayecto en el que empleo a esas horas unos 7 minutos, me ha llevado hora y cuarto. Hora y cuarto en la que no he dejado de escuchar claxons, ver a gente torear turismos con banderas nacionales, peña enfervorecida sacando a relucir el instinto animal y festivo que hasta el más rígido catedrático lleva dentro y, presidiéndolo todo, un lema: "YO SOY ESPAÑOL". Y al llegar a la plaza, el pandemonium: cortada por sus cinco arterias y con su monumento central, con fuente, torre y gárgolas, escalado hasta la hoguera que preside la cúspide (unos 25 metros de escalada libre y me quedo corto) por banderillleros, bengalistas y gentes de mal vivir pero buen celebrar.
Puigcercós, Urkullu, Carod y Anxo Quintana: ya podéis comerme los huevos desde atrás, que la batalla está perdida. Mal que os pese, y aunque sea por el fútbol, 1500 años de Historia pesan como 1500 losas de plomo.
Por la calle Aragón, arteria principal sentido este-oeste, el tráfico se iba haciendo cada vez más denso a medida que nos acercábamos a plaza de España. Una luz se hizo en mi sesera. ¿Sería la plaza de España lugar de celebración? No, imposible. Si en Barcelona no hay españoles. Cómo va a haberlos tras más de 20 años de pujolismo y lo que llevamos de nazionalismo tripartito... Los cojones.
La plaza de España no estaba a rebosar de alegres gentes exultantes de triunfo ajeno pero con un leivmotiv común. ESTABA LITERALMENTE TOMADA. Tanto es así, que un trayecto en el que empleo a esas horas unos 7 minutos, me ha llevado hora y cuarto. Hora y cuarto en la que no he dejado de escuchar claxons, ver a gente torear turismos con banderas nacionales, peña enfervorecida sacando a relucir el instinto animal y festivo que hasta el más rígido catedrático lleva dentro y, presidiéndolo todo, un lema: "YO SOY ESPAÑOL". Y al llegar a la plaza, el pandemonium: cortada por sus cinco arterias y con su monumento central, con fuente, torre y gárgolas, escalado hasta la hoguera que preside la cúspide (unos 25 metros de escalada libre y me quedo corto) por banderillleros, bengalistas y gentes de mal vivir pero buen celebrar.
Puigcercós, Urkullu, Carod y Anxo Quintana: ya podéis comerme los huevos desde atrás, que la batalla está perdida. Mal que os pese, y aunque sea por el fútbol, 1500 años de Historia pesan como 1500 losas de plomo.