Edelweiss
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Un amigo imaginario me contó que una vez, estando en la sucursal bancaria donde curraba se quedó observando atónito cómo su compañera de oficina se descalzaba en su puesto de trabajo mientras atendia a unos clientes. Iba como siempre, con su traje muy femenino, falda 4 dedos por encima de las rodillas y unas bonitas medias de color negro. Muchas veces cruzaba los pies uno por detras del otro, quedando uno apoyado en el suelo y el otro en el aire, que era al que solia quitar el zapato. La veia justo de perfil y a pocos metros, y encima la tia estaba buena; menos de 30 añitos y cuerpo de skinny. Pues aquella vez por lo visto la falda era un poco mas corta de lo normal y dejó entrever el elastico de de un precioso encaje de esas medias tan fina y delicadas que llevaba. Ese muslo ahi, a pocos metros, y esas piernas moviendose lentamente como una serpiente al acecho. Y ese pie descalzo, sugerente, delicado, atrevido, dulce como una golosina, como si tuviera vida propia. Mi colega se fue al baño, se envolvio la punta del badajo con papel higienico y volvio a su puesto para alcanzar el orgasmo mas pleno y placentero que recuerdo. Que recuerda mi amigo, quiero decir.