Al otro lado de la calle

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Bismark

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2 Ago 2005
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Interesante lectura.

PAMPLONA. Echarri Aranaz tiene el dudoso honor de ser uno de los pueblos que más terroristas ha aportado a la banda, aunque sólo con andar por sus calles se comprende porqué ha sido así. A sólo 40 kilómetros de Pamplona, bien comunicado por autopista, parece como si sufriera un aislamiento de siglos, como si sus vecinos apenas se hubieran relacionado con el mundo exterior. El euskera es el idioma único en el pueblo, la cultura es abrumadoramente vasca y cuando se habla con ellos en castellano, al no utilizarlo, parecen tener serias dificultades para seguir la conversación.

El paisaje interior de la localidad estremece. En la puerta de la sacristía de la iglesia hay pintadas en las que se dice: «Cuidado, aquí se da alcohol a menores». A su lado alguien ha dibujado en las paredes una cruz invertida y, de paso, un «Gora ETA», entre otras lindezas que terminan de provocar la náusea. En el Ayuntamiento, gobernado por los herederos de los batasunos, cuelgan, a modo de homenaje, fotografías de varios etarras nativos, lo mismo que en la arboleda del paseo principal. En muchas fachadas hay dibujadas banderas de España tachadas y se escribe «Luis askatu»; es decir, se pide la libertad de uno de los asesinos de Fernando Buesa. También está dibujado el rostro del terrorista Bautista Barandalla con la leyenda «etxea» (a casa).

La ikastola es el centro educativo que cuenta con mayor afluencia de niños. Frente a ella está el frontón, cuyas paredes son un canto al odio, una apología del terrorismo permanente e impune, donde hay pintadas de dianas con las siglas PP y el nombre Sanz (por el presidente de la Comunidad) en el centro. Hay otra un poco más elaborada que simboliza la supuesta represión de los presos y la necesidad de derribar los barrotes de las cárceles para que los «gudaris» vuelvan a casa como héroes.

Una profesora accede a conversar con la condición de que no se publique su nombre, ni su cargo, ni dónde trabaja. Lo argumenta en que «los medios de comunicación son manipuladores, no son objetivos ni democráticos» y, por tanto, no se fía de que sus palabras sean recogidas fielmente. Utiliza frases cortas, sin desplegar un discurso demasiado elaborado, quizá porque en ocasiones le cuesta encontrar las palabras adecuadas en castellano. Asegura que aquí no hay problemas de convivencia, que no hay nadie marcado, y eso que, según asegura, «este pueblo ha sido machacado», en alusión a la actuación de las Fuerzas de Seguridad. «Hacen controles constantes, ponen demasiadas multas, eso nos provoca inseguridad, una presión añadida porque, insisto, aquí hemos sufrido mucho». Afirma no obstante estar ilusionada con el «alto el fuego permanente» porque por fin puede haber una salida democrática al «conflicto» y en esta línea considera que la opción más lógica al debate sobre el futuro de Navarra es que se consulte a la ciudadanía. Ella se siente de Euskalherria y, por tanto, su voto sería afirmativo, como sin duda el de la mayoría de sus vecinos.

En cuanto al modelo educativo, explica que la mayor parte de los padres elige una enseñanza en euskera, y «tienen además una asignatura de lengua y otra de inglés». «Lengua» es, claro está, castellano. Aunque el tono de la charla es correcto, hay un momento de cierta tensión cuando se le pregunta por las pintadas que incitan a la violencia e inundan todo el pueblo: «Yo no las he visto», dice con un punto de cinismo, que luego ella misma repara: «Supongo que son formas de canalizar sentimientos, si a una persona la machacan salen a la luz determinadas cosas...». Luego añade, y hace hincapié en ello, que no es partidaria de la violencia.

Un clima menos asfixiante

Alsasua está a pocos kilómetros de Echarri Aranaz y pertenece también a la comarca de La Sacana. Las calles están igualmente engalanadas con cartelería proetarra y en la Plaza de los Fueros un gran anagrama de la banda, pintada con pulcritud y paciencia, también habla de que se trata de otra localidad con un fuerte sentimiento abertzale. Sin embargo, en esta población el trato con los vecinos es más fluido y el clima social menos asfixiante. Hay pluralidad de opiniones y respeto a todas ellas por parte de la mayoría de los ciudadanos, aunque hasta el «alto el fuego», los actos de «kale borroka» eran moneda común los fines de semana.

Varias funcionarias del Ayuntamiento atienden a los vecinos con simpatía. El debate sobre Navarra lo siguen, aunque no de forma apasionada. Dos de ellas se declaran «navarristas» y una tercera apuesta por la anexión, lo que provoca bromas entre ellas. «Sí, es posible que esto del referéndum pueda aumentar la tensión social, ya veremos». Sobre el sentido del voto previsible en esta localidad piensan que los jóvenes serán más proclives al sí -«la mayoría van a la ikastola y eso hace mucho»-, pero a pesar de eso no está claro que gane esta postura: «Aquí hay mucha gente que se siente muy de Navarra y no quiere oír hablar de eso».

Los dos cabos de la Policía Local aportan, cada uno desde sus ideas, su visión de la situación. Uno de ellos es socialista y se ha llegado a presentar en esas listas, aunque aclara que para el Parlamento foral vota a UPN; el otro confiesa haber votado a EA y ha tenido familiares y amigos detenidos. El primero recuerda que los concejales de UPN y PSN llevan aún escolta, aunque cree que por lo general hay una buena convivencia en la localidad. «Hay cuadrillas con personas de todos los partidos y no surgen problemas», asegura. «En cuanto a sensibilidades, se puede decir que los bandos están al 50 por ciento, si bien el nacionalista crece por efecto de la educación que reciben los chicos». El segundo agente lo ratifica y aporta su particular visión: «Por el hecho de ser navarro está claro que soy vasco; ahora bien, otra cosa es que yo pertenezco a Euskadi. Sólo hay que leer a Julio Caro Baroja, ahora vilipendiado por los nacionalistas, para captar el matiz. Nosotros somos los que les hemos «basconizado». Cuando amigos del País Vasco empiezan a hablar de estas cosas les recuerdo que ellos lucharon junto con los castellanos para conquistarnos. Si alguien puede pedir la independencia es Navarra. Lo de ellos es un invento de última hora, pero así se enseña la historia ahora. Por supuesto, yo no soy independentista».

Un pueblo roto por la mitad

La realidad de Leiza es mucho peor. Esta localidad próxima a Guipúzcoa es el mejor ejemplo de un pueblo roto por la mitad ya para siempre por la acción de ETA. Unos defienden los valores de la Navarra foral; los otros, el independentismo vasco. El antes y el después lo marcó el asesinato, el 14 de julio de 2001, de José Javier Múgica, concejal de UPN, que había llegado al pueblo de vacaciones sólo 14 horas antes de que lo mataran. Estaba claro. La información había salido del pueblo. Al menos un individuo informó, ayudó y seguro que también disfrutó de la tragedia. Quizá no calibró que aún quedaban vecinos dispuestos a dar la cara, a mantener la dignidad ante la barbarie.

Miguel Ángel Zubitur no es concejal, aunque su hermano Silvestre sí lo es, de UPN. Ambos regentan una armería que jamás pisará la mitad del pueblo, la del otro lado de la calle. Miguel Ángel tiene la dignidad del valiente, el valor seco de la persona de bien. «Aquel día todo cambió», recuerda con una tristeza franca que pone la piel de gallina. «Ellos -los otros-, nos boicotean, pero da igual. Este pueblo está dividido por el miedo».

De pronto, Miguel Ángel sale de la armería y reflexiona: «Miren, es un pueblo solitario, no hay nadie en las calles...». Es cierto, son las seis de la tarde, el día es espléndido en esta zona privilegiada por la naturaleza y, sin embargo, en el ánimo sólo surge la melancolía de lo que podía ser y no es. «Aquí el «alto el fuego» no cambia nada. Sería bueno si fuera verdad pero nosotros ya no nos lo creemos». Reconoce y admira del lado contrario el valor de la disciplina y precisamente por ello no se explica cómo aún hay personas a las que les puede la pereza: «Si un día hay referéndum sobre Navarra habrá gente que diga que le da pereza ir a votar...». En cuanto al resultado, cree que aún ganaría el no a la anexión, pero sabe que las cosas pueden cambiar: «Se les ha dejado el control de la educación, y en las ikastolas se les inocula veneno». Ahí está el peligro.

Goizueta está a sólo 20 kilómetros de Leiza y, sin embargo, la realidad es distinta. Como en muchos otros pueblos, sus malas comunicaciones -para llegar hay que recorrer una peligrosa carretera repleta de curvas- han acabado en el aislamiento. «Su cultura es vasca, muchos ni siquiera saben el castellano», dicen vecinos de la zona. Hay un pensamiento único, «quizá no por maldad», pero es así. En 1980, en un bar el etarra Francisco Javier Lujambio Galdeado, asesinó a dos guardias civiles. La composición del Ayuntamiento es significativa: todos los concejales son de Goizueta Bizirrik, lista «blanca» de Batasuna. No hay otros votos. Aquí no existe el otro lado de la calle.

https://guardiasciviles.com/ver_noticias.asp?id=4486
 
Fijate tu que por no follarse a las vascas orcas de mordor se meten a terroristas.
 
No me creo eso de que no sepan hablar castellano.
hoy en dia es imposible que alguien en España no sepa hablar castellano o por lo menos entenderlo.
No tienen television? no leen la prensa?
 
Supongo que se refiere a que no querran hablarlo, no?.
 
Por lo que he leído, deben haber pueblos en las vascongadas en los que daría miedo vivir allí.

La combinación paleto pueblerino - "ideología" en muchos casos resulta fatal.
 
Pues yo creo que en Ávila, Ourense, Girona o Granada debe haber pueblos igual de aislados, sea por conservadurismo o vejez.

Si el artículo es un ataque al derecho de la gente a relacionarse con otras culturas o dejar de hacerlo me parece mal, no caso de ser un ataque al terrorismo.
 
SKINCCCP rebuznó:
No me creo eso de que no sepan hablar castellano.
hoy en dia es imposible que alguien en España no sepa hablar castellano o por lo menos entenderlo.
No tienen television? no leen la prensa?
Te sorprenderías de la cantidad de gente mayor gallega que no habla (ni entiende) el español.
 
Mark Renton rebuznó:
SKINCCCP rebuznó:
No me creo eso de que no sepan hablar castellano.
hoy en dia es imposible que alguien en España no sepa hablar castellano o por lo menos entenderlo.
No tienen television? no leen la prensa?
Te sorprenderías de la cantidad de gente mayor gallega que no habla (ni entiende) el español.

Eso lo he visto en algunas aldeas de Galicia. Pero supongo que la gente joven, o por lo menos de menos de 50 años sabran hablar o entenderan castellano. ¿no?
 
Bismark rebuznó:
Folladicto rebuznó:
En estos pueblos si que no se folla una mierda

Las vascas, no suelen destacar por su belleza, aunque habrá excepciones, claro.

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Buena excepción, por cierto.

El artículo tendrá su parte de verdad, pero huele a pegotazo mediatizado por los cuatro costados. Etxarri no es un pueblo aislado. A escasos 20 km de Pamplona tienes el valle de la Ultzama cuyo primer idioma es el euskera y cuya primera ideología es el independentismo (sin ser siempre sinónimo de apoyar a ETA). Muchos de los que critican a priori a estos municipios solo por lo que léen, deberían venir a pasar unas vacaciones y se les iban a quitar muchas chorradas de la cabeza.

Claro Bismark, que a ti si eres pikolo, ni un milagro de Lourdes hará que te miren con buenos ojos. Las cosas son como son...
 
SKINCCCP rebuznó:
malgusto rebuznó:
Supongo que se refiere a que no querran hablarlo, no?.

Es lo que he pensado yo.

han acabado en el aislamiento. «Su cultura es vasca, muchos ni siquiera saben el castellano»

Auto-aislamiento diria yo.

No saben. Incluso hay gente que sabiendolo, mezcla palabras en eukera y cuando les dices que hablen castellano te dicen: en que hablo HOSTIA??
 
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