Hoy, muchos de nosotros nos hemos levantado con pesar, con tristeza en el alma. Hoy se nos va Trump, NUESTRO presidente.
Trump ha sido un verso suelto en la corrupta y decrépita política bipartidista americana. Un millonario insobornable que ha tenido libertad para hacer y decir. Yo agradezco a Trump, más allá de sus numerosos defectos, que los tiene, como todos, que siempre haya dicho lo que piensa.
En circunstancias normales, las elecciones americanas no hubieran suspuesto mucha sorpresa ni hubieran tenido mayor trascendencia, más allá de la que tiene cualquier cita electoral de la primera potencia económica y militar del planeta Tierra.
Trump hubiese arrasado. Biden no hubiese significado nada como adversario político, y habría quedado olvidado la misma noche electoral.
Trump tenía al país en unos datos económicos de máximos, como hacia tiempo que no se recordaba. Y mantenía el país a salvo de crear más guerras y generar más muertes en conflictos externos, mientras plantaba cara a la mismísima China, dejándole claro desde el minuto uno que eso de seguir penetrando ANALmente a EE.UU. se había acabado.
Trump,
rara avis en la política americana, era vilipendiado públicamente con contundencia por esos demócratas vendidos a las mariconas, hipster y locas del coño de California y otros estados 'bolivarianos' y rechazado en la intimidad por los republicanos traidores y cobardes, por no ser "de los suyos" y salirse del redil preestablecido.
Llegó el virus chino (casualidad, ¿verdad?) y los demócratas aprovecharon, junto a su brazo armado, el contubernio de negros asalvajados y terroristas de ANTIFA para, junto a redes sociales, televisiones como CNN y periódicos, llevar a cabo una brutal campaña de acoso y derribo por tierra, mar y aire contra él, sumiendo al país en la barbarie del caos y la destrucción, para poder desgastarlo y generar una ola de rechazo contra su persona. Y de miedo a que pudiera salir elegido.
Pero pese a todos sus esfuerzos, llegaron las elecciones fraudulentas de noviembre, y se demsotró que la América de siempre, la de verdad, la auténtica, la América trabajadora, sigue viva, y que Trump no estaba solo, sino que detrás de él habia 75 millones de verdaderos compatriotas.
Biden será presidente, pero después de todo lo ocurrido en 2020, y en años pasados, será presidente de su parte de América. Hay otra América, la de verdad, de la que ni es, ni será ya nunca presidente. Y esa América existe.
A pesar de Twitter, de Facebook, de la CNN o del New York Times, a pesar de los negros empapados en crack y de los blancos hipster o mariconas, a pesar de las locas del coño y su femiNAZIsmo y de toda esa ralea de socialistas y comunistas camuflados como demócratas, la América de verdad, la de siempre, la auténtica, está más viva que nunca, y preparándose para dar, un día de estos, un paso al frente.
Un paso al frente, para el que ya no habrá vuelta atrás.
Buenas pollas.
Gracias, señor Trump.