Amor platónico

stavroguin 11

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14 Oct 2010
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El mes pasado me invitaron a la boda de un amor platónico.

Bueno, no empecemos exagerando...

En realidad sólo había visto con anterioridad a esa mujer tres o cuatro veces. Insuficiente para desarrollar sentimientos, pero de sobra para sacar unas cuantas conclusiones.

Y a lo que llegué es que, por primera vez en mi vida, me encontraba delante de una mujer que hubiese podido ser compatible conmigo al 100%. En mi casillero de exigencias más o menos utópicas, ninguna casilla se hubiese quedado en blanco.

Empecemos por el físico: morena de piel, alta, delgada, fibrosa, ojos negros, buen culo y buenas tetas, veinteañera próxima a la treintena, de rasgos dulces pero enérgicos.

En cuanto al carácter, ningún asomo de petulancia, porqueyolovalguismo, tontería, fatuidad y egoísmo. Educada y de buena familia (ahora hablaré de ellos), hablaba lo justo, con sentido común. Familiar y prudente, pero no gazmoña ni estrecha (supongo), con algún detalle algo gamberro que me encantaba.

Por parte de su familia no hubiese habido ningún problema: su padre es amigo mío, un ingeniero muy destacado en su campo, católico practicante pero no chupacirios (odia al Opus Dei), generoso, sociable y buena gente. Su madre, de familia de bastante abolengo pero para nada clasista o petulante (ese hilo me está quedando algo cargado de adjetivos). Su abuela es la típica señora gruñona con corazón de oro de toda la vida que al entrar en casa te recibe con café y pastas de todas clases.

Y ahora viene lo que más me jodió de todo: es viajera, aficionada a la navegación y buceadora. Además de lectora impenitente.

El novio no me cuadraba de todo: parecía un alfa un poco incompleto, como si en el proceso de fabricación hubiese habido un problema como aconteció con el protagonista de la novela de Huxley: guapo, pero no de todo, no muy alto, con pelo pero ya enseñando cartón, con una expresión ligeramente prepotente y algo vacuo, no sé... su madre parecía bajo los efectos de un potente tranquilizante y daba la sensación de ir a derrumbarse en cualquier momento.

Por supueso no trasladé a nadie estas conclusiones, dada mi amistad con la familia. Sólo un amigo (o ex- amigo, el novio de orco) me hizo en un par de ocasiones un par de comentarios ácidos y sardónicos acerca de lo lamentable de la inminencia de esa boda.

Cuando le tocó el turno de salida al exterior a mi mesa de bodorrio para hacer la preceptiva foto acompañando a los novios, con el fondo de un embravecido mar galaico, me miró con cierta curiosidad, pero no nos hablamos. Llegué a dudar de si me reconocía.

Más tarde, cuando ya estaba bastante borracho se sentó a mi lado, resplandeciente con su vestido de novia y acompañada de un fotógrafo del evento. Instintivamente, me separé de ella para no joder el encuadre, como hacen esos feos y siniestros habitantes bentónicos cuando la luz de la linterna los ilumina en mis inmersiones nocturnas



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Entonces me llamó por mi nombre, mirándome directamente a los ojos, y me explicó que la foto era conmigo. Un bonito momento, incluso para un viejo cínico como yo.

En el fatigoso discurrir de mi existencia, repleto de éxitos aislados y muchos fracasos en lides amoroso-sexuales, nunca he tenido una sensación de compatibilidad tan grande con respecto a alguien.

¿Os ha pasado alguna vez lo mismo?
 
No.

La sensación de compatibilidad con alguien siempre se me ha manifestado poco a poco y a posteriori, con el tiempo y con el conocimiento de la individua. Nunca he tenido la sensación de compatibilidad a priori o tras sólo un contacto superficial. He sentido complacencia en esos contactos, he sentido, por así decirlo, como una flecha señalando a la tipa en cuestión, pero en esta flecha ponía "investigar" o "conocer más", no ponía "compatible" de entrada. A veces sí que he tenido la ocasión de investigar esa a priori compatibilidad; a veces ha sido así, a veces no, a veces hemos sido compatibles y ha devenido en amistad y a veces ha sido otra cosa pero no a gran nivel. Y otras veces, he visto o tenido mayor compatibilidad con una que en un principio no me hizo despertar el sentido arácnido.

Pues eso, que no. Pero tu historia me ha gustado. ¿Qué regusto te deja, qué sabor de boca? Debe ser jodido, debe ser frustrante y sobre todo debe ser triste darse cuenta de esa compatibilidad en esos términos con una tía el día que se está casando con otro.
 
Sí. Y también fui a su boda.

Lo mío fue más grave, pues se trató de una de esas Hoportunidades perdidas, como ella misma se encargó de recordarme una vez: "Ay, pensar que tú yo no nos liamos por un pelo":face:

Y todo por ser demasiado joven y no saber que es mejor pedir perdón que permiso. Perdón que no hubiera tenido que pedir nunca, pues me lo puso a huevo y yo no me tiré a la piscina.

No hace mucho, 20 años después de estos acontecimientos, mi hermana mayor me soltó "¿Qué es de aquella chica tan mona? Con ella sí que te veía, sí.:cry:

Edito: Lo que apunta ILG es cierto. Pero es que en mi caso habíamos sido amigos de tiempo, yo creo que con cierto atractivo mutuo, y coincidimos como un año tras una ruptura. Ya estaba más que comprobada esa compatibilidad (mayor en muchos sentidos que con las parejas) y lo bien que nos lo pasábamos juntos. Fui idiota. En este caso no puedo echarle la culpa a ella. e debió hartar o tomarme por un tío sin sangre.

Y sí, Stavrogin, explica...¿Cómo la perdiste? O mejor dicho, ¿cómo no la conseguiste? ¿Le entraste y te rechazó? ¿No llegaste a intentarlo?
 
Yo tuve un amor platónico de chaval.

Cuando nos mudamos al piso nuevo, una promoción estatal para expandir la ciudad hacia el norte, cuadramos en el mismo edificio una buena muchachada que iba desde los ocho o nueve años hasta los doce que teníamos los más mayores.

Vamos, matrimonios jóvenes, de clase media en condiciones (profesionales liberales y funcionarios o trabajadores en empresas que valoraban a sus empleados, vaya), en un entorno racional -la planificación de la zona nueva de mi ciudad, de los años 60/70 es literalmente desastrosa-, y con equipamientos a estrenar y batallados por la vecindad a un cicatero ayuntamiento de progreso.

Digresión:

Mi relación con las matemáticas es profunda y rencorosamente distante, ni yo las aprecio ni ellas me respetan. Nos rehuímos constantemente desde 5º de EGB.

Bueno, el azar quiso que uno de mis vecinos fuese un extraordinario profesor de matemáticas conocido de mis padres, que muy amablemente se prestó a darme una clase de apoyo diaria for free para ver de encauzarme con las ecuaciones y demás. Ni que decir tiene que sus resultados resultaron estériles y he ido aprobando siempre tarde, mal y arrastro.

Tenía su mujer (adorable, excelente persona y seguro que suegra modelo), y dos hijas: una unos cinco o seis años menor que yo y otra un par de años más joven.

Cuando me las presentó a la primera la descarté de buenas a primeras; fijáos que hoy por hoy me :115 y trabajo cerca de ella 8-); pero a la mayor ya le eché el ojo desde el primer momento.

Me consta que ella también me lo echó, pero dada mi antipatía con el trato hacia las niñas, no dejé de verla como la hija de mi vecino a la que jamás cataría, pues yo era demasiado poco para ella :face: Siempre pensé que no podría gustarle a una tía.

Bien, empecé a ir diariamente a la casa de mi vecino y él mismo me dijo que no sólo podía ir a las clases, sino a jugar a la consola (una Master System II del copón), en la que las dos hermanas competían jugando a un juego de pruebas atléticas o algo por el estilo; éste:

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Master_System_II.jpg

Al poco tiempo empecé a caer por su casa cotidianamente y comenzó un juego de flirteo abierto donde ella llevaba la iniciativa, pues era una niña muy lanzada.

No se cortaba en tocarme, abrazarme, achucharme... yo siempre he sido -pese a mi educación totalmente liberal en lo respectivo al sexo/relaciones-, muy cohibido, y me resultaba ciertamente incómoda la actitud de ella en esos momentos. Su hermana estaba como una mariliendre, continuamente controlándonos y haciendo comentarios salidos de Sensación de Vivir.

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La cosa es que nos llevábamos genial, me encontraba supercómodo con ella en la calle y me encantaba que me tratase con tanto cariño mientras no hubiese un contacto físico demasiado evidente. Era como una especie de frontera que no me gustaba traspasar.

Nos elegíamos mutuamente para pertenecer al mismo equipo cuando se jugaba al brilé o al fútbol, nos poníamos de acuerdo para discutir cosas con la pandilla y quedábamos para jugar a juegos de mesa en el patio del edificio siempre intentando conformar una unidad.

En cierta forma éramos totalmente inseparables.

No puedo decir que hubiese amor como tal, pero la sensación que comenta Stavroguin me es súmamente familiar.

En alguna ocasión tiene venido a cenar con sus padres a mi casa y encerrarnos los dos con la mariliendre a disfrutar de nuestra compañía.

Quiero resaltar que jamás hubo besos ni cosas que pudiesen distorsionar nuestra relación de amistad. Yo sentía un profundo respeto y admiración por ella y ni me planteaba la posibilidad de tener un lío. Símplemente no era una opción. Ella sí que era más lanzada y me contaba si le gustaba fulanito o menganito, pero que el que más le gustaba era yo.

Formábamos un equipo. U equipo de verdad.

Cosas de la vida, fuimos distanciándonos y ella empezó a liarse con otras personas y, más allá de sentir celos ni cosas por el estilo, siempre me quedó la cuita de no saber si la profunda amistac que nos unía hubiese servido para poder empezar a salir. Quizá fue un tren que o supe coger.

Ahora, con el paso del tiempo, en ocasiones reflexiono si hubiésemos llegado a algo serio que mantuviese la honestidad de la relación.

Hoy día ella tiene su pareja y hace años que no la veo (la vi de refilón hace unos meses pero ni me atreví a acercarme a saludar; creo que me vendría abajo), pero tengo la intuición de que si volviésemos a coincidir por las cosas de la vida, tendría a una persona en la que confiaría con toda plenitud, lo cual, hoy en día, no es poco.

A mi manera, aún la quiero.
 
En el fatigoso discurrir de mi existencia, repleto de éxitos aislados y muchos fracasos en lides amoroso-sexuales, nunca he tenido una sensación de compatibilidad tan grande con respecto a alguien.

¿Os ha pasado alguna vez lo mismo?

Amores platónicos sí he tenido, alguno muy penoso, como suelen ser; pero esa sensación de compatibilidad a priori, nunca. Plantearse esa compatibilidad implica cierta madurez a la hora de ver más allá del enamoramiento y proyectar una vida común. Para entonces, ya eres igualmente maduro para ser consciente de todos los adornos que tu mente coloca sin base en el ser amado, o mejor dicho, deseado. La compatibilidad la siento cuando la compruebo, pero no la presiento. Sobre el dolor de haberla sentido y haberla perdido hablaremos otro día. Las 4:00, voy a hundirme en el pantano de la tristeza.
 
Francamente, ya teneís ganas de revolcaros en la mierda.
Será porque todavía me duele el tema, pero de la mía sólo hablo, divago más bien, borracho. Bien borracho. Como cuando bebes casi queriéndote ahogar.
Creo recordar haber posteado algo sobre esto del "pudo ser y no fue", a saber lo que escribí. Pura pose, seguramente. Pero leyendo esta historieta...
Mierda, a mí me va a costar olvidarme del tema.

Edito: Y lo peor de todo es que lo único que he sacado en claro a día de hoy es que no quiero hacer amigas. Y rehuyo cualquier contacto que, si no está ligeramente empapado de alcohol, me lleve otra vez a esos callejones sin salida.



Cannabis rebuznó:
Sí. Y también fui a su boda.

Lo mío fue más grave, pues se trató de una de esas Hoportunidades perdidas, como ella misma se encargó de recordarme una vez: "Ay, pensar que tú yo no nos liamos por un pelo":face:

Y todo por ser demasiado joven y no saber que es mejor pedir perdón que permiso. Perdón que no hubiera tenido que pedir nunca, pues me lo puso a huevo y yo no me tiré a la piscina.

No hace mucho, 20 años después de estos acontecimientos, mi hermana mayor me soltó "¿Qué es de aquella chica tan mona? Con ella sí que te veía, sí.:cry:

Edito: Lo que apunta ILG es cierto. Pero es que en mi caso habíamos sido amigos de tiempo, yo creo que con cierto atractivo mutuo, y coincidimos como un año tras una ruptura. Ya estaba más que comprobada esa compatibilidad (mayor en muchos sentidos que con las parejas) y lo bien que nos lo pasábamos juntos. Fui idiota. En este caso no puedo echarle la culpa a ella. e debió hartar o tomarme por un tío sin sangre.

Y sí, Stavrogin, explica...¿Cómo la perdiste? O mejor dicho, ¿cómo no la conseguiste? ¿Le entraste y te rechazó? ¿No llegaste a intentarlo?
 
Compatibilidad total, nunca. No he encontrado jamás una chica con la que fuese totalmente compatible. Hasta me disgusto a mí mismo en ocasiones, cuanto más con otra persona. Y cuando he sentido una especial afinidad por alguien siempre he esperado, con reserva y cautela, a que la experiencia me confirmase la intuición. A esta no le doy demasiado valor real, pues me falla casi tanto como acierta.
Sin embargo, amores platónicos claro que he tenido. Ya escribí en su día acerca del encoñamiento soberano que tuve con una amiga, con la que casi me lié (y no lo hice por gilipollas) y terminé asistiendo a su boda.
Es una sensación curiosa el saber poco de una persona y aún así sentir que encajarías perfectamente con ella, saber qué sensación tendría al dormir abrazado a ella, y cómo sería nuestra convivencia. También es curioso saber que todo eso es mentira (será mejor o peor, pero rara vez como lo sabemos).

Además, creo firmemente que no existen las amigas. La tensión sexual siempre termina por aparecer, que para eso somos hombres y mujeres, y en general las mujeres son ajenas a conceptos como la lealtad, el 'hoy por tí mañana me la pela', y el actuar desinteresadamente.
 
Soy muy enamoradizo, por ello no suelo hacer caso a esos sentimientos.Tengo la sensación de que me junte con quien me junte, acabaré cansandome de ella.
 
Suspiré por una compañera de clase desde los 10 hasta los 13 años, al acabar la EGB entramos en institutos distintos y le perdí la pista.


Claro que era un crío, pero nunca le dije nada de nada. Para ella era un niño raro, huraño, que escuchaba música rara (Depeche Mode, The Cure y New Order) en vez de los discos de Oliver y Benji; un niño que leía por gusto, compraba tebeos y sacaba buenas notas a pesar de que no se portaba siempre bien, a veces contestaba de mala manera a los profesores y demasiadas veces le pillaban distraído en clase o leyendo cómics.

Ella era reticulada, olía siempre bien. Yo tenía dos miradas: o perdida o demasiado incisiva.

Sí hamijos, era un protoforero, era un niño muy raro.


Hoy día sigue siendo muy guapa, pero aparte de un par de fotos de FB nadie sabe nada más de ella, no ha venido a las cenas de antiguos alumnos, no actualiza su perfil ni comenta el de los demás (pasará de esas chorradas, supongo). Lo último que me llegó es que le iba la carne y el pescado.


Aparte hace un año y pico conocí a la que pensé que era la chica perfecta para mí: le gustaba la buena música, el cine, leer a Salinger, burlarse de la gente de los realities, el porno... como siempre la fastidié.
 
Sr. Stavrogin, incluso las mentes forjadas con más solidez pueden dejarse llevar por arrebatos como el que describe.

No caiga en la trampa porque en modo alguno merece la pena. No le digo que ahora vaya a dejar de lado el buceo, la cirugía o la lectura por olisquear de cerca un potorro y sentir la tibieza de la manada, pues incluso en los momentos de mayor debilidad en la gente como usted se impone la cordura y eso difícilmente puede ocurrirle.

Sin embargo sí le aconsejo que cuando asalte su mente una futesa como la que describe haga algún ejercicio de autodefensa. Simplemente imagine por un instante alguna arbitrariedad, cualquier capricho estúpido, unos morros injustificados, ese polvo negado durante días porque sí, el arrebato hormonal impostado y explotado hasta lo indecente, una contestación fuera de tono, la tendencia irreprimible por caer en lo trivial y revolcarse en ello, el ejercicio de la maledicencia gratuita,... lo que quiera, cualquiera de esas cretineces con las que indefectiblemente tendría que lidiar y valore si le puede compensar ceder a los cantos de sirena.

Y lo que le aconsejo no es negación, como algunos afirmarán, es algo que denominaría objetividad anticipada.
 
Yo odio asistir a bodas.

Cuando tengo que ir, me entran sudores, temblores, se me pone cara de mala leche y al final prefiero irme pa mi casa. Creo que soy alérgico a estar entre tanta gente.
 
Cachondo Mental rebuznó:
Yo odio asistir a bodas.

Cuando tengo que ir, me entran sudores, temblores, se me pone cara de mala leche y al final prefiero irme pa mi casa. Creo que soy alérgico a estar entre tanta gente.


Se puede saber que aporta usted a la sociedad?
 
saca-al-tarado rebuznó:
Sr. Stavrogin, incluso las mentes forjadas con más solidez pueden dejarse llevar por arrebatos como el que describe.

No caiga en la trampa porque en modo alguno merece la pena. No le digo que ahora vaya a dejar de lado el buceo, la cirugía o la lectura por olisquear de cerca un potorro y sentir la tibieza de la manada, pues incluso en los momentos de mayor debilidad en la gente como usted se impone la cordura y eso difícilmente puede ocurrirle.

Sin embargo sí le aconsejo que cuando asalte su mente una futesa como la que describe haga algún ejercicio de autodefensa. Simplemente imagine por un instante alguna arbitrariedad, cualquier capricho estúpido, unos morros injustificados, ese polvo negado durante días porque sí, el arrebato hormonal impostado y explotado hasta lo indecente, una contestación fuera de tono, la tendencia irreprimible por caer en lo trivial y revolcarse en ello, el ejercicio de la maledicencia gratuita,... lo que quiera, cualquiera de esas cretineces con las que indefectiblemente tendría que lidiar y valore si le puede compensar ceder a los cantos de sirena.

Y lo que le aconsejo no es negación, como algunos afirmarán, es algo que denominaría objetividad anticipada.


Pues aún recuerdo un post suyo, magnífico, en el que relataba cómo en una ocasión usted sintió algo así. Iba en un coche descapotable por una carretera de montaña, y una mujer iba detrás de usted, serpenteando por esas carreteras de Dios. Y usted sintió esa conexión, algo que describió como "lo más parecido al amor que he sentido nunca". Hasta que en un cruce de caminos, ella se desvió. Usted la saludó por el retrovisor. Ella hizo lo propio. Me pareció una imagen bellísima, hermosa. Recuerdo que hice una reflexión melancólica al citarle, y que puse la bellísima banda sonora de Dos en la carretera para ilustrar mi post.

¿Se acuerda? Pues algo así es de lo que se trata. ¿No, caballero? ¿No es así, Stavroguin?
 
ilovegintonic rebuznó:
Pues aún recuerdo un post suyo, magnífico, en el que relataba cómo en una ocasión usted sintió algo así. Iba en un coche descapotable por una carretera de montaña, y una mujer iba detrás de usted, serpenteando por esas carreteras de Dios. Y usted sintió esa conexión, algo que describió como "lo más parecido al amor que he sentido nunca". Hasta que en un cruce de caminos, ella se desvió. Usted la saludó por el retrovisor. Ella hizo lo propio. Me pareció una imagen bellísima, hermosa. Recuerdo que hice una reflexión melancólica al citarle, y que puse la bellísima banda sonora de Dos en la carretera para ilustrar mi post.

¿Se acuerda? Pues algo así es de lo que se trata. ¿No, caballero? ¿No es así, Stavroguin?

Recuerdo el post y recuerdo su respuesta, que le agradecí. Todo ello debe de datar del año 2006 o 2007.

No cambio una coma de aquello pero quiero también recordarle que en ese mismo hilo o en otro similar de aquella época defendí el encanto de la fugacidad, de lo que acaba y además se es consciente de que terminará y cuanto más pronto ello ocurra mucho mejor.

Lo que pretendía en mi post anterior y por lo que respecta al Sr. Stavrogin era contribuir a ponerle en situación, ayudarle a ser consciente de que los momentos que se agotan en si mísmos, estallan como un artificio o a lo sumo dejan una leve estela son preferibles a agostarse y agotarse en la rutina. El Sr. Stavrogin no debe caer en poses melancólicas acerca de lo que pudo ser porque perdería mucho de sí mismo y de paso por aquí nos veríamos privados de esa sabiduría áspera que tanto merece ser valorada. Lo mejor de lo que relata es precisamente que no haya habido nada, que la conexión potencial a la que se refiere haya quedado en el limbo de lo nunca ocurrido, sólo ello la convierte en algo digno de ser degustado con placer por no estar contaminado de atisbo alguno de realidad.

No obstante le agradezco su apostilla, me siento honrado porque haya sacado a colación algo de hace tanto tiempo.
 
saca-al-tarado rebuznó:
Recuerdo el post y recuerdo su respuesta, que le agradecí. Todo ello debe de datar del año 2006 o 2007.
¿Puede ustec poner el link a ese añejo y magno texto? Ahora tengo curiosidad...
 
Duendec_verdec rebuznó:
¿Puede ustec poner el link a ese añejo y magno texto? Ahora tengo curiosidad...

No era para tanto. Como es breve me limito a insertarlo con permiso (quiero suponer) del moderador y del autor del hilo:

"Sólo una vez vislumbré algo que vagamente me suena a lo que contáis.

Un día soleado de otoño yo conducía un MG descapotable por una carretera de montaña y alcancé a su coche, también descapotable. La pasé. Luego ella se mantuvo a mi ritmo durante varios kilómetros. En una recta me pasó limpiamente, tomó una desviación y saludó con la mano, yo seguí por mi camino e hice lo propio y supongo que vería mi adiós por el retrovisor. No la seguí porque no me dio la gana, me quedo sólo con aquellos momentos.

En "Dos en la carretera", de Stanley Donen, hay un jugueteo similar. Yo no me parezco ni remotamente a Albert Finney."
 
Justo hoy estuve hablando con alguien de esa película :oops:

La historia de stavroguin me resulta preciosa y triste a la vez. Me da la sensación de que, como habéis dicho, no le ha dado tiempo a conocerla para cerciorarse de sí la compatibilidad que siente es real. Suena más a una mera idealización, a trivializar algo mucho más complejo.

Creo en lo que dice ILG en el post que ha recuperado en el que contestaba a saca-al-tarado, ésos son los momentos con los que nos quedamos, los que recordamos muy a nuestro pesar por no poder revivirlos. A mí aún me jode acordarme de ellos, supongo que me falta cambiar la forma que tengo de verlos: pasar de añorarlos a disfrutarlos.
 
Mª Antonia Iglesias rebuznó:
Creo en lo que dice ILG en el post que ha recuperado en el que contestaba a saca-al-tarado, ésos son los momentos con los que nos quedamos, los que recordamos muy a nuestro pesar por no poder revivirlos. A mí aún me jode acordarme de ellos, supongo que me falta cambiar la forma que tengo de verlos: pasar de añorarlos a disfrutarlos.

Sí, ya me imagino la colección de momentos que añoras: cuando se la chupaste en los baños de un garito, cuando le enseñaste las tetas por cam por primera vez, el dolor al sentir tu culo desgarrado, aquella vez que creías estar embarazada y no sabías si era de él o del otro, la tormenta de pasión arrebatadora que te provocaba que te calentaran el morro... en fin.

Anda, cuéntanos algo bonito como Stavroguin o Saca-al-tarado.
 
Mª Antonia Iglesias rebuznó:
...ésos son los momentos con los que nos quedamos, los que recordamos muy a nuestro pesar por no poder revivirlos. A mí aún me jode acordarme de ellos, supongo que me falta cambiar la forma que tengo de verlos: pasar de añorarlos a disfrutarlos.
Siempre se pueden volver a revivir esos momentos con otra persona. No los mismos exactamente, pero parecidos o mejores.
 
Las hembras alfa estamos reservadas y aspiramos a machos de una élite compuesta por apenas unas decenas de ejemplares.
 
Hembra alfa rebuznó:
Las hembras alfa estamos reservadas y aspiramos a machos de una élite compuesta por apenas unas decenas de ejemplares.
Los cuales deben estar ocupados. Siga buscando. O bien... siga esperando.
 
Hembra alfa rebuznó:
Las hembras alfa estamos reservadas y aspiramos a machos de una élite compuesta por apenas unas decenas de ejemplares.

... para, exactamente igual que las hembras que van del rango beta al omega, recibir pollazos, tragar lefas, ser enculadas, cagadas y demás delicatessen y al cabo de un tiempo - oportunamente reconvertidas en beta y sucesivas merced al justiciero paso del tiempo- ser sustituidas por nuevas hornadas de efímeras alfa.

Es la historia de cualquier putilla con los humos subidos, vaya aprendiéndosela.
 
El dueño del clonaco-troll que se lo guarde en el ojete, que ni tiene gracia ni creo que quiera que le salpique el ban al user principal.
 
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