Amor platónico

Lo único que he sacado en claro de este hilo es que nos vamos haciendo viejos...

Hembra alfa rebuznó:
Las hembras alfa estamos reservadas y aspiramos a machos de una élite compuesta por apenas unas decenas de ejemplares.

Oiga usted, señora Puta, la palabra "elite" no lleva tilde, preferentemente.
 
Más que amor platónico, amor a primera vista. La única vez que me ha ocurrido y que he sentido algo así.

Nos cruzamos casi sin darnos cuenta, y en el último momento levantamos la mirada y nos encontramos. Yo me quedé absolutamente petrificada, y él también, porque nos quedamos allí plantados, estorbando el paso de la gente, como si nos hubiéramos reencontrado después de mucho, mucho tiempo. Pero nunca en mi vida le había visto.

O tal vez sí, una vez en un sueño.

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Le sonreí, me habló, y el resto es historia. Y aun es raro el día que no piense en él.
 
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Recojo el guante, voto a bríos.



Yo tenía 8 años. Fui el alumno inmigrante en una tierra nueva y desconocida, así que agradecí que todos se volcasen en integrarme. Hubo bromas, por supuesto, pero sin maldad.

Ella era una niña rubita de ojos claros, de mi misma edad, unos meses mayor y bastante echada p'alante según recuerda mi madre. Recuerdo que la conocí cuando la profesora nos sentó juntos a principio de curso.

Me ayudaba con el idioma, nos fuimos haciendo amigos, nos veiamos muy a menudo después del colegio, jugabamos, haciamos los deberes juntos... seguía teniendo amistad con otros niños de clase, desde luego. Pero ella era especial. En clase nos dabamos la mano con naturalidad, eramos la parejita oficial de novios.

Conocía cada metro cuadrado de su casa humilde pero muy acogedora, la amabilidad de su madre, su enorme televisor a color (en nuestro piso de alquiler sólo teníamos uno cutre en blanco y negro), las partidas a la Atari, lo bien que le sentaba ese disfraz de zíngara con el que le gustaba jugar a seducirme...

Yo la quería. Con ese amor inocente e infantil que no sabe de calenturas, fricciones ni fluidos. Con ella tuve mi primer beso, en aquel parque donde jugabamos siempre, sobre un puente colgante para niños totalmente nevado.

En una excursión a un museo, durante el viaje de vuelta, a todo el mundo le dio por preguntarnos que cuando nos casabamos. Me brillaron los ojos. Ese mismo día, yo mismo les pregunté, ilusionado, a mis padres. A ellos les hizo gracia, e inteligentemente me respondieron que aún eramos muy niños para tomar esas decisiones.

Viví incluso un episodio de celos, cuando una vez que estabamos toda la clase, a otra niña le dio por jugar a que fuera mi novia. Yo le seguí el juego, como un simple teatro. Me llegó a preguntar muy seria y a solas "¿Pero tú me quieres?" Y yo le dije, que sí, pero que era un juego y yo estaba por la otra chica. Aún así, fue tarde... vi como ella nos miraba, con esa cara tan larga y unos ojos que despertaron mi culpabilidad.

Por suerte, ese sólo fue un hecho aislado, y nuestra relación siguió viento en popa.

Fue la mejor época de mi vida, en la que no recuerdo haber sido más feliz. Que ironía, lejos de mis raíces y en un lugar donde me sentía aceptado y querido por mis vecinos y compañeros. Hice muchísimos amigos.

Pero todo lo bueno termina. Llegó el fin de curso y había que volver a la piel de toro. Aquel último día de clase, recopilé todas las direcciones de mis compañeros en mi diario escolar, nos hicimos fotos... me daba pena terminar así. Lo peor de todo, es que ella no estaba. No pudo venir. Se había contagiado de paperas.

Pocos días después, a punto de montar en el coche para marcharme de aquel pueblecito que tantos recuerdos me dio, fui a verla a su casa para despedirme. Corrí hacia su calle, con el corazón latiendome fuerte. Llamé a la puerta de su casa, me abrió su madre... pero no entré. Mi madre me advirtió que yo no estaba vacunado y sería un grave problema si me pegase las paperas, justo en mitad del largo viaje.

Me tuve que conformar con decirle adios desde el umbral, apenas la vi asomarse un poco por la puerta de su habitación. Su melena rubia, el camisón puesto y agitando su mano, mirandome. Nos despedimos de una forma distante, fría, injusta, cruel. Me sentí tan extraño que no me dio tiempo ni a llorar. Di media vuelta y corrí hacia donde me esperaba mi familia, rumbo a casa.
 
ilovegintonic rebuznó:
Sí, ya me imagino la colección de momentos que añoras: cuando se la chupaste en los baños de un garito, cuando le enseñaste las tetas por cam por primera vez, el dolor al sentir tu culo desgarrado, aquella vez que creías estar embarazada y no sabías si era de él o del otro, la tormenta de pasión arrebatadora que te provocaba que te calentaran el morro... en fin.

:lol: :lol: :lol: Vale, vale...


ilovegintonic rebuznó:
Anda, cuéntanos algo bonito como Stavroguin o Saca-al-tarado.

Claro tío, deja que me meta en la treintena y vengo a contarte. Espero que puedas esperar.

Nah, ahora en serio, qué quieres que te diga, no me ha dado mucho tiempo a tener experiencias como las vuestras.
De hecho solo he tenido un amor platónico que recuerde como tal. Fue en la época del instituto. Era un chico mayor que yo, tres años más si mal no recuerdo. Por aquel entonces yo debería tener unos 12 años y la atracción me debió durar otros 2 o 3 años más.
Era rubio, de ojos color marrón claro. Alto, altísimo. También guapo. Jugaba al baloncesto en el equipo del colegio, al igual que lo hacía yo en una categoría inferior. Obviamente, que tuviéramos eso en común no hacía más que acentuar lo que yo pudiera sentir por él.
Recuerdo que siempre pasaba las tardes viéndole entrenar y esperando que cuando tocara mi turno él se fijara en mí.
La historia no tiene mucho más... supongo que me imaginaba saliendo con él, cómo sería entablar una conversación con él (creo que nunca cruzamos palabra :oops:), qué pasaría si decidiera fijarse en mí y cómo debería reaccionar ante ello.
El último recuerdo que tengo de él fue verlo en un parque cercano al colegio. Él hacía un año que había acabado el bachillerato y durante todo ese tiempo no nos cruzamos por el barrio ni una sola vez. Encontrármelo y recordar todo aquello me conmovió. Le vi jugando con una niña pequeñita en los columpios del parque, imagino que era alguna prima o sobrina suya pero no pude hacer otra cosa que sentir envidia de ella por recibir su atención. :oops:

A día de hoy me acuerdo y me descojono. Supongo que si lo viera me reiría y pensaría ay, pobre, si hubieses sido consciente de tu oportunidad... 8-) :lol:


jean rebuznó:
Siempre se pueden volver a revivir esos momentos con otra persona. No los mismos exactamente, pero parecidos o mejores.

Supongo que sí. Todos marcan y son recordados por ciertos detalles, un cariz que les hacía especial y que los clasifica entre tantos pero que no los exime ser mejorados. Great. :oops:
 
Esto del amor platónico es muy bonito.

De los 14 a los 18 años estuve enamorado de una chica, compañera de clase de siempre, con la que como manda el hilo no tuve absolutamente nada.

Con el tiempo me enteré que le daba a las dronjas y que era un poco puta la chavala.

De los 19 a los 23 estuve enamorado de otra compañera, esta era de la facultad.

Con el tiempo me enteré que el novio tiene unos cuernos que no caben por la puerta de la catedral. Se tragó la lefa de media facultad.

De los 24 a los 25 estuve enamorado de otra.

Esta era directamente gilipollas.


En fin, que diez años de mi vida tirados por la borda idealizando como un idiota a tres tipas que no son ni serán nadie en mi vida.

Mucho cuidaito con esto del amor platónico, queridos hamijos.
 
Una historia más de amores no correspondidos y fracasos por estos lares, es el tema eterno que nos ocupa en todos y cada uno de los hilos abiertos. Personalmente nunca he experimentado la sensación de haber perdido oportunidad alguna o de sentirme fracasado en las relaciones erótico-festivas, más que nada porque nunca me he propuesto ser un triunfador, tampoco lo sería aún proponiéndomelo, ni me han interesado las relaciones estables ni nada parecido.

Con los años me he convencido cada vez más que el aguantar a una zorra cualquiera, por buen partido que parezca a primera vista, es el gran error del hombre actual. El hecho de vivir en pareja, de encontrarse limitado en tus acciones y voluntad al poder de una fémina desviriliza e impide al hombre realizarse como tal en lo que a cuestiones sexuales respecta. No en vano es muy común que el casado acabe por follar muy poco o nada cuando su matrimonio acaba cayendo en la rutina, entonces se ve en la necesidad de ir a buscar travelos, y por tanto amariconarse. De ahí que para mantener la pureza de los valores viriles, aristocráticos y solares el hombre deba adoptar una postura de desdén ante la mujer, activa y de dominio sexual, y además tratarla como una perra en celo. De hecho al final de su relato cuenta que esa jamelga tan bien preparada, educada, culta y viajera acabó por casarse con una especie de yoni medio retrasado y aspirante a calzonazos.
 
Un bonito momento, incluso para un viejo cínico como yo.

En el fatigoso discurrir de mi existencia, repleto de éxitos aislados y muchos fracasos en lides amoroso-sexuales, nunca he tenido una sensación de compatibilidad tan grande con respecto a alguien.

¿Os ha pasado alguna vez lo mismo?

Ay, amigo. Supongo que al final, ni tú eres tan tú como pareces ni yo soy tan yo como quiero parecer. Ni yo soy el soñador que fui ni tú eres el hombre de corazón helado que dices ser. Ninguno somos verdaderos extremos, sino mezclas y contradicciones vivientes.

Sí, he tenido amores platónicos y los he visto marchitarse, y pudrirse, y ser enterrados bajo repulsivos amores pragmáticos. He sentido la punzada de la decepción al conocerlos y ver que la afinidad era imaginaria. Los he visto florecer de nuevo cuando vuelve la primavera y la sangre se prepara para las faldas cortas y las sonrisas furtivas, es decir, hacerse trampas en el solitario.

Algunas se ennoviaron y/o casaron con personas que no las merecían, o quizás sí, y otras se fueron. Las peores fueron las que se quedaron, las que me dio tiempo a conocer de verdad. Las que un día, esperando otra conversación interesante, sólo pudieron ofrecerme un "pronto tendré boda, uff, qué agobio con la ropa...", destruyendo la inocencia como quien pisa una rama. Oyes el crac pero no sabes que ha pasado. Algo se ha roto pero, al mirar el suelo, ves que todo está roto, que esa rama ahora es ya indistinguible del resto de mugre. La fantasía, el amor platónico, está tan roto como todo lo demás. La culpa no fue suya, supongo, pero alguien debía pagar por lo menos con mi indiferencia y rechazo. No es que fuese una crueldad que digamos, seguro que "engañó" a otro para que crea que es su alma gemela, y ese otro será tan bueno o mejor que yo. Perdernos el uno al otro fue bueno para los dos, aunque supongo que deja la historia un poco más fea de como a mí me hubiese gustado escribirla. Cosas que pasan.
 
ilovegintonic rebuznó:
Sí, ya me imagino la colección de momentos que añoras: cuando se la chupaste en los baños de un garito, cuando le enseñaste las tetas por cam por primera vez, el dolor al sentir tu culo desgarrado, aquella vez que creías estar embarazada y no sabías si era de él o del otro, la tormenta de pasión arrebatadora que te provocaba que te calentaran el morro... en fin.

Estás siendo, una vez más, innecesariamente grosero con una novia foril mía. ¿Qué sientes por mí?

ilovegintonic rebuznó:
Anda, cuéntanos algo bonito como Stavroguin o Saca-al-tarado.

Eso, cuéntales esa cosa tan rara, como pasaste la noche conmigo estando sola en tu cama. Como duermes en la orilla y yo en la cumbre de una rama. Cuéntales como te regalo mis nevadas flores y tú tu saliva de miel. Cuéntales lo que ocurre cuando nuestros cuerpos, como dos placas tectónicas a la deriva, se encuentran.

Mª Antonia Iglesias rebuznó:
De hecho solo he tenido un amor platónico que recuerde como tal. Fue en la época del instituto.

Le odio.

Puterildlabahía rebuznó:
Mucho cuidaito con esto del amor platónico, queridos hamijos.

El amor platónico se fundamenta principalmente en no soportar la idea de ser rechazado. Es tan paralizante que prefieres conservar la fantasía a afrontar una realidad incierta. Todavía es peor si se consigue mendigar conversaciones o cierta amistad. Me pasé todo el COU enamoradísimo en secretísimo de una compañera de clase. Nunca hubo cojones a tirarle los tejos, y alguna oportunidad me pareció entrever que tuve (quizá parte de mi fantasía). Me persigue este fantasma de tal forma que desde entonces no perdono si intuyo el más mínimo gesto de aprobación hacia mi persona. Creo que mi vida hubiera sido completamente distinta si me hubiera besado.
 
ilovegintonic rebuznó:
¿Qué fue de ella, FatalDeLoMio?

El pasado siempre se idealiza, y el futuro acabó decepcionando. Como suele pasar.

Voy con otro ladrillo.



Al año siguiente, mi padre siguió trabajando y nosotros nos quedamos en España. No fue fácil vernos sólo en épocas señaladas. En navidades vino él y en semana santa nosotros viajamos hasta allí. Me reencontré con mis viejos compañeros pero me daba vergüenza. Volver a España me sentó fatal y tuve un recibimiento de mierda que me marcó bastante. Por suerte, volví a soltarme.

Ella ya no vivía allí. Se mudó con su madre a la capital (apenas a 20 kms) y no tenía forma de contactarla. Tan cerca pero tan lejos...

Durante un tiempo, perdimos el contacto por correo postal (el de sello y sobre, que no había otra cosa). Aunque al cambiarme de casa, tuve suerte de que los antiguos dueños todavía guardasen una carta de ella con su nueva dirección, que debí perder. Recuperamos ese lapso de tiempo que el destino nos quitó. Otra vez.

Durante nuestra adolescencia tuvimos una intensa correspondencia, valga la rima. En aquella época oscura, ella fue mi amiga, mi confidente, la que siempre me daba ánimos para luchar, la protagonista de tantos sueños en los que deseaba volver a verla. La seguía amando, ¿para qué iba a engañarme a mi mismo?

Una vez me llamó por teléfono a casa (me había pedido el número previamente). Era sábado por la mañana y el corazón me dio un vuelco. Ya casi se me había olvidado su idioma. Apenas fueron cinco minutos, que me parecieron una semana.

Seguimos carteandonos varios años, incluso una vez me envió un paquete con varios comics, afición que también compartíamos.

Hasta que ocurrió el milagro. Por fin, a punto de cumplir los veinte años, fuimos toda la familia a aquel pueblo, por un tema de trabajo de mi padre. Quería ver a mis antiguos amigos, a la que fue mi profesora... pero sobre todo, a ella. No me importaba lo pesado que fuese el viaje.

Llegamos, y aquellos lugares se conservaban cambiados algunos y otros como si no hubiera pasado el tiempo. Pude reencontrarme con algunos amigos, cosa que me ilusionó mucho.

La llamé por teléfono. Ella lo sabía, y aún así estaba tan ilusionada como yo. Tratamos de quedar en uno de los sitios más turísticos de la capital, pero no nos encontramos. No había moviles. FAIL.

Lo intentamos por segunda vez, otro día, en otro sitio distinto. Yo estuve con mis padres aquella mañana y recuerdo a mi padre decirme "Deja el pabellón bien alto". Tan brutico como siempre...

Y fui. Le había traido unos comics que allí no se editaban (pero en castellano, claro), como respuesta a ese detalle que tuvo conmigo. Llegué con tiempo. Esperé un poco. Y la vi.

Iba acompañada de su madre, la cual estaba bastante demacrada. El tiempo la había tratado bastante mal. También había un mozo alto, apuesto y de cabello rizado, que no sabía muy bien qué pintaba allí.

En cuanto a ella... aquí se me rompió un mito. Había engordado, tenía algo de ojeras y se había aficionado a fumar. La besé y abracé ilusionado igualmente, porque lo demás daba igual. Volvíamos a estar juntos de nuevo.

Fuimos a tomar algo, y cuando el chico se fue a por tabaco, le pregunté: "Y quien es este chico?"


- Es mi novio.


Algo se me quebró muy dentro. Externamente, todo parecía normal a ojos de ambas, mi expresión era afable y tranquila. Supuse que no era cuestión de montar una escenita, joder. Estas cosas pasan, las chicas siempre tienen más opciones que nosotros. Aguanta, muchacho.

Seguimos charlando, dejé mi espina clavada a un lado y pensé que al menos tenía unos minutos con ella antes de que se volviera a marchar. Recordamos viejos tiempos. Cuando nos quedamos un poco solos, le dije (tratando de quitarle hierro al asunto):

- Oye, ¿no crees que siempre hemos tenido suficiente confianza? ¿Por qué no me dijiste que tenías novio?

No recuerdo qué contestó. Lo dejé pasar. No rompas el momento.


Me despedí de ellos y esperé a mis padres en aquel lugar lleno de gente, con una sensación extraña en mi cabeza y mi corazón.

Seguimos manteniendo correspondencia. Yo fui de los primeros que tuvo Internet, pero creo que ella aún no. Con no tanta frecuencia, eso sí.

Y un día, dejé de escribir. A ella. A todos. Me entraba pereza, desidia, no se. Era mi turno de responder y no encontraba el momento (cada vez tendría más cosas que contar)... y total, ¿para qué? Mi vida estaba aquí, y aunque fuese una puta mierda... ¿cuando iba a poder volver? ¿a qué? ¿a aguantar las velas?

Ahí se acabó nuestra historia. Les perdí el rastro. Pensé que a lo mejor por Facebook podría encontrarles... No. Siento vergüenza. Fui yo quien les di la espalda. Ellos se habrán casado, tenido hijos, y quiero pensar que seguramente serán felices. Nada que ver conmigo, que salgo todos los días a sobrevivir, sujetando el cuchillo entre los dientes. A un futuro que no se sabe a donde va.



Conservo todas las cartas de ella, así como aquellas fotos suyas con las que las coloreaba. No se en qué rincón, pero allí estarán. Hace siglos que no las leo, y se que me arrancarán ríos de lágrimas. No sólo por ella, que también. Nunca olvidaré esos momentos en los que me sentí querido, en otro país que me trató mejor que el mío propio.
 
Cuando he visto el número de respuestas del hilo me he temido lo peor y he acertado: un par de zorras posteando intrascendencias y los de siempre quoteándolas con más paridas. Por suerte ha habido también respuestas muy interesantes. Como me iba a salir un multiquote quilométrico, responderé de manera general intentando contestar a todo el mundo.

Quizás el título del hilo no refleja el contenido de la historia. Nunca llegué a fantasear con esta chica, entre otras cosas porque nuestro trato fue episódico, porque su padre es amigo mío y también por la diferencia de edad. En un momento de la boda, al verme reflejado en un espejo, me pregunté que cuadro haría en el altar al lado de la chica y casi me dio un ataque de risa al divisar mi facies canosa, desencantada y con arrugas de cuarentón asomando entre las solapas del traje. De no ser por la ley antitabaco, un puro en la comisura de los labios hubiese completado tan lamentable estampa. Nunca intenté nada con ella porque nunca llegué a pensarlo seriamente, y por ello no fue una experiencia desagradable ver como se casaba. Sólo algo singular y ligeramente melancólico.

ILG acierta al compararlo con el perfume de lo inacabado que tiene la historia de saca-al-tarado. Y este último acierta (como casi siempre) al considerar que estas historias siempre prometen más de lo que dan en realidad si se cumplen. Si me hubiese hecho ilusiones de compartir viajes y buceos con ella, probablemente pronto me hubiese encontrado con sedentarismo, ansias de maternidad y gilipolleces varias. La única diferencia es que los principios de tan insigne forero son monolíticos, y los míos son parecidos, pero con fisuras ocasionales. Pero, desde luego, un MG en una carretera de montaña tiene mucha más clase que un bodorrio.

Me han gustado todas las historias que habéis posteado. Tuve una parecida a la de Cannabis cuando una estudiante de enfermería que me traía loco me confesó años después que la atracción era mutua. Por suerte, en el momento de la revelación ya tenía celulitis y cartucheras, y ello minimizó el impacto. La de Fatal de lo Mío me ha parecido triste, casi irresistiblemente triste. Pero sin duda los más sensatos son los que no se dejan engañar por las primeras impresiones.

Y Puteril tiene razón: no se pueden perder años con la entelequia de la idealización de otra persona. Hay que ser práctico y no vivir de quimeras. Como decía Lennon: " La vida es lo que pasa mientras haces otros planes"

PD: el del tag " Fraga relamiéndose" tiene una cerveza pagada, jajajaj
 
stavroguin 11 rebuznó:
blao, blao jajajaj

Por Dios, y la de Fataldelomio?

Casi lloro con la puta historia. Me retrotrae a un tema triste de OBK sin relación alguna...

Edito por retraso, que has comentado la historia, y tb te parecía triste. Me iré a cagar a otra parte. Saludos.
 
FatalDeLoMio rebuznó:
Algo se me quebró muy dentro. Externamente, todo parecía normal a ojos de ambas, mi expresión era afable y tranquila. Supuse que no era cuestión de montar una escenita, joder. Estas cosas pasan, las chicas siempre tienen más opciones que nosotros. Aguanta, muchacho.

¡Ah! Esa sensación, que grande...algo se rompe ahí dentro, la caliente hiel se derrama por nuestras entrañas.....que maravilla, la ilusión violada brutalmente, por una realidad que la desgarra sin piedad de una certera embestida....me trae grandes recuerdos su relato Sr.Fatal. Acostumbrarse a que todo salga mal, da la oportunidad de poder llegar a controlar las emociones que el siempre cruel destino nos tiene en reserva. El mindfulness en toda regla...percibir el dolor en todo su esplendor sin mancharlo con el juicio del que sufre, dejar fluir la mierda que se desliza con suavidad....mantener la mano en el fuego mientras contemplas como se consume. Quien tiene el control, siempre saldrá victorioso.

Y digo yo, hamijos......¿que pasa cuando ese amor platónico inesperadamente se abre de patas y nos pide que le rompamos el culo indecorosamente?
¿Quien podría percutir sin pudor la carne que estaba llamada a ser eternamente anhelada?
Cuantas pollas flácidas no se habrán arrastrado abandonando el lecho que tanto habíamos soñado?
CANTAD MARICONES!
 
FatalDeLoMio rebuznó:
Voy con otro ladrillo.

Gran historia, lo tiene todo: un país extranjero, distancia, correspondencia a la vieja usanza y el paso de los años. Me ha gustado.

turmion2 rebuznó:
Me retrotrae a un tema triste de OBK sin relación alguna...

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Qué poco gusto, anda quita de ahí.

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Ciertamente la historia de FatalDeLoMio es magnífica. Me llama la atención lo sereno del relato, la emoción calmada con la que la cuenta, está contada con la tranquilidad del que cuenta algo asumido, del que cuenta algo que quizá ya no le duele pero que sabe que a partir de ahí todo cambia, todo es distinto, todo es peor. Desoladora, triste, melancólica y magnífica.

Sinceramente, gracias.
 
¿Pero qué país extranjero era ese? A ver si va a ser Portugal y el tío ahí dándole un tono épico y melancólico de la hostia :)
 
Duendec_verdec rebuznó:
¿Pero qué país extranjero era ese? A ver si va a ser Portugal y el tío ahí dándole un tono épico y melancólico de la hostia :)

O Andorra :lol::lol::lol::lol:
 
Más lejos, y no voy a dar más pistas. :face:

Celebro que les haya gustado. Me ha costado escribirla sin notar el nudo en el estómago y a la vez omitir ciertos detalles. Para mi fue la historia de lo que pudo ser y no fue. Una mezcla de desazón e impotencia. Parecida a la de esos niños tercermundistas que los traen un mes a España a que conozcan como vivimos y después se los vuelven a llevar a su país. Cuantas veces pensé en como habría mejorado mi vida si me hubiera quedado con ellos.

Como dato curioso, la que fue mi profesora de primaria me estuvo contando las historias de varios alumnos de aquella clase. A un amigo se le murió el padre (fue violento porque cuando nos vimos, ni yo le pregunté ni él me dijo nada). A otro -mi mejor amigo por aquel entonces- su familia le acabó negando continuar los estudios porque eran Testigos de Jehová (yo ni sabía que lo eran). Otra compañera había hecho sus primeros pinitos en televisión. Y la niña que quiso ser mi novia aquel día, acabó siendo una modelo bastante guapa según decían.

Qué cosas, ¿eh? :roll:
 
Esto me pasó estas vacaciones de verano.

Después de un viaje de una hora en tren y ocho en autobús, bajé en Atocha, dispuestoa a tomar un tren en dirección a un pueblo de mala muerte donde me iba a refugiar con un buen hamijo.

Encontré una mujer rubenesca de la cual me enamoré inmediatamente. Tenía ojos azules grisáceos y boquita de piñón. Era rellenita y dulce, se sonrojaba rápido. Su rostro era blando y expresivo... Su cabello, castaño y sin rastro de haber pasado por peluquería alguna los últimos diez años, estaba torpemente recogido en un moño. Su indumentaria era sencilla, aunque no ocultaba sus generosas curvas.

La vi en las vías, pero cuando me metí en el tren, ella... se sentó enfrente de mí. ¿Cómo era posible? Dios, qué sufrimiento. Quería decirle algo, aunque fuera por escrito, pero me daba palo... Ni siquiera me atrevía a mirarla directamente. Aunque su mirada cruzó la mía en más de una ocasión. Estudiaba unos apuntes. Su rubor parecía aumentar y disminuir a ratos... Cómo me hubiera gustado tanto decirle que me dejara sacarle una foto. ¡SÓLO UNA FOTO, POR FAVOOOR! ¿Me hubiera dejado? Ni idea... Qué pena. ¡Y encima se bajó en la misma estación que yo! Desesperada, intenté seguirla entre la multitud, pero la perdí de vista. Qué pesar me invadió entonces.

Una vez en casa del hamijo, me puse a revolotear y cotillear entre sus papeles. Entonces encontré una foto artística de su ex-esposa:

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Me sorprendió la enorme similitud con la rubenesca del tren.

Quiero volver a verla... :cry:
 
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