R_Krueinstein rebuznó:
A la sociedad por desgracia se pertenece.
Bueno, el caso es que es cierta la frase que te quoteo, pero yo más bien me considero, con respecto a la sociedad, lo mismo que sería un católico de hoy en día: es decir, pertenezco a su cuerpo, pero digamos que de sus postulados sólo cumplo la ley, por la cuenta que me trae.
No obstante, tampoco hace falta despotricar en exceso contra la sociedad occidental, que es la mejor. Tampoco hay que intentar, ni mejorarla, ni cambiarla, pues ni tendrás fuerza, ni con los que te juntes van a saber más que llevar una bandera de la república o de salvar a las ballenas.
Y es cierto que todas estas campañas que intentan corregir un comportamiento o conducta huelen, o a conservador de lata de sardinas, o a progre de poncho piojoso. Por tanto, lo único que van a conseguir es cabrear a la mitad de esa sociedad o, lo más probable, que todos se rían de la estupidez en cuestión, como ya pasó con el spot del concierto de las enfermedades de Fo.
A fin de cuentas, lo mejor que puedes hacer es leer todo lo que puedas, aprender a escribir bien y estudiar tácticas asamblearias. Luego, te metes en tu habitación y escribes en una máquina de escribir Olivetti del 76 libros y panfletos conspiranoicos sobre nuevas sociedades. Creas en ellos una filosofía en la que cada tres páginas dejes muy clarito que el hombre está sometido, y cada seis digas que el cambio es posible.
A continuación, tienes dos opciones: o cometes una serie de atentados como Unabomber, y cuando te encierren publicas tus escritos, quedando así como un preso cool, sabio y transgresor. O bien mandas tus cuartillas a todos los medios de comunicación a nivel mundial, te vas a un león del congreso y te clavas una espada en el estómago.
Así lo cambiarás. Así sí.