Esa estética "fairy" hortera femenina tiene su contrapunto masculino en esos dibujos donde aparecen supervixens en ropa interior leather que blanden armas varias entre reptíles, leones u otras fieras temibles.
En algunas atracciones de feria de medio pelo he visto grandes ejemplos de ese arte minusvalorado, pero el mejor lo ví en una casa abandonada del casco antiguo de Cádiz, que la tiraron y apareció un mural fastuoso de esa temática en la pared del edificio contiguo, señal que fué la habitación de algún proto-nerd durante los 80 e incluso que puede que los 70 (tenía un aire naïf delicioso).
Siempre que pasaba por delante me fijaba en esa obra de arte y me preguntaba quién sería el autor de la obra, al que imaginaba como uno de los pioneros introductores del jeby metal o del culturismo en la ciudad. Lo cierto es que si hubiera podido, me hubiera llevado el dibujo para plantarlo en mi habitación.
Ah, catalanes hijos de puta y tal.