Con el arte ha ocurrido algo así como el síndrome "el traje nuevo del emperador" del cuento de Andersen:
¡¡Oh qué bonito!! ¡¡Qué maravilla!! ¡¡Alteza!! ¡¡Estáis impecable!!
Llega un crío con su impoluta sutileza y dice:
Pues yo no veo nada, está desnudo jajajaja ¡¡Se le ve el culo!!
Con el arte moderno pasa lo mismo (sobre todo con la pintura).
Cuatro huevazos en un lienzo en posición estratégica: ¡¡Ohhhhhh el concepto del espacio-tiempo en su máxima expresión blablabla!!
¡¡Coño!! ¡¡Pero si son 4 huevos estrellaos!!
En principio la idea de que la estética (que es lo que tradicionalmente ha importado) se relegue en virtud de la plasmación de conceptos, parece una idea interesante (de hecho hay cosas buenísimas, no lo niego). Pero como todo en la vida, en exceso empalaga y al final acaba siendo una obra de arte cagar y limpiarte el culo con un lienzo.
Luego están los que consiguen plasmar conceptos y encima la estética de sus obras es impresionante. Se cuentan con los dedos de las manos (uno de ellos evidentemente es Salvador Dalí).
Sin duda en lo que se refiere al arte, me considero de lo más mundano...lo disfruto mucho más, que queréis que os diga.
Ambos son de Joan Miró. Me quedo con el primero a ojos cerrados, por mucho concepto que tenga el segundo.