Libros Ataques literarios

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Prathe

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30 Ago 2005
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Rehaciendo el índice de hilos, me he fijado que no hay ninguno sobre estos grandes autores; así que mientras alguien no se curre otro hilo mejor, combino estos post de otro hilos que sirven para empezar a abrir boca. –cuellopavo-

Fabulosos los ataques litararios Quevedo-Góngora. Qué grandes:

Primer asalto. Ataca Quevedo.



CONTRA DON LUIS DE GONGORA Y SU POESIA



Este cíclope, no siciliano,
del microcosmo sí, orbe postrero;
esta antípoda faz, cuyo hemisferio
zona divide en término italiano;


este círculo vivo en todo plano;
este que, siendo solamente cero,
le multiplica y parte por entero
todo buen abaquista veneciano;

el minoculo sí, mas ciego vulto;
el resquicio barbado de melenas;
esta cima del vicio y del insulto;

éste, en quien hoy los pedos son sirenas,
éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.




Segundo asalto. Ataca Góngora.



Anacreonte español, no hay quien os tope.
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope

¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día.
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego



Tercer asalto. Ataca Quevedo.



Yo te untaré mis obras con tocino
Porque no me las muerdas, Gongorilla,
Perro de los ingenios de Castilla,
Docto en pullas, cual mozo de camino.

Apenas hombre, sacerdote indino,
Que aprendiste sin christus la cartilla;
Chocarrero de Córdoba y Sevilla,
Y en la Corte, bufón a lo divino.

¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?

No escribas versos más, por vida mía;
Aunque aquesto de escribas se te pega,
Por tener de sayón la rebeldía.



Cuarto asalto. Ataca Góngora.



A don Francisco de Quevedo (atribído)



Cierto poeta, en forma peregrina
cuanto devota, se metió a romero,
con quien pudiera bien todo barbero
lavar la más llagada disciplina.


Era su benditísima esclavina,
en cuanto suya, de un hermoso cuero,
su báculo timón del más zorrero
bajel, que desde el Faro de Cecina

a Brindis, sin hacer agua, navega.
Este sin landre claudicante Roque,
de una venera justamente vano,

que en oro engasta, santa insignia, aloque,
a San Trago camina, donde llega:
que tanto anda el cojo como el sano.
 
:D :D :D :D

Excelente.

MAAAAAAAAAAAAAAAAAS.

Todavía me stoy riendo con lo de

Apenas hombre...


Excelso.
 
Impresionante hilo. ¿Y tú de quien eres, de Naranja o de Limón? Pues yo soy quevedista, porque me parece mucho más ingenioso. Pero ¡ojo!, Góngora era un crack que muchas veces no ha sido reconocido por ser contemporáneo de Quevedo. Su cultura clásica era impresionante. Eso sí, ppor lo que he leído era un hijoputa de los que quedan pocos, un personaje oscuro que parece salido de una novela negra. ¿Conocéis alguna biografía buena sobre ambos autores?
 
Quevedo no se limitó a Góngora, sinó que también aplicaba su genio cabrón en el amigo de éste, Ruiz de Alarcón.

El susodicho tenía de nacimiento dos hermosas chepas, una lumbar y la otra en el pecho, por lo cual Quevedo pasó a llamarle en sus escritos y en público "pechuga con pantorrilas".

Aquí un poema que le dedicó Lope de Vega.

Tanta de corcova atrás
Y adelante Alarcón tienes,
Que saber es por demás
De dónde te corcovienes
A dónde te corcovás.?
 
Quevedo versus Góngora

En homenaje a Caco3, al cual denoto perceptiblemente algo apasionado de ese duelo entre conceptualismo y culteranismo 'Q & G' para los amigüos, coloco algún poema de cada uno para si se precia, comparación a posteriori por los insignes foreros.

*Soneto*

Mejor me sabe en un cantón la sopa,
y el tinto con la mosca y la zurrapa,
que al rico, que se engulle todo el mapa,
muchos años de vino en ancha copa.

Bendita fue de Dios la poca ropa,
que no carga los hombros y los tapa,
más quiero menos sastre que más capa,
que hay ladrones de seda, no de estopa.

Llenar, no enriquecer, quiero la tripa;
lo caro trueco a lo que bien me sepa:
somos Píramo y Tisbe yo y mi pipa.

Más descansa quien mira que quien trepa;
regüeldo yo cuando el dichoso hipa,
él asido a Fortuna, yo a la cepa.

**Francisco de Quevedo**


*************

Llegué a Valladolid; registré luego
desde el bonete al clavo de la mula;
guardo el registro, que será mi bula
contra el cuidado del señor don Diego.

Busqué la corte en él, y yo estoy ciego,
o en la ciudad no está, o se disimula.
Celebrando dïetas vi a la gula,
que Platón para todos está en griego.

La lisonja hallé y la ceremonia
con luto, idolatrados los caciques,
amor sin fe, interés con sus virotes.

Todo se halla en Babilonia
como en botica, grandes alambiques,
y más en ella títulos que botes.

**Góngora**
 
En homenaje a Caco3, al cual denoto
perceptiblemente algo apasionado de ese duelo entre conceptualismo y
culteranismo 'Q & G' para los amigüos,

Hombre, se agradece el detallito, aunque yo lo tengo claro: me gusta Quevedo; y
me causa un poco de indiferencia Góngora, aunque tenga algunos poemas que me
gustan mucho. Eso sí, ni conceptismo ni culteranismo: mi ideal poético es Lope.

coloco algún poema de cada uno para si se
precia, comparación a posteriori por los insignes foreros

Lo que voy a hacer es replicarte con poemas de ambos escritores que tratan los
mismos temas, pero cambiando los roles: una letrilla de Góngora contra la
riqueza (que es muy conocida); y un romance de Quevedo sobre la Corte (que
quizás no lo sea tanto, pero que a mí me gusta mucho)

Si Quevedo rebuznó:
Mejor me sabe en un cantón la sopa

Góngora rebuznó:
Ándeme yo caliente
Y ríase la gente.


Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente.

Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
El príncipe mil cuidados,
Cómo píldoras dorados;
Que yo en mi pobre mesilla
Quiero más una morcilla
Que en el asador reviente,
Y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
De blanca nieve el enero,
Tenga yo lleno el brasero
De bellotas y castañas,
Y quien las dulces patrañas
Del Rey que rabió me cuente,
Y ríase la gente.

Busque muy en hora buena
El mercader nuevos soles;
Yo conchas y caracoles
Entre la menuda arena,
Escuchando a Filomena
Sobre el chopo de la fuente,
Y ríase la gente.

Pase a media noche el mar,
Y arda en amorosa llama
Leandro por ver a su Dama;
Que yo más quiero pasar
Del golfo de mi lagar
La blanca o roja corriente,
Y ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel,
Que de Píramo y su amada
Hace tálamo una espada,
Do se junten ella y él,
Sea mi Tisbe un pastel,
Y la espada sea mi diente,
Y ríase la gente.

Si Góngora rebuznó:
Llegué a Valladolid; registré
luego

Quevedo rebuznó:
(De memoria el comienzo, porque no la encuentro en internet)

A la Corte vas, Perico,
niño, a la corte te llevan
tu mocedad y tus pies;
Dios de su mano te tenga.
Fiado vas en tu talle,
caudal haces de tus piernas,
dientes muestras, manos das,
dulce miras, tieso huellas.
Mas si allá quieres holgarte,
hazme merced que en la venta
primera trueques tus gracias
por cantidad de monedad:
la mejor facción del hombre
es la bolsa grande y llena.
[...]

Me encanta esa sentencia de Quevedo, eterna como todas las clásicas: "la mejor
facción del hombre es la bolsa grande y llena".
 
Góngora rebuznó:
Ándeme yo caliente
Y ríase la gente.

*Soneto quevediano*

Para, si subes; si has llegado, baja;
que ascender a rodar es desatino;
mas si subiste, logra tu camino,
pues quien desciende de la cumbre, ataja.

Detener de Fortuna la rodaja,
a pocos concedió poder divino;
y si la cumbre desvanece el tino,
también, tal vez, la cumbre de desgaja.

El que puede caer, si él se derriba,
ya que no se conserva, se previene
contra el semblante de la suerte esquiva.

Y pues nadie que llega se detiene,
tema más quien se mira más arriba;
y el que subió, por quien rodando viene.

*******************************

De este soneto me quedo con dos cositas:

I) Siempre he denotado, y mucho más en los sonetos de Quevedo, esas comas, ';' o simplemente '.' , indicando una pausa en el camino, y preparándose para afrontar el siguiente verso. Pero en este soneto, no sé si de forma premeditada, queriendo decir algo al lector, o de forma aleatoria, un verso acaba sin nada, al más puro estilo culterano de Góngora. Repito que es sólo una apreciación nimia.

ya que no se conserva, se previene
contra el semblante de la suerte esquiva.

II) El último verso, que a mí, particularmente, me agrada bastante.

Y pues nadie que llega se detiene,
tema más quien se mira más arriba;
y el que subió, por quien rodando viene.


Quevedo rebuznó:
A la Corte vas, Perico,
niño, a la corte te llevan
tu mocedad y tus pies;

Cuando veo eso, siempre se me viene a la cabeza aquello de:

Postrado bajo yermos antiguos,
vieja luna, la corte vió venir;
De su alma pura, sin gustos,
la palma de la mano salir.


Postdata: ¿podría recomendarme algo de Lope? apenas he leído nada sobre él/de él, por lo que me gustaría indagar en el tema.
 
Antes de contestar. Olvidábaseme de decir cómo la biblioteca Cervantes Virtual tiene una grabación sonora de la letrilla de Góngora recitada por Rafael Taibo. No es su mejor recitación, pero da igual, porque este hombre tiene una voz prodigiosa:

Ándeme yo caliente [grabación sonora]

Para, si subes; si has llegado, baja;
[...]
De este soneto me quedo con dos cositas:

Un soneto sobre la variabilidad de la rueda de la Fortuna. Bastante bueno, además. En fin a ver qué cosas:

I) Siempre he denotado, y mucho más en los sonetos de Quevedo, esas comas, ';' o simplemente '.' , indicando una pausa en el camino, y preparándose para afrontar el siguiente verso. Pero en este soneto, no sé si de forma premeditada, queriendo decir algo al lector, o de forma aleatoria, un verso acaba sin nada, al más puro estilo culterano de Góngora. Repito que es sólo una apreciación nimia.

Te pasas sospechando cosas. Por supuesto que al final de los versos es muy común que haya comas, puntos y comas y puntos; ya que significan una pausa y, precisamente, al final de verso se hace una pausa al recitar. Tal circunstancia lo único que significa es que no hay encabalgamiento. Pero el que un final de verso carezca de esos signos de puntuación tampoco tiene que suponer forzosamente que lo haya. De hecho en este caso, no lo hay

ya que no se conserva, se previene
contra el semblante de la suerte esquiva.

se hace de forma muy natural la pausa entre "previene" y "contra el semblante".

Así que el que haya o no comas a final de verso no es signo de culteranismo, ni de conceptismo ni de ninguna corriente literaria en general.

El último verso, que a mí, particularmente, me agrada bastante.

En realidad yo diría que el tercero último completo que es el que tiene la carga significativa. Sí es un buen final.

Ya que tratamos sobre la fortuna, a mí la pieza más elegante, lucida, elocuente y bella sobre el voltear caprichoso de la rueda de la fortuna es el comienzo del Canto II de la Primera Parte de La Araucana, de Alonso de Ercilla y Zúñiga:

Muchos hay en el mundo que han llegado
a la engañosa alteza desta vida,
que Fortuna los ha siempre ayudado
y dádoles la mano a la subida;
para después de haberlos levantado,
derribarlos con mísera caída,
cuando es mayor el golpe y sentimiento
y menos el pensar que hay mudamiento.

No entienden con la próspera bonanza
que el contento es principio de tristeza,
ni miran en la súbita mudanza
del consumidor tiempo y su presteza;
mas con altiva y vana confianza
quieren que en su fortuna haya firmeza,
la cual, de su aspereza no olvidada,
revuelve con la vuelta acostumbrada.

Con un revés de todo se desquita,
que no quiere que nadie se le atreva,
y mucho más que da siempre les quita,
no perdonando cosa vieja y nueva;
de crédito y de honor los necesita
que en el fin de la vida está la prueba,
por el cual han de ser todos juzgados
aunque lleven principios acertados.

Del bien perdido, al cabo, ¿qué nos queda
sino pena, dolor y pesadumbre?
Pensar que en él Fortuna ha de estar queda,
antes dejará el sol de darnos lumbre:
que no es su condición fijar la rueda
y es malo de mudar vieja costumbre;
el más seguro bien de la Fortuna
es no haberla tenido vez alguna.

Majestuosos versos. Los que más me gustan de La Araucana, sin duda. De lectura obligatoria para los confiados y los venturosos. Los dos últimos versos:

el más seguro bien de la Fortuna
es no haberla tenido vez alguna.

son un adagio que merece fama eterna.

¿podría recomendarme algo de Lope?

Me lo pones especialmente difícil, porque a mí me entusiasma y es el escritor más prolífico de las letras españolas y muy posiblemente de las universales.

Veamos, si lo que te atrae es estrictamente la poesía, y no el teatro, échale una lectura a los 200 sonetos de sus Rimas, que los puedes encontrar en wikisource, aunque siempre es mejor encontrar un libro impreso. Son 200 sonetos y ninguno es menos que excelente. Te dejo dos muestras aquí para que hagas boca.

La primera, quizás, la conozcas; es una definición de amor a base de contrarios y, para mí, el más gentil y bello de los hijos españoles que ha parido la Rima CXXXIV del Cancionero de Petrarca:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor: quien lo probó lo sabe.

Aquí grabación sonora de Rafael Taibo.

Y la segunda. Un soneto dedicado a la noche. Uno de esos sonetos que Lope era capaz de empezar a acabar ya desde el primer verso. Maravilloso:

Noche, fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista
los montes llanos y los mares secos;

habitadora de cerebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos:

la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya:
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.

Aquí la grabación sonora de Rafael Taibo.

Podría también aconsejarte las Rimas Sacras pero veo que el mensaje se me está alargando demasiado. Eso sí, también puedes intentar leer La Dorotea, la mejor de las imitaciones de La Celestina y que tiene intercalada versos tan bellos como aquel romance que dice:

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

¡No sé qué tiene la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos!

Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.

De cuantas cosas me cansan,
fácimente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

El dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento,
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.

La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo,
su locura en su arrogancia,
mi humildad en su desprecio.

O sabe naturaleza
más que supo en otro tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.

Sólo sé que no sé nada,
dixo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.

No me precio de entendido,
de desdichado me precio,
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos?

No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.

Señales son del jüicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más
otros por cartas de menos.

Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres
que desde entonces no ha vuelto.

En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los extraños
y la de cobre los nuestros.

¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?

Dixo Dios que comería
su pan el hombre primero
con el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento,

y algunos inobedientes
a la vergüenza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.

Virtud y filosofía
peregrina como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.

Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento;
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero.

Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.

Mirando estoy los sepulcros
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.

¡Oh, bien haya quien los hizo,
porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños!

Fea pintan a la envidia,
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir
piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones, ni pleitos.

Ni mumuraron del grande,
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, afirmaron
parabién, ni pascua dieron.

Con esta envidia que digo
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.
 
Si nadie se extiende más sobre este tema, espero que alguien proponga la siguiente batalla entre escritores. Anímense a poner alguno que detesten, siempre vendrá otro a defenderlo.
 
De Sabina a Ussía.

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Y ojalá del Ussía fueran rancias sólo sus corbatas.
 
Antes o después el verso 12 fue diferente: "Deploro que se pudra usted de celos".
 
Rimar, rima lo mismo... pero la intención, la desconozco...
 
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