yeimsmelocotongigante
Freak total
- Registro
- 1 Jun 2005
- Mensajes
- 19.706
- Reacciones
- 4
Una critica menos entusiasta
https://dosisminima.wordpress.com/2009/12/12/avatar/
https://dosisminima.wordpress.com/2009/12/12/avatar/
En la entusiasta crítica de cinco exageradísimas estrellazas que Empire le casca a Avatar, el texto afirma que nunca en la historia de la ciencia-ficción se había creado un mundo imaginario de una complejidad tan exuberante, de un realismo tan excesivo, de una exhaustividad tal. Puede que sea el escepticismo de un viejo, pero no me cuesta pensar en unos cuantos mundos de fantasía más complejos que el planeta alienígena de Avatar. Por poner un ejemplo al que Cameron no es ajeno, el ciclo biológico de los aliens concebido por H. R. Giger, con toda su excéntrica carencia de lógica, es mucho más sugerente que las costumbres tribales de enésima generación narrativa de la raza de gaticos azules que protagonizan Avatar.
Hace un rato intentaba explicarle a Vigalondo qué no me ha gustado exactamente de Avatar, y me he visto buscando virtudes dondeevidentemente no las hay, supongo que porque me parece de cierta maldad irresponsable por mi parte echar por tierra tantos años de trabajo creativo. Por ejemplo, he subrayado el asombroso trabajo de concepción de una fauna y una flora creíbles, que tengan sentido. Estoy convencido de que detrás de la decisión de que las criaturas tengan seis patas o posean cuatro ojos hay cientos de reuniones con biólogos que han asesorado a los diseñadores para que todo tenga una coherencia, y el mundo ficticio respire con lógica. Lo que subraya la crítica de Empire, desde luego. Pero a mitad de discurso telefónico me he tenido que morder la lengua: si eso es lo que puedo resaltar de una película de acción y aventura, algo está fallando.
Lo que falla es que, curiosamente para tratarse de una película que se ha calificado con una alegría digna de mejor causa como el futuro del cine, es excesivamente conservadora. No hay nada que no sea agotadoramente previsible en sus dos horas y media, y no hablo solo de las ridículas líneas de guión destinadas a los marines (es Cameron y son marines: lo contrario sería contranatural), sino del proceso de aprendizaje del protagonista, rebosante de tópicos que hemos visto decenas de veces con anterioridad. No hay ni un solo momento en el que el espectador no vaya diez minutos por delante de la película, salvo quizás en el arranque del clímax, donde la película da un volantazo… para quedarse en el mismo sitio. Estamos hablando de James Cameron, un tío que hace películas de una comercialidad a prueba de bombas, pero que también concibió uno de los supervillanos más extraños y letales de la década de los noventa (Terminator 2), que fusionó dos géneros aparentemente irreconciliables, terror y acción, con un pulso implacable (Aliens), que convirtió la arritmia estilística en santo y seña de una película que funcionaba como un cohete (Mentiras Arriesgadas) o que, con todas las pegas que queramos, hizo que nos emocionáramos con un clímax de hora y pico… que ya sabíamos cómo terminaba (Titanic). En Avatar no solo no pasa nada de eso, no hay revolución por ninguna parte, sino que lo que hay es pereza narrativa, falta de fuelle o, en el caso del arranque en el que se presenta a los personajes, momentos de auténtica vergüenza por lo que parece obra de un recién llegado.
Técnicamente no niego a Avatar una indiscutible brillantez, pero si nunca he caído en la trampa de elogiar un videojuego por un acabado gráfico impecable pero poco creativo, no lo voy a hacer con una película que sin duda sienta un precedente tecnológico pero que parece un anuncio de compresas de alto presupuesto. Avatar no carece de logros a diversos niveles (son dos horas y media que me he comido con patatas), pero no puedo evitar la sensación de que Cameron ha rodado cada plano con un palpitante miedo al fracaso que ha acabado contaminando cada imagen de esta vistosa pero mediocre película.