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8 Mar 2004
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Durante el transcurso de la historia han existido personajes que han destacado muy por encima de otros. De muchos se ha hecho eco volviéndose tan populares como para que, a día de hoy, estén en mente y boca de todos, aunque no se conozca su obra. Otros, sin embargo, son nombres más o menos anónimos pero de una extraordinaria relevancia gracias a sus logros hacia la ciencia y la humanidad. Nos centraremos en estos últimos, a modo de homenaje y reconocimiento por lo que en su día entregaron al resto de los mortales.
Comienzo con un singular personaje que pocos deben recordar, no así sus logros que usamos masivamente hoy en día:


Nikola Tesla (1856-1943)
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Este extraño personaje que fue Nikola Tesla se adelantó tanto a su tiempo, sus inventos fueron tan extraordinarios y sus contactos extraterrestres tan increíbles, que muchos creyeron ver en él a un ser venido de otro planeta, más precisamente, de Venus.
"En un futuro próximo veremos una gran cantidad de aplicaciones de la electricidad:
Podremos dispersar la niebla mediante fuerza eléctrica
Centrales sin hilos se utilizarán con el propósito de iluminar los océanos
Se conseguirá la transmisión de imágenes mediante hilos telegráficos ordinarios (transmisión sin hilos de inteligencia y energía)
Otra valiosa novedad será un máquina de escribir operada mediante la voz humana
Tendremos eliminadores de humo, absorbedores de polvo, esterilizadores de agua, aire, alimentos, y ropa
Se convertirá en imposible contraer enfermedades por gérmenes y la gente del campo irá a las ciudades para permanecer allí
Transmisión de energía sin hilos (producida por generadores ambientalmente compatibles) para que el hombre pueda solucionar todos los problemas de la existencia material.
La distancia, que es el impedimento principal del progreso de la humanidad, será completamente superada, en palabra y acción.
La humanidad estará unida, la guerras serán imposibles, y la paz reinará en todo el planeta."
Nikola Tesla (1856-1943)

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Este extraordinario inventor fue básicamente un “descubridor de nuevos principios”. Fue el inventor de los generadores de corriente alterna multifásica que hoy iluminan todas las ciudades del mundo.
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Fue el inventor original de la radio, hecho que registró en papeles y demostró públicamente cinco años antes que Marconi. También a comienzos del siglo XX discutía la factibilidad de lograr la televisión tal como la concebimos hoy y que apareció masivamente después de su muerte.
En 1904 la oficina de patentes de Estados Unidos otorga la patente de la radio a Marconi que estaba utilizando 17 patentes de Tesla para hacerla funcionar, posiblemente por el apoyo bancario con que contaba Marconi.
Marconi recibe el Premio Nóbel de Física en 1911 por la radio, lo que puso furioso a Tesla y demandó a la Compañía Marconi pero no estaba en condiciones económicas para el pleito.

Entretanto Tesla inventó aparatos para capturar energía del viento y mareas o energía geotérmica y capturar energía eléctrica del sol.

Creó también un desintegrador atómico capaz de evaporar rubíes y diamantes.

Construyó lámparas de neón sin hilos, que daban más luz que las actuales.
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Desarrolló los planos de un avión de despegue vertical y los principios del rayo láser.
Entre sus fabricaciones se cuentan también los precursores de los actuales microscopios electrónicos, las fotografías láser y lo que el llamó las “sombragrafías” que no eran otra cosa que las placas logradas con Rayos X, que mando en 1895 a Roentgen, el descubridor de estos rayos, quien pudo constatar la similitud de las placas que había logrado, con las que mucho tiempo antes Tesla usaba.
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También 75 años antes de que el gran investigador Kirliam diera su nombre a la máquina capaz de fotografiar el cuerpo energético de seres vivos y plantas, Nikola Tesla experimentaba con ella.
Trabajó muy cerca de Thomas Edison, vendió sus patentes en un millón de dólares a George Westinghouse, fue gran amigo del escritor Mark Twain y contó con el apoyo financiero de J.P. Morgan, el magnate de su época; pero aún así, muy poca gente ha escuchado hablar de él; incluso se lo conoce más por la literatura ocultista que por sus inventos.
Y cuando hablo de su relación con el ocultismo, me refiero específicamente a la versión de su nacimiento venusino, apoyada esta creencia en la capacidad psíquica de Tesla, su celibato y sus contactos extraterrestres registrados en 1900; además de su capacidad inventiva adelantada a su tiempo.
Después de su muerte, en 1956, la escritora Margaret Storm en su libro “Retorno del Ave” y refiriéndose a Tesla decía que fue un hombre que “cayó a la Tierra” con la misión de iluminar a la humanidad y traer la automatización.
Tesla, por su parte, se reía de la parapsicología y el espiritismo y afirmaba que el hombre es una máquina. Atendía su cuerpo con lo que llamaba “principios de ingeniería”, seguía una dieta vegetariana y dormía solamente tres horas diarias.
Entre las proezas, se cuenta que miles de voltios eléctricos pasaron por su cuerpo para encender lámparas, explotar discos de plomo y derretir trozos de metal que sostenía en su mano, mientras la electricidad actuaba en él.
Creó también un disparador de 135 pies con ruido de trueno incluido, además de inventar el robot de control remoto, mucho antes que Marconi experimentara con ondas de radio, en 1890.
Creó un desintegrador atómico con el que derretía rubíes y diamantes.
Inventó el velocímetro para los automóviles.
Logró conseguir la frecuencia de resonancia de la Tierra con lo que provocó un pequeño terremoto varias manzanas a la redonda, por lo que comenzó a ser visto como un ser peligroso.
Nikola Tesla almacenaba todo en su cerebro. Ya en la escuela se destacaba porque resolvía los problemas matemáticos siempre en forma mental y ya de adulto, diseñaba sus inventos visualizándolos, y llevándolos a la práctica muchos años después directamente, sin bosquejos previos.
En determinado momento de su vida, debido a su tozudez en finalizar todos los proyectos que había iniciado, su sistema nervioso decayó y sufrió un colapso físico total.
Su supersensibilidad magnificaba su poder receptivo miles de veces. Fue así que sus agotados nervios se estremecían a la vista de la luz solar o ante el ruido del tráfico; incluso no soportaba el zumbido de las moscas o el tic-tac de un reloj ubicado en una habitación vecina, ya que esos pequeños ruidos, en su cerebro, retumbaban como puede retumbar en nuestras cabezas una gran explosión.
En ese momento de gran sensibilidad aseguraba que podía encontrar objetos en la oscuridad con la ayuda de una luz en su mente.
Luego, ya repuesto de este colapso, mientras realizaba una de sus primeras caminatas junto a un amigo, cayó en trance mientras recitaba el Fausto de Goethe. Cuando salió de su trance, se encontraba en un estado de completo éxtasis, ya que había descubierto el secreto para conducir la corriente alterna.
Su amigo y autor de la única biografía de Tesla, el Premio Pulitzer John O’Neill relata que en el momento del descubrimiento, Nikola Tesla le decía al amigo que lo acompañaba: ”Estoy hablando de mi motor eléctrico. He resuelto el problema. ¿No lo ves, aquí delante mío, marchado silenciosamente?. Es el campo magnético rotativo lo que lo mueve. ¿No es hermoso? Y tan simple!. Mi motor liberará al hombre, haciendo todo el trabajo del mundo” (Por supuesto que la visualización del invento era solamente de él, que tenía grandes dificultades, para separar sus imágenes interiores de la realidad).
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Corrió a su taller a fabricar el prototipo el cual funcionó correctamente y buscó apoyo económico para desarrollarlo, apoyo que no obtuvo por lo que pidió a Charles Batchelor, socio europeo de Tomas Alva Edison una carta de presentación que entre otras cosas le decía a Edison: "Mi estimado Edison: Conozco dos grandes hombre y usted es uno de ellos. El otro es este joven" y se marchó a Estados Unidos.
Llegó a Nueva York en 1884 con cuatro centavos de dólar (le habían robado el equipaje) y logró entrevistarse con Edison hablándole de su motor de corriente alterna. Edison ya tenía montada toda una estructura en torno al motor de corriente contínua por lo que no le hizo mucho caso y hasta lo "desalentó" diciéndole que la corriente alterna era extremadamente peligrosa por los altísimos voltajes que se requerían para su transporte y que jamás podría ser usada para consumo doméstico, sin embargo notó algo especial en el joven ingeniero por lo que lo contrató para mejorar los dínamos y motores de sus plantas de corriente continua prometiéndole 50,000 dólares si lo lograba....... Lo logró! y Edison sorprendido y asustado le "explicó" que la oferta había sido en broma, que no entendía el sentido de humor "americano". Tesla enfurecido renunció inmediatamente y se colocó de obrero CAVANDO ZANJAS.

Sin embargo se corrió la voz de un genio trabajando de obrero y se volvió popular en los círculos científicos, con ayuda de algunos amigos que creyeron en él siguió desarrollando sus proyectos, dando demostraciones acerca de lo inocuo de la corriente Alterna, haciendo pasar por su cuerpo grandes cantidades de dicha corriente y demostrando que era mas práctica su transporte a largas distancias elevando el voltaje, cosa imposible para la corriente directa. Logrando encender 50,000 lámparas por medio de su invención con costos muchísimo menores que la corriente directa, corría el año 1893.
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En Mayo de 1885, George Westinghouse, cabeza de la compañía de electricidad Westinghouse compró las patentes del sistema polifásico de generadores, transformadores y motores de corriente alterna de Tesla.

En octubre de 1893 la comisión de las cataratas del Niagara otorgó a Westinghouse un contrato para construir la planta generadora en las cataratas, la cual sería alimentada por los primeros dos de diez generadores que Tesla diseñó. Dichos dinamos de 5000 caballos de fuerza fueron los más grandes construidos hasta el momento. General Electric registró algunas de las patentes de Tesla y recibió un contrato para construir 22 millas de líneas de transmisión hasta Buffalo. Para este proyecto se utilizo el sistema polifásico de Tesla. Los primeros tres generadores de corriente alterna en el Niagara fueron puestos en marcha el 16 de noviembre de 1896.

Tesla como gratitud por su apoyo y en un momento de apuro financiero le cedió sus patentes a Westinghouse, y con el dinero ya obtenido se dedicó de lleno a sus experimentos.

La corriente alterna fue adoptada en todo el país y Edison tuvo que cambiar sus sistemas a pesar de que había propuesto una ley que vetara el uso de corriente alterna por su peligrosidad.
Con el correr del tiempo, Nikola Tesla se fue popularizando en los medios científicos y técnicos. Daba elegantes cenas en el Waldorf Astoria, supervisando personalmente la cocina y luego invitaba a sus comensales a visitar su laboratorio y ver sus recientes inventos. Su biógrafo O’Neill describe así su laboratorio: “Es un lugar consistente en una serie de fuerzas, aparentemente ultraterrenas, que con dedos invisibles ponen objetos en movimiento y hacen brillar con colores raros y resplandecientes a los tubos de ensayo, transformando la habitación oscura en otra distinta, llena de sibilantes llamas generadas en monstruosos calderos”.
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Tenía un dispositivo inalámbrico para producir electricidad por medio de vibración sincronizada.
Presentó, por ejemplo, un barco de juguete accionado por control remoto en el Madison Square Garden, adelantándose en 50 años a las bombas alemanas V-1 y V-2 accionadas por control remoto.
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Nikola Tesla, un hombre de gran visión, pensaba que si podía iluminar por inducción una lámpara a una distancia de 3 o 4 metros; también podía repetir la experiencia en gran escala, poniendo a toda la Tierra en oscilación, logrando así que la luz y la energía mundial fuesen gratuitas para toda la Humanidad, por medio de sincronizadores similares a nuestras actuales radios de transistores.
En 1893, en la Asociación Nacional de Energía Eléctrica, Nikola Tesla decía: “La idea de transmitir información en forma inalámbrica es la consecuencia directa de los más recientes logros ... Ahora sabemos que las vibraciones eléctricas pueden transmitirse a través de un solo conductor. ¿Porqué no tratamos entonces de servirnos de la Tierra con ese propósito?. Un punto de importancia sería saber cual es la capacidad inductiva de la Tierra y que carga tendría al electrificarse”.
En 1891 inventó una lámpara que usaba la misma cantidad de corriente que la de Edison (de filamento incandescente), pero daba veinte veces más luz.
Su lámpara era un tubo de vidrio con un trozo de carbón fijado a un alambre, en el centro. Adentro había aire rarificado. Al electrificarse el carbón las moléculas de aire eran repelidas por el botón central, rebotaban contra la esfera y volvían nuevamente al centro; el carbón se calentaba, volviéndose incandescente.
De esta manera lograba las altas temperaturas con la que logró derretir rubíes y diamantes y que fue el principio para que años más tarde creara lo que el denominó “el rayo de la muerte” que según Tesla, podía hacer rebotar un rayo en la Luna y hoy sabemos que era el antecesor del Rayo Láser.
Viéndo a la Tierra como a una gran lámpara, Nikola Tesla realizó el experimento más increíble de la historia registrado antes de 1945. Usando sus generadores y transformadores logró producir energía con un exceso de 4.000.000 de voltios.
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Enviando alto voltaje a un mástil de 70 mts. creó el equivalente de docenas de rayos con un ruido ensordecedor. No solo fabricó un Polo Sur artificial en el lado opuesto de la Tierra; produciendo las oscilaciones mundiales que había previsto, sino que logró encender lámparas ubicadas a 40 kms. de su laboratorio. Este experimento hizo volar la usina de Colorado, lo que lo alejó de la comunidad, que lo empezó a mirar como a un ser peligroso. Todos los vecinos a su laboratorio estaban hartos de explosiones, chispas eléctricas, arcos cegadores, truenos, etc.
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Pero lo que lo convirtió en un alienado para la sociedad, fueron sus contactos extraterrestres. Cierto día, mientras se encontraba solo en su laboratorio, sus equipos recibieron una señal codificada; como aún no existían las estaciones de radio, la única explicación era una comunicación interplanetaria, que Tesla juzgó provenía de Marte o de Venus.
En 1901 escribió un artículo titulado “Hablando con los planetas”.
Cuando se inicia el siglo XX , Nikola Tesla volvió a Nueva York con una decisión tomada: Su plan de distribución gratuita a nivel mundial de energía.
Diseñó gigantescas emisoras, suponiendo que seis de ellas bastarían para proveer de electricidad inalámbrica y transmisión telefónica a todo el mundo.
Pero para este colosal emprendimiento necesitaba forzosamente un caudal importante de dinero, por lo que negoció con J.P. Morgan, quien le dio a Tesla u$s 150.000 a cambio del 51% de todas las patentes de su invención y las futuras estarían a nombre de Morgan y como Tesla estaba decidido a dar forma a su proyecto sacrificó sus ansias de fama y dinero en pos de su altruista plan.
Fue así que comenzó la construcción de Wardenclyffe en Long Island, el 3 de julio de 1901, cuando estaba por cumplir sus 45 años de edad.
La obra fue dirigida por Stanford White, el diseñador del Arco de Washington. Estaba prevista una torre de 65 mts. con una terminal esférica de 20 mts. de diámetro encima; pero los altos costos llevaron a no poder continuar la obra.
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Entre octubre de 1903 y febrero de 1906 escribió más de 10 cartas a Morgan pidiéndole dinero para completar el proyecto; pero el magnate se ajustó a lo estipulado en el contrato firmado y le negó la ayuda económica.
Así fue que el quebranto económico y el mísero contrato firmado con Morgan no le permitieron completar la construcción de Wardenclyffe y lo privaron de su meta de entregar a la Humanidad toda, la energía necesaria, totalmente gratis.
No hay dudas que Nikola Tesla era un psíquico. Su memoria fotográfica, sus posibilidades de visualización y su fisiología supersensible lo ubican en una categoría única. Cuando viajó a Europa en 1890 por la muerte de su madre tuvo la oportunidad de mantener interesantes charlas con el famoso parapsicólogo Williams Crookes y esos diálogos lo llevaron a creer en la telepatía y en la vida después de la muerte; pero ni siquiera la visión de la aparición de su madre el día en que murió le cambió (ni siquiera en el último minuto de vida) su “racionalismo científico”. A pesar de que sus inventos le llegaban como revelaciones, nunca se creyó metapsíquico.
Su contacto extraterrestre le dio fama entre los ocultistas y se tejieron leyendas sobre su nacimiento en una nave espacial y una herencia venusina.
La semana de su muerte tuvo una visión de su amigo Mark Twain e insistió en que se encontraba vivo, a pesar de haber muerto 25 años antes.
Aunque su patria natal le proveía una pensión de u$s 7.500 anuales y lo proclamó héroe nacional, Nikola Tesla murió en la extrema pobreza.
Su amigo John O’Neill autor de su biografía “Genio Prohibido” cuenta que Nikola Tesla murió en soledad y pobreza, pero interiormente satisfecho consigo mismo.
Sus obras sacaron a la humanidad del primitivismo y dieron al hombre una libertad tecnológica que nadie pensaba se podía lograr.
Lamentablemente, la avaricia ajena y los prejuicios de su época entorpecieron su gran proyecto, su meta altruista que hubiera permitido a toda la Humanidad contar con energía gratuita y permanente en todos los rincones del planeta.
Hoy nadie recuerda y muy pocos conocen a este ser, adelantado a su época, a quien le debemos muchos de los elementos que hoy disfrutamos.
Nikola Tesla, tal vez, un ser no-humano que llegó para cumplir una importante misión, como fue brindar a la Humanidad adelantos técnicos y utopías que todavía se pueden realizar.-
 
Miyamoto Musashi:
El samurai más famoso de todos los tiempos.

Los primeros años

Shinmen Musashi No Kami Fujiwara No Genshin, más conocido como Miyamoto Musashi, nació en 1584, en la población de Miyamoto, en la provincia de Mimasaka. Los ancestros de Musashi eran una rama del poderoso clan Harima, originario de la provincia de Kyushu, la isla más meridional de Japón. Su abuelo, Hirada Shokan, era un servidor de Shinmen Iga No Kami Sudeshige, amo del castillo de Takeyama y un importante señor feudal de la época.

Cuando Musashi tenía siete años de edad, su padre, Munisai, murió o desapareció (no se sabe exactamente). Ya que su madre había fallecido tiempo atrás, el chico fué puesto bajo la tutela de un sacerdote, tío materno suyo. Con esto encontramos a Musashi como huerfano durante la época de las campañas de unificación del pais del Taiko Hideyoshi. Hijo de samurai, durante una de las épocas más violentas de la historia de Japón, los escritos le describen como un joven de carácter tumultuoso, con gran fuerza de voluntad, y físicamente muy desarrollado para su edad. Su tío insistió en que estudiase las artes del guerrero, y esto, unido a su desarrollo físico y su carácter violento, hizo que pronto se viese involucrado en combates. Se guarda registro de una lucha en la cual derrotó y mató a un guerrero adulto, teniendo tan solo trece años de edad. Su oponente era Arima Kigei, un experto samurai de la escuela de artes marciales Shinto. Musashi le lanzó a tierra y acabó con él golpeandole la cabeza con un palo cuando intentaba levantarse.

El siguiente combate serio acerca del que se tiene constancia, ocurrió cuando Musashi tenía 16 años, y en el cual derrotó a Tadashima Akiyama. En la misma época, abandonó su casa para comenzar un peregrinaje en el cual perfeccionó sus habilidades a través de numerosos combates, tanto en luchas individuales como en batallas. Finalmente se asentó cuando tenía 50 años, ya que consideró haber aprendido todo lo que podía aprender a base de vagabundear. En ese periodo de la historia de Japón hubo muchos guerreros embarcados en peregrinajes similares, algunos en solitario, como Musashi; otros bajo el patrocinio de alguna escuela de lucha o algún señor feudal.

Durante todo este periodo de su vida, Musashi se mantuvo relativamente aparte de la sociedad, dedicandose exclusivamente a la búsqueda de iluminación a través del Camino de la Espada. Dedicado solamente a perfeccionar sus habilidades, vivió de una forma bastante precaria, vagabundeando por el país y durmiendo al raso en lo más frio del invierno, sin preocuparse de su aspecto físico, ni tomar esposa, ni dedicarse a ninguna profesión, aparte de su propio estudio. Se dice que nunca se le vió en un baño público, ya que no quería ser sorprendido sin sus armas. Su apariencia estaba a tono con este tipo de vida.

En la batalla de Seki Ga Hara, en la cual Ieyasu sucedió a Hideyoshi como máximo dirigente del Japón, Musashi estaba entre las filas del ejercito Ashikaga y contra Ieyasu. Es decir, estuvo en el bando perdedor. Sobrevivió no solo a los tres días que duró la batalla, en los cuales murieron alrededor de 70.000 guerreros, sino también a la siguiente caza y masacre de los supervivientes del ejercito derrotado.

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La venganza contra los Yoshiokas

Cuando tenía 21 años llegó a Kyoto, la capital. Este fué el escenario de la venganza contra la familia Yoshioka. Los Yoshiokas habían sido, durante generaciones, los instructores oficiales en las artes de la guerra de la casa Ashikaga, a la cual pertenecían los Shogunes antes del periodo de Hideyoshi. El padre de Musashi, Munisai, había sido invitado a Kyoto años antes, por el Shogun Ashikaga Yoshiaka. Munisai era un esgrimista competente, y un experto en el manejo del jitte. Según se cuenta, Munisai luchó contra tres de los Yoshiokas, venciendo a los dos primeros pero siendo totalmente derrotado en el tercer duelo. Estos hechos probablemente tuvieron algo que ver en la actitud de Musashi hacia la familia Yoshioka.

Musashi se enfrentó primero con Yoshioka Seijiro, el cabeza del clan. El enfrentamiento tuvo lugar en un descampado de las afueras de la capital. Seijiro iba armado con una espada auténtica, y Musashi con una de madera. El primer ataque de Musashi lanzó a Seijiro por tierra, donde le apaleó salvajemente. A causa de la verguenza de haber sido derrotado por alguien que solo enfrentaba una espada de madera a la suya de acero, Seijiro se cortó la coleta de samurai.

Tras este combate, Musashi permaneció en la capital. Su presencia enfureció a los Yoshiokas, ya que les recordaba la humillación inflingida al jefe del clan. El segundo de los hermanos, Denshichiro, retó a Musashi en duelo. Siguiendo una táctica premeditada, Musashi se retrasó en llegar a la cita, haciendo que su contrincante se impacientase primero, se pusiera nervioso después, y finalmente se relajase al pensar que Musashi se había asustado y no se presentaría. Cuando finalmente apareció, segundos después de comenzar el combate había roto el cráneo de Denshichiro con un solo golpe de su espada de madera.

La casa Yoshioka aún organizó un tercer duelo, esta vez contra Hanshichiro, el hijo mayor de Seijiro. Hanshichiro era tan solo un niño de alrededor de diez años de edad, por lo que en realidad, Musashi se enfrentaría con toda la cohorte de guardaespaldas que le acompañaban. El lugar concertado para el combate era un bosquecillo cercano. Esta vez Musashi llegó con mucha antelación, y se escondío para esperar la llegada de los contrarios. El muchacho llegó vestido formalmente con armadura, y acompañado de un gran número de samurais de la familia. Musashi esperó escondido, y cuando creían que en esta ocasión se lo había pensado mejor y había abandonado Kyoto, apareció repentinamente en medio de ellos, liquidando a Hanshichiro. Abriendose paso a continuación entre la cohorte de guerreros, con una espada en cada mano, logró escapar de la trampa.

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Los años de perfeccionamiento

Tras el episodio de los Yoshiokas, Musashi continuó sus vagabundeos por Japón, llegando a convertirse en una leyenda viviente. Se encuentran menciones a su nombre en numerosos registros, diarios y monumentos, canciones populares y relatos, desde Tokyo a Kyushu. Antes de haber cumplido 29 años ya había constancia de alrededor de sesenta duelos, todos los cuales había vencido.

En 1605, el mismo año del asunto con los Yoshiokas, Musashi visitó el templo Zen de Hozoin, al sur de Kyoto. Este era un templo regido por monjes guerreros. Allí tuvo un encuentro con el principal luchador del templo. El monje era un experto en la Naginata (alabarda), y este fué el arma que empleó. Musashi se enfrentó a él, armado solamente con su espada de madera, y le derrotó en los dos combates que mantuvieron. Tras esto, permaneció en el templo durante una temporada, estudiando técnicas de lucha y Zen.

Nota: El templo de Hozoin aún está activo hoy en día, y los monjes siguen practicando las técnicas de lucha de entonces. Es interesante recalcar que la palabra "Osho", que actualmente significa "Monje", en los tiempos de Musashi quería decir "Maestro en Naginata".

Algunos de los duelos de los que se tiene constancia muestran la actitud de Musashi de adaptarse a cada combate según la situación del momento, sin formas predeterminadas, tal y como años después escribiría en el Libro de los Cinco Anillos. En una ocasión se enfrentó a un experto en el manejo del Kusarikama (una hoz con una cadena), y en lugar de usar la espada, sacó un cuchillo, entrando dentro de la zona en la que la cadena de su contrario podía maniobrar, y apuñalando a éste. En otra ocasión se encontraba cortando madera para fabricar un arco, cuando fué atacado repentinamente por un individuo; usando el arco como si se tratase de una espada, golpeó a su atacante en la cabeza haciendole huir.

A lo largo de sus viajes, pasó por la provincia de Izumo, donde visitó la casa del Daimyo local, el Señor Matsudaira, solicitando permiso para enfrentarse contra su luchador más experto. El permiso fué concedido para luchar con un hombre experto en el manejo del Bo. Ya que se trataba de un duelo de práctica, no se usarían armas de verdad, y Musashi optó por dos espadas de madera. con un arma en cada mano, acorraló a su contrincante y le desarmó golpeandole en los brazos. Ante la sorpresa de sus seguidores, Matsudaira pidió a Musashi que luchara contra él. Cuando Matsudaira se disponía a colocarse en posición de combate, preparando una guardia formal, Musashi atacó bruscamente la espada del Daimyo, partiendola en dos y dejandole desarmado incluso antes de haberse podido preparar. Matsudaira reconoció su derrota, y Musashi permaneció en casa de éste durante un tiempo, en calidad de profesor del Daimyo.

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El Duelo en la Isla de Ganryu

El combate más famoso de Musashi tuvo lugar en 1612, cuando se encontraba en Ogura, en la provincia de Bunzen. Su adversario era un tal Sasaki Kojiro, un samurai que había desarrollado una técnica muy potente y especial de lucha, conocida como Tsubame-gaeshi (la Parada de la Golondrina), inspirada en el movimiento de la cola de las golondrinas en vuelo. Kojiro estaba al servicio del señor de la provincia, Hosokawa Tadaoki. El periso para el duelo fué concedido, y se decidió que tendría lugar a las 8 de la mañana siguiente, en la isla de Ganryu, situada a unos kilómetros de Ogura. Aquella noche, Musashi abandonó el lugar donde se alojaba, y se fué a casa de un antiguo conocido. Esto inspiró el rumor de que la fama de invencible que tenía la técnica de Kojiro, había asustado a Musashi y este se preparaba para huir. A la mañana siguiente, Musashi fué llevado en barca hacia la isla donde tendría lugar el duelo, y por el camino, se dedicó a construir un cordel de papel trenzado para sujetar las mangas de su kimono, y después, a tallar una espada de madera utilizando el remo de repuesto.

Cuando el bote llegó al lugar del combate, Kojiro y sus seguidores se quedaron asombrados ante el aspecto de Musashi, espada de madera en mano, las mangas sujetas con tiras de papel, y una toalla anudada a la cabeza. Kojiro desenvainó su espada, y lanzó a un lado la funda. Musashi le provocó diciendole que, ya que se había deshecho de la funda, no volvería a tener necesidad de ella, al tiempo que se colocaba en guardia manteniendo su propia espada sujeta al cinto. Enfuereciendose, Kojiro lanzó el primer golpe, que arrancó la toalla de la cabeza de Musashi, al tiempo que éste, esquivando por poco, golpeó la cabeza de Kojiro con la espada de madera, y acabando con él.

Después de este combate, Musashi no volvió a usar la espada de verdad en ningún duelo. Era invencible, y a partir de entonces se dedicó a estudiar y a buscar la forma de comprender plenamente el Camino del Kendo.

En 1614 y 1615, Musashi tuvo la oportunidad de adquirir más experiencia en la guerra a gran escala. El Shogun Ieyasu Tokugawa organizó un asedio a la fortaleza de Osaka, donde los seguidores del clan Ashikaga se habían levantado en armas contra el gobierno del Shogun. Musashi se unió a las fuerzas de los Tokugawa, luchando ahora contra aquellos con quienes que había estado al lado cuando era joven, en Seki Ga Hara.

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Los últimos años, el Libro de los Cinco Anillos

De acuerdo con sus propios escritos, Musashi comenzó a comprender el Camino de la Estrategia cuando alcanzó los 50 años de edad. Junto con su hijo adoptivo Iori, un huerfano que había encontrado en sus viajes, se asentó en Ogura en el año 1634. No volvió a salir nunca de la isla de Kyushu.

Tras seis años en Ogura, Musashi fué invitado a pasar un tiempo como huesped de Hosokawa Churi, señor del castillo de Kumamoto. Pasó algunos años con Lord Churi, tiempo durante el cual se dedicó a enseñar y a pintar. En 1643 se retiró para llevar una vida de ermitaño en la cueva de Reigendo, lugar donde escribió el "Libro de los Cinco Anillos", el cual dedicó a su pupilo Teruo Magonojo. Terminó de escribir el libro unas semanas antes de su muerte, el 19 de mayo de 1645.

Musashi es conocido en Japón como "Kinsei", que significa algo así como "Sacerdote de la Espada". El Libro de los Cinco Anillos encabeza cualquier bibliografía sobre Kendo, y resulta único entre todos los libros sobre artes marciales, en el sentido de que trata la estrategia de guerra a gran escala exactamente de la misma forma que el combate individual. El libro no es una tesis sobre estrategia, sino, usando las palabras del propio Musashi: "una guía para aquellos que desean aprender acerca de la estretegia". Como tal guía, sus contenidos siempre están más allá de lo que los estudiantes son capaces de percibir. Cuanto más se lee el libro, más se encuentra en sus páginas. Se trata, de alguna manera, de "la última voluntad" de Musashi, la llave para abrir el sendero que el había recorrido. Al igual que otros ronin de la época, Musashi podría haber fundado una escuela cuando rondaba la treintena, siendo ya famoso y respetado, y haberse dedicado a disfrutar del éxito. Sin embargo, la opción que siguió fué la de continuar en solitario con su estudio, tal y como había hecho hasta entonces. Incluso en sus últimos años, abandonó la vida confortable que disfrutaba en el castillo de Kumamoto, y vivió dos años más en una cueva, en soledad, y dedicado a la contemplación y a escribir lo que había aprendido.

Escribió que "cuando has comprendido el Camino de la Estrategia, no existe una sola cosa que no seas capaz de comprender", y "puedes ver el Camino en todas las cosas". De hecho, se convirtió en un maestro en casi todas las artes y artesanías. Realizó obras maestras de pintura en tinta, posiblemente más valoradas que las de cualquier otro pintor. Fué un experto en el arte de la caligrafía, realizó esculturas en madera, trabajos en metal, e incluso fundó una escuela de artesanos "Tsuba" (las empuñaduras labradas de las espadas). También se dice que escribió poemas y canciones, aunque ninguno de éstos se ha conservado en la actualidad. Su obras estaban firmadas habitualmente con su sello "Musashi", y también con el sobrenombre de "Niten". Niten significa "dos cielos" y es el nombre que dió a su "escuela" de estrategia. Tal y como escribió: "estudia los Caminos de todas las profesiones". Y evidentemente fué el primero en seguir su propio consejo.

Musashi escribió sobre los diversos aspectos del Kendo, de tal forma que cada uno puede estudiar según su nivel. Un principiante puede sacar provecho a nivel de principiante, así como un experto puede captar sutilezas a nivel experto. Su obra no se aplica solo a la estrategia militar, sino a cualquier situación en la cual es necesario usar de la táctica. Los hombres de negocios japoneses usan el "Libro de los Cinco Anillos" como un manual de gestión empresarial, desarrollando campañas de ventas tal y como si fuesen operaciones militares. Y que funcione bien o no, depende simplemente de lo bien que se hayan comprendido los Principios de la Estrategia.

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mundele rebuznó:
Comienzo con un singular personaje que pocos deben recordar, no así sus logros que usamos masivamente hoy en día:
Nikola Tesla (1856-1943)

Lo he leído y muy interesante. Gracias.
 
Increible ese Nikolo, la verdad es que no lo recordaba, todo un visionario...

Muy bueno el hilo.
 
Excelente hilo.

Muy buenas ambas biografías.

Me ha impactado especialmente la del ronin.

Prosigan, señores, prosigan.
 
Alí, Holyfield, Foreman, Tyson... son muchos los nombres de grandes boxeadores que nos suenan a todos, pero no es el caso del desconocido Rocky Marciano, para muchos el mejor boxeador de todos los tiempos. Vale que no aportó nada a la ciencia o a la humanidad como pretende el hilo, pero no deja de ser curioso que esté tan relegado a pesar de su trayectoria. Hasta la fecha, es el único campeón mundial que no ha conocido la derrota.

Rocky Marciano
El boxeador imbatible

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Rocky Marciano siempre entrenó para ser un gran boxeador. No empezó a practicar el deporte hasta los 23 años, cuando la mayoría de los aspirantes a campeones estaban ya metidos en sus carreras desde hace tiempo. Era pequeño, no era un atleta natural, tenía mala coordinación y balance, e incluso no quería practicar el boxeo, ya que quería ser una estrella del beisbol. Pero en él vieron que era un gran pegador, especialmente con la mano derecha, y tenía un gran coraje y determinación.

Nació con el nombre de Rocco Marchegiano, el 1 de Septiembre de 1923, hijo de italianos de clase baja, que se habían instalado en la ciudad de Brockton, en Massachussets, donde su padre, Pasquale, trabajaba en una fábrica de zapatos. Rocco, hizo sus primeros pasos como boxeador en la armada, pasando la mayoría de su servicia en Gran Bretaña, y sólo se tomó en serio el hecho de boxear después de fallar numerosas veces en sus pruebas para convertirse en jugador de beisbol, su sueño de la infancia. Su amigo Allie Colombo, que formo parte del equipo de Marciano, persuadió a Al Weill, manager de Nueva York, para que lo cogiese, cosa que hizo después de recibir el consejo del veterano entrenador Charley Goldman, de 60 años, que tenía alrededor de 300 peleas profesionales y supo del potencial de Marciano en cuanto lo vio. Marciano trabajó duro con el rango de peso pesado y bajo la batuta del paciente Goldman, aprendió a canalizar su extraordinario poder de pegado en la corta distancia, con golpes destructivos.

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En su primer año profesional, 1948, derrotó a los 11 rivales a los que se enfrentó (8 de ellos en el primer round). En 1949, su récord era de 13-0, con 11 KO's, y sus malos días pasaron fugazmente. El combate que lo lanzó a la fama fue contra Roland LaStarza, un joven ítaloamericano imbatido hasta ese momento en 37 peleas. El combate tuvo lugar en el Madison Square Garden de Nueva York el 24 de Marzo del 1950, y Marciano ganó en una decisión dividida, después de una autentica batalla, que pudieron observar 13.658 personas. Marciano era un gran negocio, pero a Weill no le iba tan bien, y lo mantuvo entrenando fuerte hasta que estuvo preparado, en Julio del 51, para iniciar el camino para disputar un título mundial. Rex Layne fue derrotado en 6 Rounds, Freddy Beshore en 4 y el 26 de Octubre, Rocky Marciano finalizó con la carrera de Joe Louis, el Bombardero Negro, al que derrotó en nueve rounds. Victorias contra Lee Savolt y Harry Matthews lo mantuvieron en la cumbre, hasta que finalmente el 23 de Septiembre del 1952, el Campeón Mundial Jersey Joe Walcott, que había sido el hombre más viejo que había ganado el título de los pesados cayó en una durísima pelea. Marciano cayó al suelo en el primer minuto, pero siguió boxeando round tras round, hasta que en el decimotercero Walcott solo que tenía que mantenerse en pie para ganar. Pero entonces Marciano le propinó un devastador derechazo que acabó con el viejo Walcott. Ese golpe le sacó a Walcott lo poco que le quedaba como boxeador.

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En la siguiente pelea que disputó Walcott, se fue como una oveja en el primer round. Marciano despejó todas las dudas con LaStarza, venciendo a este en el undécimo asalto, en Septiembre del 53. Sólo boxeó dos veces en el 54, pero sus dos victorias sobre el campeón Ezzard Charles pasaron a la historia del pugilismo. La primera el 17 de Junio, Charles le aguantó los 15 rounds a los que estaba pactado el combate, manteniendo en vilo a los 48.000 asistentes en el estadio de los Yankees, gracias a su impresionante resistencia. En la revancha, el 17 de Septiembre, la izquierda de Marciano no fue la que siempre había sido, y el rincón de Rocky tuvo que rogarle al doctor de la pelea que no la parara. Como siempre, Marciano salió de la crisis: una serie de golpes de derecha tumbaron a Charles en el octavo round, y en el siguiente ataque lo noqueó fríamente. Sólo hubieron dos peleas después de esa, una victoria sobre Don Cockell y un KO en el noveno contra el campeón de los Semi Pesados, Archie Moore.

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La retirada de Rocky fue anunciada el 27 de Abril del 56 y pese a las tentadoras ofertas que le proponían regresar a los rings. Tuvo un récord de 49 victorias (43 de ellas antes del límite), sin ninguna derrota. Rocky Marciano falleció el 31 de Agosto del 1969, cuando el avión en el que viajaba se estrelló cerca de Des Moines.

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Apasionantes. A Tesla ya lo conocía, pero no tan a fondo. Me ha sorprendido. La historia del ronin es preciosa y me ha transportado al japón feudal de las películas de Kurosawa. Y la de Rocky Marciano, aunque también es muy interesante ya la conocía por la película Toro Salvaje, biografía del boxeador. Os la recomiendo encarecidamente si es que aún no la habéis visto.

Felicidades a los que las han escrito.
 
Pope Amunike rebuznó:
Y la de Rocky Marciano, aunque también es muy interesante ya la conocía por la película Toro Salvaje, biografía del boxeador.

Error. Toro Salvaje es el biopic de Jake La Motta.

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Otro gran boxeador, pero fue derrotado por Sugar Ray de paliza y tiró su carrera por la borda.
 
Ups, es cierto. Pensé que las diferencias entre la biografía y la película eran "licencias artísticas". Pues la historia de Jake La Motta es también muy interesante.

PD.- Ahora que lo recuerdo... es posible que en Toro Salvaje se nombre alguna vez a Rocky Marciano.
 
Realmente interesantes las tres biografías. Felicidades y seguid con el hilo. Yo pondría algo pero no conzco ningún personaje tan especial :cry:
 
Vasili Zaitsev:
Francotirador soviético, mató a 242 alemanes en Stalingrado

Los periódicos rusos hicieron desde entonces famoso el nombre de Vasili Zaitsev. En el plazo de diez días mató a cerca de cincuenta alemanes y los corresponsales escribieron con maligno placer acerca de su sorprendente habilidad para abatir a sus enemigos con una sola bala. Se trataba de una técnica que había aprendido mientras cazaba el ciervo en los bosques que rodeaban a Elininski, su hogar en la ladera de los montes Urales. Pastor durante los veranos, a la edad de quince años acudió a la escuela técnica de Magni-togorsk. Después, sirvió como tenedor de libros en la Escuadra soviética del Lejano Oriente. El 20 de septiembre de 1942, Zaitsev, con su ancha cara, llegó a Stalingrado con la 284 División. Ahora era un héroe nacional y, como su nombre se esparció a través de la tierra de nadie, los alemanes tomaron un excesivo interés por él. Llamaron a Berlín para que viniese un tal comandante Konings para que lo matase.

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Desconocedor del plan alemán, Zaitzev continuó su guerra de un solo hombre y empezó a enseñar a otros treinta rusos su especialidad. La rubia Tania Chernova era uno de sus alumnos. Y los dos se convirtieron en amantes. Tania le gustaba su nueva vida. Impávida tras su experiencia en el Volga y en las cloacas, se transformó en un soldado profesional, vivió en pozos de tirador, bebía vodka y comía con una cuchara que se guardaba en la bota. Dormía acurrucada al lado de hombres extraños y se bañaba en pozales de agua. También aprendió a buscar protección en el frente de trincheras, a seguir al enemigo a través de la mira telescópica y, lo más importante, a esperar durante horas antes de disparar un solo tiro mortal.

Más allá del sur, cerca de la fábrica Octubre Rojo, El Francotirador Vasili Zaitzev acechaba las líneas del frente. Ahora ya había matado casi a cien alemanes y le habían condecorado con la orden de Lenin. Su fama se había extendido por toda la Unión Soviética.

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Además, sus alumnos habían amasado un número formidable de víctimas. Hombres como Víctor Medvedev y Anatoli Chéjov consiguieron que los alemanes temiesen asomar la cabeza durante el día. Y el tirador apostado en que se había convertido Tania Chernova, disparaba ahora el fusil con una precisión infalible. Con su puntería había matado a unos cuarenta alemanes y seguía refiriéndose a sus víctimas como «bastones». Pero Tania aún tenía mucho que aprender.

Desde el último piso de un edificio, solía contemplar detrás de montones de ladrillos el ir y venir del enemigo. Muchos otros aprendices de francotiradores la acompañaban mientras ella observaba durante horas, siguiendo la pista a los alemanes que se escabullían por aquí y por allá entre las trincheras. Tania y su pelotón los apuntaban con las miras telescópicas centradas en sus cabezas y corazones. Pero ninguno disparaba, ya que Zaitzev les había dicho que esperasen a obtener su aprobación antes de revelar sus posiciones.

A Tania la orden la sacaba de quicio. Disgustada por haber perdido de esa forma muchos «bastones», se encontraba inquieta junto a la ventana echando maldiciones por el retraso. Cuando una columna de infantes alemanes salió de repente al descubierto, chilló: «¡Fuego!» y la habitación llameó con los disparos. Tania asestó un tiro tras otro en los uniformes verdegrises y contó hasta diecisiete hombres muertos tendidos en el pavimento. Exultante, se acomodó en una silla e intercambió felicitaciones con sus amigos. Pero no tuvo en cuenta a algunos alemanes, que se arrastraron hasta sus líneas con las coordenadas exactas del escondite de Tania. Al cabo de unos minutos, una sucesión de cañonazos aplastó el edificio donde se encontraban los rusos. Tania abandonó a los muertos y corrió a decir a Zaitzev lo que había ocurrido.

Cuando oyó el enloquecido relato de la muchacha, Zaitzev la abofeteó con toda su fuerza, censurándola por su estupidez. Le dijo que sólo ella era la responsable de las muertes de sus amigos. Afligida por su culpabilidad y espantada ante la ira de Zaitzev, Tania lloró durante horas.

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En medio de los preparativos de ambos Ejércitos para la lucha final, en la tierra de nadie llegaba a su ápice un siniestro combate personal. Los dos adversarios se conocían sólo por su reputación. El comandante Konings había llegado de Alemania para su duelo con Zaitzev.

Los rusos se enteraron por primera vez de la presencia de Konings cuando un prisionero reveló que el comandante estaba recorriendo las trincheras del frente, familiarizándose con el terreno. Tras oír la noticia, el coronel Nikolái Batiuk, el comandante de la 248 División, tuvo una reunión informativa con su grupo de francotiradores para comunicarles el peligro.

—Creo que el superfrancotirador que ha venido de Berlín será para vosotros un bocado fácil. ¿No es verdad, Zaitzev?

—Sí, camarada coronel —asintió Zaitzev—. Pero primero habrá que encontrarlo, estudiar sus costumbres y métodos y... esperar el momento oportuno para un tiro certero, sólo uno.

Zaitzev no tenía idea de por dónde operaba su antagonista. Había matado a muchos tiradores alemanes de primera, pero sólo tras haber observado durante días sus hábitos. En el caso de Konings, su camuflaje, pautas de tiro, artimañas, todo ello constituían piezas aún perdidas de un rompecabezas.

Por otra parte, el servicio secreto alemán había estudiado los opúsculos que describían las técnicas soviéticas de los francotiradores y la forma de actuar de Zaitzev habían sido muy difundidas por los propagandistas rusos. El comandante Konings debía de haberse enterado a fondo de esa información. Zaitzev, en cambio, no tenía la menor idea de cuándo actuaría el otro.

Durante varios días, los tiradores rusos buscaron entre las ruinas de Stalingrado con ayuda de sus gemelos de campaña. Fueron a ver a Zaitzev y le expusieron las estrategias más recientes y modernas, pero el ceñudo siberiano rechazó sus consejos. Debía aguardar hasta que Konings hiciese su primer movimiento.

Durante este período no ocurrió nada fuera de lo corriente. Luego, en rápida sucesión, dos francotiradores soviéticos cayeron víctimas de sendos tiros de fusil. Para Zaitzev era evidente que el comandante Konings había señalado el comienzo de su duelo personal. Entonces, el ruso se dirigió a echar una ojeada a su rival.

Se arrastró hasta el límite de la tierra de nadie entre la colina Mámaiev y la fábrica Octubre Rojo y exploró el campo elegido para el combate. Estudió las trincheras enemigas a través de los prismáticos y vio que nada había cambiado: el terreno era el familiar, con trincheras y bunkers según los mismos moldes que ya había memo-rizado durante las pasadas semanas.

Durante toda la tarde, Zaitzev y un amigo, Nikolái Kulikov, permanecieron a cubierto, dirigiendo los gemelos de un lado a otro, sin parar, en busca de una pista. En medio del constante bombardeo diario, se olvidaban de la guerra y sólo perseguían a un hombre.

Cuando el sol empezó a ponerse, vio cómo se movía de un modo irregular un casco a lo largo de la trinchera alemana. Zaitzev pensó en disparar, pero su instinto le avisó que debía tratarse de una trampa, ya que Konings debería tener afuera un compañero para atraparle a él. Exasperado, Kulikov se preguntó:

—¿Dónde puede estar escondido?

Pero Konings no ofreció el menor indicio de su propia posición. Al sobrevenir la oscuridad, los dos rusos retrocedieron hasta su propio bunker, donde charlaron un largo rato acerca de la estrategia del alemán.

Antes del alba, los francotiradores se dirigieron a sus propios hoyos en la linde de la tierra de nadie y estudiaron de nuevo el campo de batalla. Konings siguió silencioso. Maravillado de la paciencia del alemán, Zaitzev empezó a admirar la habilidad profesional de su adversario. Fascinado ante la intensidad de aquel drama, Kulikov habló con animación mientras el sol se elevaba hasta el cénit y empezaba a descender detrás de Mámaiev. En cuanto llegó de pronto otra noche, los combatientes regresaron a sus propias trincheras para poder dormir un poco.

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A la tercera mañana, Zaitzev recibió una visita, un agitador político llamado Danilov, llegado de lejos para ser testigo del desafío. A las primeras luces, los cañones pesados empezaron su normal barrera artillera y, mientras los obuses silbaban por encima de sus cabezas, los rusos contemplaron el paisaje en busca de una presencia delatora.

De repente, Danilov se levantó gritando:

—Allí está. Se lo voy a señalar.

Konings disparó contra él y le alcanzó en el hombro. Después de que los camilleros se llevaron a Danilov al hospital, Vasili Zaitzev se quedó agazapado.

Cuando examinó con los prismáticos el campo de batalla, concentró su atención en el sector de enfrente. A la izquierda había un carro destruido; a la derecha, un nido de ametralladoras. Desdeñó el carro porque sabía que ningún francotirador con experiencia elegiría un objetivo tan expuesto. El nido de ametralladoras también se hallaba abandonado.

Zaitzev continuó moviendo los prismáticos. Los enfocó sobre una plancha de hierro y un montón de ladrillos que se encontraban entre el carro y el nido de ametralladoras. Siguió el movimiento de los gemelos y volvió luego a esa rara combinación. Durante minutos, Zaitzev se demoró sobre la plancha. Tratando de leer los pensamientos de Konings, decidió que el inocuo montón de ladrillos era un perfecto lugar para esconderse.

Para probar su teoría, Zaitzev colgó un guante del extremo de un trozo de madera y lo levantó despacio por encima del parapeto. Sonó un disparo de fusil y bajó a toda prisa el guante. La bala había hecho un agujero en la parte central del paño. Zaitzev estaba en lo cierto: Konings se encontraba bajo la chapa de hierro.

Su amigo Nikolái Kulikov estuvo de acuerdo:

—Allí está nuestra víbora —le susurró.

Los rusos retrocedieron a su trinchera para encontrar otra posición. Deseando colocar al tirador alemán enfrente de la mayor luz cegadora posible, siguieron la irregular línea de las trincheras hasta que encontraron un lugar en el cual tendrían a sus espaldas el sol de la tarde.

A la mañana siguiente se instalaron en su nueva guarida. A su izquierda, hacia el este, los transbordadores del Volga luchaban de nuevo contra el fuego de morteros enemigos. Al sudeste, la plancha de hierro bajo la que se ocultaba su adversario. Kulikov disparó un tiro a ciegas para despertar la curiosidad del alemán. Luego los rusos descansaron tranquilamente. Sabiendo que el sol podría hacer reflejos en sus miras telescópicas, esperaron con paciencia a que descendiera por detrás de ellos. A última hora de la tarde, rodeados ahora por la sombra, Konings se hallaba en desventaja. Zaitzev enfocó su mira telescópica hacia el lugar donde se escondía el alemán. De repente, brilló un alza telescópica en un extremo de la plancha. Zaitzev hizo una señal a Kulikov, el cual levantó despacio su casco por encima del parapeto. Konings disparó de nuevo y Kulikov cayó chillando de modo muy convincente. Sintiendo que había ganado, el alemán alzó la cabeza poco a poco para contemplar a su víctima. Vasili Zaitzev le alcanzó con un disparo entre los ojos. La cabeza de Konings cayó hacia atrás y el fusil se le deslizó de las manos. Hasta que el sol se puso, la mira telescópica brilló y centelleó. Al oscurecer, dejó de brillar.



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bueno no creo que esto sea exactamente una biografia pero se sale portodos los lados
 
vamos a poner a una mujer, ni que sea para guardar las apariencias

Juana de Arco

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Santa Juana de Arco (Enero de 1412, 30 de mayo de 1431), también conocida como la Doncella de Orleans, es la heroína nacional francesa y una santa de la Iglesia católica.

A los trece años afirmó haber recibido en el jardín de sus padres las voces de san Miguel, santa Margarita y santa Catalina, que le piden salvar al delfín de Francia de la amenaza inglesa y conducir los ejércitos franceses a la reconquista de Orleans.

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Acompañada de seis hombres de armas, parte el 29 de febrero de 1429 hacia Chinon, donde intenta convencer al delfín de la veracidad de su misión.

Con solo 17 años es armada caballero y encabezó el ejército real francés. Convenció al rey Carlos VII de que expulsaría a los ingleses de Francia y él le dio autoridad sobre su ejército en el sitio de Orléans, la batalla de Patay y otros enfrentamientos en 1429 y 1430.

Estas campañas permitieron la coronación de Carlos VII. Como recompensa, el rey absolvió al pueblo de Domremy de pagarle anualmente (esta ley estuvo en vigor hasta hace cien años).

El testimonio del Duque de Alençon indica que estas fueron las palabras que le dirigió Juana al futuro rey para convencerle:

“Me llamo Jehanne, la Pucelle; y el Rey del Cielo te envía una palabra a través mí, por la que tú serás consagrado y coronado en Reims, y que tú serás el lugarteniente del Rey del Cielo, que es ser rey de Francia”

Al acabar la entrevista, el rey dijo que Juana le había confiado secretos que no podían ser sabidos por nadie, excepto por Dios, el cual había puesto mucha confianza en ella.

Los Borgoñeses la capturaron y la entregaron a los ingleses. Los clérigos la condenaron por herejía y John, duque de Bedford la quemó viva en Rouen. Carlos VII no realizó ninguna acción en favor suyo.

No obstante se reconoce su inocencia en una apelación del juicio después de su muerte. en 1456 gracias a un proceso donde hubieron muchos testimonios y se declararon herejes a los jueces que la habían condenado; finalmente, ya en el siglo XX, en 1909 fue beatificada y posteriormente canonizada, es a decir, declarada una Santa en 1920 el Papa Benedicto XV, “Santa Juana de Arco”, pues.

Su fama se extendió después de su muerte: adorada por la Liga Católica en el siglo XVI, adoptada como símbolo cultural por los círculos patrióticos francés desde el siglo XIX, fue una inspiración para las fuerzas aliadas durante la primera y segunda guerra mundial.

La espada de Juana de Arco:

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Cuando el rey quiso darle una espada a Juana, después de armarla caballero, esto pidió la de Santa Catalina de Fierbois. Se le preguntó si la había visto y dijo que no. Un herrero fue enviado desde Tours y descubrió la espada entre varias depositadas allí, pues desde la batalla de Azincourt en 1415, muchos hombres de armas vinieron a depositar parte o la totalidad de su armamento en agradecimiento a Santa Catalina.

Juana rompió la espada sobre una prostituta en Saint-Denis, segun el testimonio del duque de Alençon. POr lo visto eran frecuentes estos incidentes en los que Juana tenía por costumbrar pegar con el canto plano de su arma a las mujeres de moral dispersa que encontraba.

Carlos VII se mostró molesto al saber de lo sucedido. El arma habia tomado visos de filo mágico entre los compañeros de armas de Juana, y su destrucción tuvo los efectos de un mal presagio. No se tienen indicios de lo que les ha sucedido a estos pedazos.
 
El duelo entre Zaitsev y el francotirador alemán (también conocido como Thorvald en otras fuentes) no ha podido ser probado, siendo casi con toda seguridad fruto de la propaganda soviética para elevar la moral de sus tropas.

Zaitsev nada más acabar la batalla de Stalingrado fue alcanzado por la explosión de una granada y quedó ciego de por vida.
 
Juvenal rebuznó:
El duelo entre Zaitsev y el francotirador alemán (también conocido como Thorvald en otras fuentes) no ha podido ser probado, siendo casi con toda seguridad fruto de la propaganda soviética para elevar la moral de sus tropas.

Zaitsev nada más acabar la batalla de Stalingrado fue alcanzado por la explosión de una granada y quedó ciego de por vida.

No es una ironía del destino?
 
¿En teoría el francotirador Alemán no debería haber cambiado de escondite después de disparar? Esa historia es apasionante... pero no me cuadra demasiado.
 
¿En teoría el francotirador Alemán no debería haber cambiado de escondite después de disparar? Esa historia es apasionante... pero no me cuadra demasiado.
 
Archibald Lee Wright "Archie Moore"
Comenzo a boxear en 1936 con 23 años despues de haberse dedicado a diversos oficios entre ellos el de "gangster".Su fama de hombre extremadamente inteligente fuera del ring y sus cualidades boxisticas asustaban a los promotores por lo que organizo sus propios combates con boxeadores negros: Se hizo una increible fama de intocable y afirmaba que los politicos le tenian miedo.
Finalmente disputo el título mundial de los semipesados con 39 años y se mantuvo invicto hasta los 43, cuando perdio el combate por el título de los pesados contra Rocki Marciano de 32 años, que tras ese combate se retiro.
Despues de 27 años de carrera 229 peleas 194 victorias (141KO)
26 derrotas (solo 1 por KO) se retiró con 50 años y se dedicó a sus negocios de restauración, obras sociales y fue actor en varias producciones warner.Falleció en 2002.
 
Aunque el personaje que aquí os presento posiblemente no esté a la altura de los posteados por vosotros, a mí siempre me ha fascinado la capacidad física y mental de este hombre, Ehrich Weiss.

Pero todos le conocemos como Houdini.


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El amanecer de la más grande leyenda de la magia tuvo lugar en 24 de marzo de 1874. Ese día nació un hijo al doctor Samuel Weiss, un rabino de Budapest, Hungría. El niño fue llamado Ehrich Weiss. Este niño estaba destinado a asumir el nombre que él haría inmortal tan solo diecisiete años más tarde: Harry Houdini.
A los nueve años de edad, Ehrich huyó de casa. Se unió a un pequeño circo en su pueblo natal. A la edad de once años, trabajó como aprendiz de cerrajería. En abril de 1891, a los diecisiete años de edad sacrificó su empleo en una fábrica de corbatas y comenzó su carrera como ilusionista. Houdini logró la proeza de escapar de cuerdas atadas a su alrededor en cualquier forma imaginable. Llegó a tal grado de experiencia, que eventualmente ofreció una recompensa de 25 dólares a cualquiera que pudiera atarlo de manera que no pudiera escapar. Él nunca perdió un centavo. Fue durante este período que conoció a Beatrice Rahner. En julio de 1894, pidió prestado 2 dólares a su prometida para pagar su licencia de matrimonio y la Srita. Rahner se convirtió en Bessie Houdini.
La carrera de Houdini fue extremadamente influenciada por el famoso ilusionista francés Jean Eugene Robert-Houdin. Fue a partir del nombre "Robert-Houdin" que Houdini improvisó su propio nombre agregando una "i".
Cuando se encontraba en Londres, sorprendió a los oficiales de Scotland Yard, liberándose de supuestas esposas "a prueba de escape". Prácticamente del día a la noche, se transformó de un modesto artista, que ganaba 18 dólares por semana, en una celebridad con honorarios de 1,800 dólares por semana. Durante la Primera Guerra Mundial, Houdini dio sus servicios al gobierno de los Estados Unidos, haciendo presentaciones en campamentos por dos años consecutivos.
Entre 1918 y 1921, se hizo estrella del cine. Organizó una compañía para producir una serie de 15 episodios llamada "The Master Mystery". Houdini desempeñó también el papel estelar en las películas "The Grim Game" y "Terror Island".
La capacidad de Houdini de trabajar incansablemente 18 horas al día fue el ingrediente responsable de las muchas facetas de su vida. Sus cruzadas exponiendo a las "médiums" fraudulentas reciben el crédito de la eliminación del falso espiritismo. Fue además un experto criptólogo, capaz de descifrar casi cualquier mensaje en clave.
A pesar de que Houdini ganó su reputación mundial como escapista, la magia estaba más cerca de su corazón. Fue en 1924 que combinó su trabajo en escapismo con la magia y las ilusiones. Viajó por los Estados Unidos presentando "The Houdini Mystery Show". Esto siguió hasta el 31 de octubre de 1926, cuando Houdini conoció su prematura muerte en Detroit, a la edad de 52 años. A Bessie, Houdini heredó la suma de 500,000 dólares y al mundo una colorida leyenda, matizada de emoción, valor y misterio.

EL CAPÍTULO FINAL
El telón final cayó para Houdini a la 1 a.m. del lunes 31 de octubre de 1926. El último acto de su vida había comenzado quince días antes cuando inició su temporada en el teatro Princess en Montreal. Su programa de dos funciones diarias incluía una conferencia sobre fenómenos psíquicos y espiritismo en la Universidad McGill. Después de la conferencia, los estudiantes presentaban sus respetos a Houdini, quien complacido con esto, invitaba a los estudiantes a visitarlo en el teatro.
La mañana del viernes un artista joven, acompañado de dos amigos saludó a Houdini. Uno de los amigos, una estrella del boxeo en la Universidad, preguntó si tendría el privilegio de golpear a Houdini en el abdomen. El estudiante quería convencerse de la fortaleza que Houdini proclamaba tener en su condición física. Houdini, quien se encontraba sentado, aceptó el reto. No había terminado de levantarse aún, cuando el joven golpeó su abdomen con todas sus fuerzas. Después del inesperado golpe, la cara de Houdini se puso blanca mientras hacía esfuerzos para respirar. Algunos minutos después, Houdini pidió al joven que lo golpeara nuevamente. Esta vez él estaba preparado para recibir el golpe. El estudiante lo golpeó una vez más y se encontró con un abdomen duro como un roble. Houdini había comprobado su fortaleza y el joven boxeador quedó ampliamente impresionado. Houdini no se dio cuenta, pero en la demostración de su fortaleza al joven estudiante, había sufrido la ruptura del apéndice, que se convirtió en el umbral de su reto final.
Al siguiente día , Houdini milagrosamente cumplió con sus presentaciones de la mañana y de la tarde, con las cuales concluía su temporada en Montreal. A pesar de que su condición empeoraba, abordó el tren hacia Detroit, donde tenía el compromiso de hacer una función en la noche del lunes 24 de octubre. Cuando arribó a Detroit, Houdini sufría de severa fiebre y continuos escalofríos. Su esposa Bess le suplicaba considerar la hospitalización, pero sus ruegos no eran escuchados. Al oír las noticias de que las localidades del teatro estaban agotadas, la atención médica era lo último que pasaba por la mente del artista. El público de esa noche vio la sonrisa cautivadora y sintió la grandiosidad en el hombre, pero difícilmente pudo darse cuenta de que él estaba muriendo. Mientras actuaba, la fatiga aumentaba y su agonía casi lo paralizaba. Esa fue su última actuación. Houdini se desmayó y fue llevado al hospital Grace, donde fue sometido a cirugía mayor de urgencia durante la mañana del siguiente día. Poco se pudo hacer para detener la inevitable consecuencia del engangrenado apéndice que el cirujano encontró.Siete días más tarde, Houdini dijo a su hermano Hardeen, "Estoy cansado de luchar. Creo que esta cosa me va a vencer." Houdini cerró sus ojos por última vez. Era la mañana del Halloween.
 
Lance Armstrong
Supera el cáncer y gana siete Tours consecutivos

Capacidad de sacrificio y afán de superación son dos de las características que definen siempre a los buenos deportistas. Y son precisamente las que mejor encajan con el espíritu del siete veces campeón del tour de Francia, Lance Armstrong.

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El ídolo del deporte americano nació en Dallas el 18 de septiembre de 1971 y comenzó a acondicionar su cuerpo desde muy joven. Su madre, Linda Mooneyham, llegó a compaginar hasta dos y tres trabajos para sacar adelante al joven Lance, después de que el padre de éste les abandonara. Su apoyo fue el principal empuje para que el pequeño se lanzara de lleno al mundo del deporte. Primero probó con la natación, que le sirvió para ir forjando su carácter luchador. Se levantaba todos los días a las 4.45 para ir a entrenar a la piscina. Después, cuando contaba con tan sólo 13 años descubrió el Triatlón y se proclamó vencedor de la "Iron Kids Triathlon", en lo que fue el comienzo de una vida llena de victorias. Pero también de duros golpes.

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Chris Carmichael descubrió el talento de Lance para el deporte de dos ruedas y con la ayuda de éste, pronto pasó a ser ciclista profesional. A medida que iba sumando carreras ganadas, su vida daba un giro de 180 grados. A los 21 años, siendo uno de los más jóvenes en lucir el maillot arcoiris, se proclamó vencedor en el Campeonato del Mundo en ruta. Se abría ante él un futuro prometedor, lleno de comodidades y de satisfacciones. Poseía un rancho a las orillas del lago Austin y un Porsche. Todo parecía ir mejor que bien, pero un día, el 2 de octubre de 1996, salió a hacerse unos análisis médicos y su vida cambió radicalmente.

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Durante semanas había notado una gran inflamación en la ingle, y acostumbrado a ignorar el dolor, no le dio importancia hasta que comenzó a vomitar sangre y a tener pérdidas de visión y migrañas. El diagnóstico estaba claro: un cáncer en el testículo que no vino sólo. Los médicos le descubrieron una docena de tumores, del tamaño de una pelota de golf, en los pulmones y en el cerebro. Pero para una persona que ha vivido compitiendo sobre una bicicleta, sin rendirse, doblegarse a la enfermedad no era una opción. El propio Lance ya lo advirtió en una entrevista: "Te has equivocado de persona. Al elegir un cuerpo para vivir en él, cometiste un error porque seleccionaste el mío". Estaba dispuesto a hacer frente al cáncer y no faltó a su promesa. A los 25 años, Lance declaraba en rueda de prensa que padecía una grave enfermedad y un año después, a pesar de que los médicos pronosticaban que sus opciones de vida apenas rozaban el 40 por ciento, anunciaba su regreso.

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En enero de 1997, un mes después de acabar la quimioterapia, Lance conoció a Kristin Richard, la que fue su esposa durante cinco años. Con ella tuvo tres hijos, el mayor de ellos, Luke, nacido del semen congelado que su padre donó antes de someterse al tratamiento, y las gemelas Grace o "Gee" e Isabelle o "Izzy". Tras la ruptura de su matrimonio, el ciclista inició una relación con la cantante estadounidense Sheryl Crow, que le acompaña en todo momento.

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Su experiencia le ha servido para infundir esperanza a aquellos que pasan por la misma situación que superó él. Puso en marcha la "Fundación Lance Armstrong" para la lucha contra el cáncer y relató en varios libros su propia historia para demostrar a los incrédulos que todo se puede superar si se pone energía para ello. Con su primer libro, "It's not about the bike", ha vendido millones de ejemplares, un éxito que ha repetido con su biografía "Mi vuelta a la vida".

Si le damos un repaso a sus triunfos sobre la bicicleta, no es de extrañar que sea un atleta de reconocimiento mundial, galardonado con el premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2000.

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Armstrong debutó como profesional con el Motorola en la Clásica de San Sebastián, donde quedó el último en 1992, pero luego la ganó en 1995. Un año después en Verdún, conquistó su primera etapa del Tour de Francia. Su victoria en el Campeonato del Mundo de Oslo, nos descubrió a un ciclista pletórico dispuesto a todo. En 1995, repitió triunfo de etapa en Francia y consiguió su primera victoria en una prueba larga en el Tour Du Pont, triunfo al que sumó la Flecha Valona de 1996.

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Fue en ese año cuando le diagnosticaron su enfermedad y muchos vaticinaron que jamás volvería a subirse a una bicicleta. El equipo francés Cofidis le dio por desahuciado y rompió su contrato. Lance tuvo que vender su preciado Porsche y a punto estuvo de tener que hacer lo mismo con su casa. Estaba pasando por malos momentos pero, como ya hizo anteriormente, sacó fuerzas para seguir adelante. Finalmente, un equipo patrocinado por el U.S. Postal Service le fichó por mucho menos de lo que solía cobrar, pero en 1998 volvió a pedalear.

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Su primera carrera, la Ruta del Sol, la disputó en España y acabó decimocuarto. Dos semanas después participó en la París-Niza. Sin embargo, la temporada no fue del todo esperanzadora y desmoralizado, Lance llegó a pensar en una posible renuncia. Pero entonces, se propuso alcanzar la meta en una de las carreras más importantes del mundo: el Tour de Francia. El 1999 subió al podio y a este triunfo se sumaron otras seis victorias consecutivas. En este último tour, Lance anunciaba su retirada.

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Trayectoria:
1992 : GP d'Atlanta
1993 : Championnat du monde route,Championnat des Etats-Unis
1995 : Clasica San Sebastian
1996 : Flèche Wallonne
1998 : Tour du Luxembourg
1999 : Tour de France
2000 : Tour de France,GP des Nations,GP Eddy Merckx
2001 : Tour de France,Tour de Suisse
2002 : Tour de France,Dauphiné Libéré,GP du Midi Libre
2003 : Tour de France
2004 : Tour de France
2005 : Tour de France
 
Amstrong siempre estará bañado por el rumor del doping, lo que tomaba como tratamiento post-cáncer siempre ha sido centro de polémica.

Y en España por supuesto que se le tendrá siempre en el punto de mira por batir el récord del gran Miguel. :lol:
 
Jacques Bergier
Criptoanalista y divulgador francés (1912-1978) autor de obras tan conocidas como 'Guerra Secreta bajo los Océanos', 'Extraterrestres en la Historia', 'L' Homme eternel' (ediciones Gallimard, Francia) o 'La Guerra Secreta del Petróleo' entre otras muchas.

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El primer libro de Jacques Bergier, El retorno de los brujos (Le Matin des Magiciens), subtitulado "Una introducción al realismo fantástico", se publicó en 1960. Lo escribió en colaboración con Louis Pauwels y trataba asuntos entonces bastante "raros" y novedosos: fenómenos parapsicológicos, civilizaciones desaparecidas, la conexión esotérica del nazismo... Pretendía dar comienzo a una nueva y fundamental revolución cultural, al estilo del surrealismo de André Breton y compañía en los años veinte, y levantó una gran expectación. Fue objeto de críticas tanto elogiosas como demoledoras y se vendió más que bien.
Bergier fue un personaje público y notorio en su momento, una presencia habitual en los medios de comunicación. Incluso llegó a ser caricaturizado por Hergé en el álbum de Tintín Vuelo 714 para Sydney en la persona de Ezdanitoff, estrambótico director de la revista "Comète" y contactado e intermediario de los extraterrestres. Poco antes de morir en 1978 tituló su autobiografía Yo no soy una leyenda (Je ne suis pas une légende) y sin embargo hoy casi nadie se acuerda de él, hasta el punto de que es difícil encontrar la mayoría de sus libros incluso en Francia.

La leyenda de Jacques Bergier

Al leer sobre la vida de Jacques Bergier llaman enseguida la atención su precocidad, sus facultades intelectuales y la diversidad de sus actividades e intereses. Nació en 1912 en Odessa, Ucrania, en el seno de una familia judía. En 1920 la guerra civil que siguió a la Revolución de Octubre les obligó a emigrar hasta Krzemieniec, en Polonia. Aunque no fue a la escuela, aprendió francés, inglés y alemán y física y matemáticas por su cuenta en la biblioteca local. Desarrolló una capacidad lectora y una memoria prodigiosas: se dice que podía absorber y retener el contenido de un libro en pocos minutos. Además de la ciencia, le atraían los relatos de ciencia ficción rusos y americanos y los misterios de la Cábala que le enseñaba el rabino. En 1925 la familia Bergier se estableció definitivamente en París. Allí el joven Jacques se matriculó en la escuela primaria y en el Liceo a fin de obtener certificados oficiales y luego en la Sorbona, donde se graduó como ingeniero químico. En 1936 entró a formar parte del equipo de André Helbronner, pionero de la investigación nuclear. Las posibilidades de la energía atómica lo fascinaron y soñó con edificar un imperio industrial basado en el poder del átomo. Por otra parte fue también Helbronner quien le habló por primera vez de la alquimia y le hizo ver que los laboratorios y la química física no tenían por qué ser toda la verdad y la única verdad.

En 1940 la ocupación alemana convirtió a Bergier en un hombre de acción. La persecución de los judíos lo había concienciado y aproximado a las organizaciones comunistas y anarquistas. Se unió a la resistencia y en virtud de sus conocimientos técnicos se encargó de la fabricación de bombas, emisoras de radio, dispositivos de escucha telefónica y otros. En 1942 plasmó su experiencia en un Manual del perfecto saboteador que se editó en 38 idiomas y se distribuyó desde Londres. Su grupo fue el que descubrió el emplazamiento de la base secreta de pruebas de los tristemente célebres cohetes V2 en Peenemünde, en el Mar Báltico. En noviembre de 1943 Bergier fue detenido por la Gestapo. Lo encerraron y torturaron en el campo de Neue Bremme en primer lugar y después en Mauthausen, pero sobrevivió. Durante su confinamiento creyó descubrir curiosos poderes parapsicológicos: adivinaba de qué tenían hambre sus compañeros y sabía siempre cuándo le seguían. Tras la liberación participó en la caza de criminales de guerra y prestó asesoramiento a los servicios de espionaje y contraespionaje franceses. Todos los países aliados reconocieron su labor y lo condecoraron. En Rusia incluso se le dedicó una película documental.

El retorno de los brujos y el realismo fantástico

En 1953 un amigo común puso en contacto a Jacques Bergier con Louis Pauwels, un periodista y escritor de convicciones humanistas y tendencias místicas. Aunque aparentemente no tenían mucho en común, pronto surgió la amistad y de ahí el proyecto de un libro en colaboración. La idea original de Pauwels era escribir sobre la historia y la actualidad de las sociedades secretas, pero Bergier lo convenció para ampliar la tabla de contenidos. Trabajaron juntos durante varios años. El material (libros, datos, casos) lo proporcionaba Bergier y la redacción final correspondía a Pauwels. El resultado fue El retorno de los brujos (Le matin des magiciens), subtitulado "Una introducción al realismo fantástico" y lo publicó Gallimard en 1960. Estos son algunos de los temas que abordaba:

1. La alquimia.
Enlazando con una crítica del positivismo y el reduccionismo cientifista heredados del siglo XIX, los autores exponen el procedimiento alquímico como muestra de un saber técnico alternativo pero no forzosamente opuesto a la ciencia moderna.

2. Las civilizaciones desaparecidas.
Inspirándose en las recopilaciones de hechos extraños de Charles Hoy Fort (al que califican de "Rabelais cósmico") Bergier y Pauwels consideran la posibilidad de que otras civilizaciones hayan florecido sobre la Tierra y se hayan extinguido antes de nacer la nuestra y enumeran indicios que con el tiempo se han convertido en tópicos: las pirámides egipcias, la Isla de Pascua, las pistas de Nazca, las cartas de Piri Reis, diversos textos hindúes, etc.

3. Nazismo y esoterismo.
La tesis de los autores sobre la Alemania nazi es que sólo una transformación radical de la base cultural y moral permite explicar lo inexplicable, el crimen y el desastre absolutos. "En el país de Einstein y de Planck," escriben, "se empieza a profesar una ‘física aria'. En el país de Humboldt y de Haeckel, se empieza a hablar de razas. Nosotros pensamos que tales fenómenos no se explican por la inflación económica." Bergier y Pauwels detallan la vinculación de la cúpula nacionalsocialista a cultos esotéricos, así como la creencia en mitologías y cosmogonías aberrantes que en determinado momento se convierten en la ciencia oficial. Las primeras páginas de "El pueblo blanco" de Arthur Machen, donde éste distingue el mal absoluto de las pequeñas, banales maldades castigadas por el código penal, les sirve para ilustrar su posición. Machen, por cierto, estaba afiliado a la Golden Dawn, una sociedad iniciática inspirada en la Rosacruz.

4. La parapsicología.
Quizá uno de los pasajes más célebres del libro es el que relata un experimento telepático supuestamente organizado por la Marina de los EE.UU. en 1958: a lo largo de varias sesiones un sujeto a bordo del submarino atómico Nautilus habría intentado adivinar qué cartas sacaba al azar un aparato mecánico situado en una base en tierra firme. El porcentaje de logros habría superado con creces lo estadísticamente "normal".

¿Qué pretendían demostrar Bergier y Pauwels con todo esto?
Que la realidad puede ser mucho más compleja de lo que suponemos o imaginamos. Nuestra percepción de los hechos y nuestro juicio acerca de lo verdadero y de lo falso está necesariamente sesgado por todos los estándares, concepciones y teorías establecidos, implícitos en el sentido común. Lo que nos parece falso, anormal o "fantástico" es simplemente lo que no cabe en la manera común de ver las cosas. Mejor apartarlo, olvidarlo: condenarlo, como diría Charles Fort, maestro literario de H. P. Lovecraft. Lo que proponen Bergier y Pauwels es que nos liberemos de prejuicios, de teorías y concepciones caducas y volvamos a mirar directa y valerosamente a los hechos cara a cara, uno a uno, por fantásticos que resulten, antes de decidir con cuáles nos quedamos. "No nos lo creemos todo," escribieron, "pero creemos que todo debe ser examinado."

Lo fantástico sería entonces lo que queda tras el velo de las apariencias del sentido común y el saber oficial. El "realismo fantástico" era para sus promotores una suerte de realismo superior o superrealismo, una síntesis integradora de poesía y ciencia capaz de desvelarnos verdades nuevas e importantes que hasta ahora se ocultaban en las sombras. En las páginas de El retorno se dan cita personajes tan diversos como el biólogo J. B. S. Haldane, el jesuita Theilard de Chardin, Arthur Clarke, Lovecraft, Borges o Meyrinck.

Libros Prohibidos

"Se pueden escribir cinco líneas que destruirían la civilización", escribió el prestigioso astrofísico Fred Hoyle. Esas líneas quizá formen parte de algunos de los textos "demasiado peligrosos" que han desaparecido sin dejar rastro o fueron sistemáticamente destruidos o censurados a lo largo de la Historia, como El Libro de Toth, que da poder sobre la materia, el Manuscrito Voynich, que explica como usar la energía estelar, o la Esteganografía de Tritemo, que enseña como hipnotizar a distancia.
     Se calcula que en el gran incendio de la Biblioteca de Alejandría se quemó medio millón de obras que contenían el conocimiento científico de civilizaciones extintas, pero aquellos no son los únicos textos que podrían cambiar nuestra concepción del mundo y que han desaparecido. 
     Aunque algunos textos no han sido escamoteados de la lectura pública por la acción del fuego, sino por grupos interesados en que nunca salgan a la luz. 
     Esto es lo que opinaba Jacques Bergier, al igual que muchos investigadores que sostienen que la destrucción y la censura sistemática del saber científico a lo largo de la Historia han sido y son una cuestión mucho más real que literaria. 
     Los libros prohibidos han inspirado a muchos escritores como el norteamericano H. P. Lovecraft, que en sus "mitos de Cthulhu" menciona el Necronomicón que condensa la magia cósmica, o el italiano Umberto Eco, que en El nombre de la rosa narra una historia medieval de intrigas sobre una biblioteca de obras condenadas guardada por monjes inquisidores en un convento. 
     "Estoy persuadido de que se pueden escribir cinco líneas, y no más, que destruirían la civilización", ha escrito el prestigioso astrofísico británico Fred Hoyle, fallecido hace poco y considerado uno de los grandes "herejes" de la ciencia, por sus teorías sobre el origen extraterrestre de la vida en nuestro mundo y por su afirmación de que jamás existió la gran explosión o Big Bang que presuntamente ha originado el Universo. 
 
 
Libros malditos

     Para Jacques Bergier muchas de las palabras prohibidas que alude Hoyle están en los textos que el escritor francés ha descrito en su trabajo Los libros condenados ("Les livres maudits") (Plaza & Janés, 1973), el cual se ha convertido en una obra de referencia entre los aficionados a los conocimientos esotéricos y el saber oculto.  Propone, en esta obra, una interesante y casi horripilante hipótesis: el autor del Manuscrito Voynich poseía conocimientos extraordinariamente avanzados y demasiado peligrosos para el mundo moderno, por ejemplo el secreto de las estrellas novas, por lo cual los ocultó para evitar nuestra propia autodestrucción.
No hay pruebas de tales conocimientos avanzadísimos en el manuscrito, salvo algunos diseños "astronómicos" (por ejemplo estrellas que parecen "explotar" en los folios 68 recto y 69 vuelto, aunque pueden representar cualquier otra cosa): de todos modos es altamente improbable que Voynich en 1912, por no mencionar al dúo mágico-alquimista Dee-Kelley (hacia 1585) o incluso el propio Roger Bacon supiese qué es la energía nuclear, cómo manipularla o liberarla de modo artificial...
     Bergier, autor junto a Louis Pauwels de otro texto esotérico de referencia denominado El retorno de los brujos, afirma en su libro que existe una cofradía tan antigua como la civilización, que impide la difusión demasiado rápida o extensa de los conocimientos que pueden ser demasiado peligrosos para ser revelados. El escritor llama a este grupo los "hombres de negro". 
     Entre los integrantes de esta presunta cofradía censora, cuyos rastros aparecen tanto en la historia antigua de China y la India, como en el pasado de Occidente, habrían figurado el escritor francés Joseph de Maistre y el zar Nicolás II de Rusia. 
     En 1885, el escritor Saint-Yves d'Alveydre tuvo que destruir su obra Misión de la India en Europa y Misión de Europa en Asia. La cuestión de los Mahatmas y su solución, bajo amenaza de muerte, y su reedición la destruyeron los nazis alemanes al invadir Francia y París, en 1940, señala el investigador francés. 
     Pero éste es sólo uno de los cientos de textos y hallazgos científicos que, según Jacques Bergier, han desaparecido sin dejar rastro o han sido ocultados a la sociedad. 
    Una de las obras prohibidas más legendarias es el Libro de Toth, un papiro o una serie de hojas de entre 10.000 y 20.000 años de antigüedad, copiada en secreto, la cual ya poseían los sacerdotes y faraones egipcios y al parecer contenía los secretos de diversos mundos y daba un enorme poder a sus poseedores. 
     El libro, que alude los más diversos documentos históricos, confería poder sobre la tierra, el océano y los cuerpos celestes, y permitía desde interpretar los medios de los animales para comunicarse hasta obrar a distancia, según Bergier. 
 

Palabras con poder

     La destrucción de este antiquísimo libro fue anunciada varias veces, incluso por la Inquisición, pero ha reaparecido varias veces a lo largo de la Historia y no se descarta que ahora esté en poder de algunos grupos que posean y utilicen sus secretos. 
     Este compendio de conocimientos científicos, "nacido del fuego" pero considerado "incombustible", se atribuye Hermes Trismegisto, el fundador de la alquimia y uno de los padres del saber hermético. El Libro de Toth jamás ha sido visto impreso o reproducido, y se ignora la forma en podía consultarse.
     Según Bergier, en la lista de presuntos textos condenados --algunos provenientes de civilizaciones desaparecidas-- también figura el Manuscrito Mathers, que originó una de las sociedades esotéricas secretas más famosas de la historia, la Golden Dawn ("El Alba Dorada"). 
     Pero, según Bergier, el mayor "éxito" de los "hombres de negro" ha sido la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, iniciada por Julio César, en el año 47 antes de Cristo (a.C.), continuada por el emperador Diocleciano en el 285 y finalizada en el año 646 por los árabes, que la destruyeron hasta sus cimientos. 
     Este edificio monumental, fundado en el 297 a.C. por Demetrio de Falera y que contaba con departamentos de Ciencias Naturales y Matemáticas, contenía unos setecientos mil documentos, de los cuales casi ninguno ha sobrevivido y entre los que al parecer se encontraban los secretos de la transmutación del oro y la plata. 
     La destrucción de la Biblioteca alejandrina eliminó los manuscritos del historiador y astrólogo Beroso, quien inventó el cuadrante solar semicircular y concibió una teoría sobre el conflicto entre los rayos del Sol y la Luna, la cual anticipaba las modernas investigaciones sobre la interferencia de la luz. 

Jacques Bergier y la tercera guerra mundial
Título de la obra: HA EMPEZADO LA TERCERA GUERRA MUNDIAL

Bergier, quien poseía amplios conocimientos sobre el terrorismo internacional consideraba, desde aquel entonces (1976), que la tercera guerra mundial ya había comenzado. El libro marcaba un hito en la historia del terrorismo mundial el cual el autor considera tan peligroso para la estabilidad universal que llegaba
a recomendar, entre otras cosas y como único medio de combatirlo eficazmente, el Antiterrorismo. Mas aún, Bergier llega a afirmar categóricamente que «Pueden detenerse las actividades terroristas únicamente recurriendo a medios sin duda indignos de una democracia, pero enérgicos».

Y es que, el tenor de las relaciones internacionales actuales, nadie respeta a aquel país o persona que, como única medida defensiva, se dedica a orar mientras presenta mansamente la otra mejilla ante un agresor que intenta destruirle. Y menos aún cuando lo que se encuentra en peligro, no es solamente un pueblo aislado, sino los valores espirituales todos de la civilización occidental. Que nuestras sociedades occidentales se encuentren plagadas de errores, desaciertos e injusticias es otra cosa que tiene que ver con las fragilidades de la condición humana, algo que, lamentablemente, llevaremos con nosotros a lo largo de toda la jornada. Aunque existe la posibilidad de que, en el meollo de la sabiduría moral de la raza humana, se encuentre el germen o la linfa capaz de hacernos rectificar con el tiempo los rumbos equivocados. Y salvarnos así del catastrófico Armagedón que amenaza con destruirnos.
 
¿Dónde Buscar A Saint-Germain?

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Gran políglota, «maravilloso» músico y pintor, hábil joyero, curandero... Los talentos del conde de Saint-Germain parecían infinitos. El conde de Saint-Germain afirmaba conocer todos los secretos de la alquimia, incluyendo la naturaleza del elixir de la vida. Instaló numerosos laboratorios en diferentes paises de Europa.

El misterio que rodea al conde de Saint-Germain se vuelve aún más profundo a causa de la incertidumbre que, incluso hasta hoy, ha rodeado sus orígenes. Una versión afirma que nació en 1710 en San Germano, y que era hijo de un recaudador de impuestos. Eliphas Levi, famoso ocultista del siglo XIX, afirmaba que Saint-Germain había nacido en Lentmeritz (Bohemia) a fines del siglo XVII, y que era hijo bastardo de un noble rosacruciano. La fecha es verosímil, y estos antecedentes explicarían la fuerte inclinación del conde por el misticismo, así como sus formidables talentos... aunque no fueran propiamente «poderes» en el sentido paranormal de la palabra.

Poseía, por ejemplo, un auténtico don para los idiomas: se sabe que hablaba con fluidez francés, alemán, inglés, holandés y ruso, y él afirmaba dominar también el chino, el hindú y el persa, aunque no puede haber habido mucha gente a su alrededor con suficiente conocimiento de estos idiomas como para poner a prueba esta afirmación.

Horace Walpole escribió que el conde era un músico «maravilloso». También era un pintor «maravilloso», aunque no nos ha llegado ningún cuadro suyo. El rasgo característico de sus óleos parece haber consistido en que podía reproducir joyas que «relucían... como en la realidad».

Existen muchas pruebas de que Saint-Germain era un joyero experto, aunque no de que hubiera estudiado aquel arte con el sha de Persia. Se dice que Luis XV quedó encantado cuando le reparó un diamante agrietado, y bien podría ser que pintase sus famosos cuadros de joyas con madreperla o alguna otra sustancia por el estilo.

También conocía bien todas las ramas de la química; los muchos laboratorios que instaló con dinero prestado en toda Europa estaban, aparentemente, dedicados a la producción de pigmentos y tintes mejores y más brillantes, pero también al estudio del ennoblecimiento de los metales, es decir: a la alquimia.

Saint-Germain poseía también reputación de curandero: además de curar al mariscal de Belle-Isle, revivió a una joven amiga de Madame de Pompadour, cuando un envenenamiento causado por setas casi la había matado.

El conde tenía fama de no comer nunca acompañado; se sentaba y bebía agua mineral mientras a su alrededor todos se atracaban, según la moda de la época. Esto sólo puede haber acrecentado su aire misterioso. Giacomo Casanova, por cierto, quedó impresionado:

«En vez de comer, habló desde el principio hasta el final de la comida y yo seguí su ejemplo, sólo en un sentido, ya que no comí sino que le escuché con la mayor atención. Puede decirse sin temor a equivocarse, que como conversador no tenía igual». De hecho, como señaló Colin Wilson en su obra The occult (Lo oculto), lo más probable es que el conde fuera simplemente vegetariano.

El verdadero misterio que sigue rodeando la leyenda de Saint-Germain es la forma en que obtuvo sus conocimientos especializados. Y, de nuevo, la respuesta es simple: la experiencia. Los seguidores del conde en el siglo XIX insistían en que ya los poseía la primera vez que apareció en la corte francesa, hacia 1740, pero es más probable que los haya adquirido durante su larga vida; después de todo, vivió al menos hasta después de los setenta.

No todos los contemporáneos de Saint-Germain quedaban impresionados por sus talentos. Casanova, que le conoció en La Haya cuando ambos estaban allí cumpliendo misiones diplomáticas, lo consideraba un charlatán, pero pese a eso lo encontró encantador.

«Este hombre extraordinario, destinado por naturaleza a ser el rey de los impostores y los curanderos, era capaz de decir de forma simple y confiada que tenía trescientos años, que conocía el secreto de la Medicina Universal, que dominaba la Naturaleza, que podía disolver diamantes, afirmándose capaz de formar, a partir de 10 o 12 diamantes pequeños, uno de la mayor transparencia...

Todo esto, decía, era una bagatela para él. A pesar de sus jactancias, sus descaradas mentiras y sus numerosas excentricidades, no puedo decir que lo encontrara ofensivo. Pese a que yo sabía quién era, y pese a mis propios sentimientos, pensé que era un hombre asombroso...»

Y en 1777, el conde Alvensleben, embajador de Prusia en la corte de Dresde, y hombre que conocía bien a Saint-Germain, escribió:

«Es un hombre muy dotado, con una mente muy despierta pero totalmente carente de juicio, y se ha ganado su singular reputación por medio de las adulaciones más viles de que es capaz un hombre y por medio de su notable elocuencia, especialmente si uno se deja arrebatar por el entusiasmo con que se expresa. Una vanidad poco común es el resorte que domina todos sus mecanismos».

Luis XVI se despide de su familia, mientras el carcelero espera para llevarlo a la guillotina. En sus diarios, la reina María Antonieta lamentaba no haber prestado atención a las advertencias, que al parecer, le había hecho Saint-Germain.

No todo el mundo cree que el conde haya muerto. Aunque en los archivos de la parroquia de Eckenförde está registrada su muerte, la leyenda de que seguía vivo nació casi inmediatamente. El último protector del conde, el príncipe Charles de Hesse-Cassel, incrementó el misterio que rodeaba a su muerte quemando todos sus papeles, «para que no fueran mal interpretados», mientras uno de sus seguidores de Hesse transmitió la noticia de que no había muerto, sino que había aparecido en París y predicho el estallido de la revolución francesa a María Antonieta... quien, en sus diarios, lamentó no haber tomado en cuenta lo que le había dicho Saint-Germain. Hizo otra aparición, observada por mucha gente, en 1785, en Wilhelmsbad, un año después de su supuesta muerte, acompañado -según se dijo- por el mago Cagliostro, el hipnotizador Anton Mesmer y el «filósofo desconocido» Louis Claude de Saint-Martin.

El emperador Napoleón III (1808-73) estaba tan intrigado por la historia que nombró a una comisión especial para investigar la vida y los actos del enigmático conde. Los hallazgos de la comisión quedaron destruidos en el terrible incendio que arrasó el Hôtel de Ville de París en 1871, hecho que los seguidores del conde no atribuyen a la coincidencia.

Pocos años después, la Sociedad Teosófica de madame Blavatsky anunció que Saint-Germain era uno de sus «maestros ocultos» -seres inmortales cuya reserva de conocimientos secretos estaba a disposición de los adeptos con el objeto de enriquecer el mundo- junto a figuras como Cristo, Buda, Apolonio de Tiana, Christian Rosencreutz y Francis Bacon. Se dice que un grupo de teósofos se trasladó a París después de la derrota nazi, convencidos de que encontrarían al conde; pero por lo visto éste no apareció.

Sin embargo, la leyenda de esta enigmática figura sigue viva. En fecha tan reciente como enero de 1972, un parisino llamado Richard Chanfray apareció en la televisión francesa, afirmando que era el conde de Saint-Germain. Frente a las cámaras de televisión, y empleando un hornillo de camping, intentó transformar, al parecer con éxito, plomo en oro. ¿Volverá a aparecer el conde? El tiempo no hace más que incrementar el misterio que rodea a este enigmático personaje.

Richard Chanfray, el joven parisino que afirma ser el conde de Saint-Germain

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JUAN SEBASTIAN ELCANO

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Elcano nació en Guetaria (Guipúzcoa). Enrolado desde su juventud en barcos pesqueros y comerciales, tenía una gran experiencia marinera. Desde muy joven Elcano se inició en el arte de la navegación, interviniendo con una nave propia en la que campaña contra Argel que en el año 1509 dirigió el cardenal Cisneros. Con el Gran Capitán también tomó parte en las guerras italianas. Las deudas contraídas durante esta época motivaron la venta del barco a unos extranjeros, lo que estaba prohibido por las leyes españolas. Elcano pasó algunos años en el anonimato para evitar el correspondiente castigo.

A su regreso se estableció en Sevilla, donde tuvo conocimiento del proyecto del portugués Fernando de Magallanes para descubrir una ruta por occidente, a través de un paso o estrecho por el sur de América, que llevara a las islas de las especias sin atravesar por dominios portugueses. Magallanes aseguraba conocer un paso de comunicación entre el Atlántico y el Pacífico. Cisneros aprobó el proyecto y el 22 de marzo de 1518 se firmaban en Valladolid las capitulaciones que otorgaban el permiso a Magallanes para navegar por el oeste y tomar posesión de las Molucas

Elcano se alistó en 1519 como contramaestre de la nave Concepción con la expedición de Magallanes. El 10 de agosto de 1519, Magallanes partió de Sevilla hacia la Especiería con cinco embarcaciones: la Trinidad, nave capitana bajo su mando directo; la Concepción, con Juan Sebastián Elcano como contramaestre; así como la San Antonio, la Santiago y la Victoria; y unos 250 hombres, entre los que figuraba Antonio de Pigafetta, cronista del viaje.

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Durante más de un mes permanecieron en el puerto gaditano de Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del Guadalquivir. Finalmente, 20 de septiembre de 1519 todo estaba al fin dispuesto. Retumbó el cañón y ondearon banderas mientras las cinco naves enfilaron al Atlántico.

Vientos favorables empujaban a los barcos a través del Atlántico y no tardaron en perfilarse en el horizonte las costas de Brasil. La flota navegó hacia el sur siguiendo costas vestidas de selva y ancló a mediados de diciembre en la espléndida bahía donde más tarde se alzaría Río de Janeiro. El primer día del año 1520 pasó casi inadvertido. Los vigías escrutaban la costa impenetrable de Brasil buscando señales del estrecho. Cundió la esperanza cuando, al cabo de dos semanas y 1200 millas de navegación, descubrieron un vasto canal al oeste, hacia la latitud donde todos los mapas situaban el estrecho. Pero el canal se estrechó en seguida, pues no era sino el estuario del río de la Plata.

Los mapas estaban equivocados. El estrecho debía de estar más al sur, en las heladas regiones de la Terra Australis, el legendario continente cuya existencia se suponía en lo bajo del globo terráqueo. Muchos marineros se desanimaron tanto que quisieron regresar, pero la férrea voluntad de Magallanes y su desprecio de la cobardía les hicieron seguir. Batidos por mares salvajes, vientos huracanados y granizadas interminables, los cinco navíos seguían adelante mientras se acercaban el otoño y el invierno australes. El hielo empezó a trabar los aparejos; los marineros no daban abasto a quitarlo. El mismo capitán general no dormía más de un par de horas seguidas y, como el resto de la tripulación, pasó semanas enteras sin probar una comida caliente.

Los capitanes rogaron a Magallanes que volvieran a la patria, o al menos a las latitudes más clementes del río de la Plata para pasar el invierno, pero Magallanes se negó tercamente hasta a discutió el asunto. En seguida estalló el motín que tanto había esperado.

El cabecilla era Juan de Cartagena. Amo de tres barcos, al parecer planeaba lanzarse hacia la entrada del puerto y poner proa a España, pero no estuvo a la altura de Magallanes, quien metió algunos de sus hombres a bordo de un barco amotinado para que se apoderasen de éste, y una vez dueño de tres barcos cerró la boca del puerto y recuperó el dominio sobre las cinco naos.

Magallanes juzgó inmediatamente a corte marcial a los jefes de la conjuración y todos ellos fueron hallados responsables de amotinamiento. Con sombrío sentido teatral, dispuso una ejecución ritual ante un fondo de rocas ásperas, en presencia de oficiales y marineros. Uno de los capitanes amotinados fue llevado al tajo y allí su propio sirviente le cortó la cabeza. La autoridad quedo así de nuevo reestablecida.

Pasaron dos meses en Puerto de San Julián antes de ver nativos, hasta que "un día vimos de repente un hombre desnudo de estatura gigantesca, bailando en la playa, cantando y echándose polvo en la cabeza ... Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura. De hermosa talla, su cara era ancha y teñida de rojo, excepto los ojos, rodeados por un círculo amarillo, y dos trazos en forma de corazón en las mejillas. Sus cabellos, escasos, parecían blanqueados con algún polvo."

No tardaron en aparecer más gigantes, que entablaron buenas relaciones con los exploradores, hasta el punto de bailar con ellos, dejando huellas de medio palmo de profundidad en la arena. Al parecer rellenaban con hierba seca las pieles en que se envolvían los pies, a fin de proporcionarse más calor, lo cual daba la impresión de unos pies descomunales, por lo que Magallanes llamó 11 patagones" a los gigantes, y la comarca no tardó en ser conocida con el nombre de Patagonia.

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Con el apremio de seguir la exploración, Magallanes mandó la Santiago a reconocer la costa hacia el sur. El barco se perdió en una tormenta, pero los sobrevivientes (por suerte todos, menos uno) informaron haber hallado un puerto mucho más favorable. A él se dirigieron a fines de agosto los cuatro barcos restantes, después de cinco meses en el tétrico fondeadero de Puerto de San Julián, y allí permanecieron hasta el 18 de octubre.

Para entonces se acercaba rápidamente la primavera austral y Magallanes ansiaba seguir la busca del huidizo estrecho. Tres días después y aproximadamente cien millas más al sur, la flota costeó un cabo arenoso y entró en otra vasta bahía. Los capitanes protestaron diciendo que era inútil perder tiempo explorándola: no podía haber estrecho en el extremo occidental de la bahía. Pero el capitán general no estaba dispuesto a perder ninguna oportunidad. Ordenó a los capitanes de la Concepción y la San Antonio que buscaran en la bahía una salida por el oeste.

Una repentina tormenta hizo desaparecer los dos barcos tras un promontorio rocoso que asomaba en la bahía, y el viento impidió a Magallanes seguirlos durante dos días. Cuando por fin consiguió doblar el cabo, no tardó en ver los dos barcos perdidos, con gallardetes al viento y disparando cañonazos. De fijo tenían buenas nuevas, pero el capitán general, con su dominio acostumbrado, no prorrumpió en expresiones de alegría. Se limitó a inclinar la cabeza y santiguarse. Pronto la San Antonio se acercó para que su capitán anunciara gozoso que los barcos habían navegado más de 100 millas por un canal angosto y hondo, con marcas muy notables y sin rastro de agua dulce. No era la desembocadura de un río, debía de ser el estrecho al gran Mar del Sur.

La flotilla se adentró majestuosamente por un paso imponente, entre montañas altísimas. "Y pensaron que en el mundo no había mejor ni más hermoso estrecho que éste", declaró Pigafetta entusiasmado. Este estrecho de Todos los Santos, como lo llamó el capitán general, y que hoy lleva, con justicia, su nombre, no es un canal ordinario. Su anchura varía entre 3 y 30 kilómetros, y constituye un laberinto líquido lleno de quiebros, vueltas y ramificaciones que llevan a incontables callejones sin salida y angosturas. Salvo unas cabañas llenas de cuerpos momificados y la breve visita de una canoa de nativos que desaparecieron misteriosamente en la noche, los exploradores avistaron pocas señales de vida humana. Pero más adelante vieron parpadear y lucir hacia el sur muchas hogueras, y Magallanes llamó al lugar Tierra del Fuego, como sigue llamándose hasta la fecha la gran isla que hay al sur del estrecho.

Las naves fondearon en una isla en el canal, y se ordeno a la nave San Antonio explorar la zona. La nave nunca volvio, ya que regreso a España, llevandose buena parte de las escasas provisiones de la expedición.

Finalmente, el 28 de noviembre, los tres barcos salieron de los 450 kilómetros de canal a un océano vasto y pacífico. Después de la indispensable ceremonia de acción de gracias, Magallanes anunció a sus oficiales: "Señores, navegamos por aguas que ningún navío recorrió antes. Ojalá siempre las hallemos tan sosegadas como esta mañana. Con esta esperanza llamaré a este mar, Pacífico."

Los horrores del hambre no tardaron en ser una atroz realidad. Pigafetta recuerda con vivos tonos que comíais galleta y, cuando se acabó, buscaron tiligas, que estaban llenas de gusanos y hedían a olores de ratón. Bebieron agua amarilla, podrida de varios días. Y llegaron a comer pedazos del cuero con que habían recubierto el palo mayor para impedir que la madera rozase las cuerdas ... Estaba tan duro que era preciso remojarlo en el mar durante cuatro o cinco días, y en seguida lo cocían y comían, lo mismo que el aserrín. Los marineros hambrientos, debilitados por el escorbuto, se disputaban las ratas atrapadas en la bodega.

Por fortuna, el 24 de enero, después de casi dos meses de navegar sin ver tierra, apareció en el horizonte un diminuto atolón deshabitado. Los hambrientos marineros se atracaron de aves marinas y huevos de tortuga y renovaron su provisión de agua dulce

Fortificados y con el ánimo recuperado, los exploradores navegaron al oeste. El 16 de marzo apareció otra isla grande, y en los días siguientes no dejaron de dibujarse en el horizonte nuevas islas. Magallanes fue comprendiendo que había dado con un enorme archipiélago desconocido. Eran las islas Filipinas. Aunque allí no había especias, los isleños tenían abundancia de oro y de perlas. Con el tiempo se constituiría un próspero comercio transpacífico entre las islas y los puertos españoles de las costas occidentales de América Central y del Sur.

Magallanes, que era muy religioso quiso convertir a la fe catolica a los habitantes de esas islas. En un solo domingo, el 14 de abril, Magallanes bautizó a docenas de jefes locales, incluyendo al mismo rajá de Cebú, junto con centenares de súbditos.

Sólo un jefe, que mandaba en la diminuta isla de Mactán, estuvo en desacuerdo con la conquista pacífica de Magallanes. Embriagado por su éxito evangélico y político, el capitán general olvidó su cautela acostumbrada. Apiñó a toda prisa unos cincuenta voluntarios en tres botes y se lanzó a la disparatada empresa de someter la isla por la fuerza.

Los esperaban cientos de guerreros apostados detrás de una serie de hondas trincheras defensivas. Ni siquiera los arcabuces, las ballestas y las armaduras de hierro de los europeos bastaron para contener a la horda de filipinos que gritaban mientras mandaban nubes de flechas. En esta acometida moriria Magallanes.

El rajá, influido por un tripulante descontento, sospechó traición en los españoles. El primero de mayo invitó a 27 oficiales de la flota a un banquete, les dejó comer tranquilamente hasta hartarse y a continuación mandó matar a la mayoría.

Solo quedaban 114 tripulantes y no había suficientes marineros para tripular tres barcos. Los sobrevivientes vaciaron y quemaron apresuradamente la Concepción, se refugiaron en la Trinidad y la Victoria y huyeron de Cebú con Juan Sebastian Elcano al mando de la expedición.

Los dos navíos vagaron por el mar de China meridional y el mar Sulú durante seis meses, pirateando ocasionalmente en perjuicio de los comerciantes de la región, hasta que toparon con la isla de Tidore, una de las Molucas. Alli cargaron con veintiséis toneladas de clavo, nuez moscada y sacos de canela y macis, los dos barcos restantes de la expedición abandonaron finalmente las Islas de las Especias en el invierno de 1521. El Trinidad no llegó más allá del puerto: deteriorado, embarcando agua y con una sobrecarga excesiva, necesitaba grandes reparaciones antes de efectuar el viaje de regreso. Tras una emocionada despedida, el Victoria zarpó en solitario.

Dobló el cabo de Buena Esperanza (mayo de 1522) en el sur de África y, poniendo rumbo al norte, llegaron a las islas de Cabo Verde, que pertenecían a la Corona portuguesa. Aquí supieron que llevaban un día de retraso como consecuencia de haber navegado de Este a Oeste, dando la vuelta a la Tierra. Llego en septiembre de 1522 a España.

De las cinco naves que partieron sólo completó la vuelta al mundo una, la Victoria, y de los más de 250 hombres que embarcaron tres años atrás, sólo volvieron 18. Estos fueron los primeros seres humanos en dar la vuelta al planeta y, aunque este no era el objetivo de la expedición, es lo que les hizo pasar a la historia, en especial a Juan Sebastián Elcano, al cual el rey Carlos I le concederá un escudo de armas coronado con un globo terráqueo e ilustrado con la leyenda o divisa “Primus circumdedisti me”, que significa “el primero que me rodeaste”.

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Desembarco de los 18 supervivientes

Como curiosidad para la historia debe añadirse que después de vaciar la carga del único barco que terminó la travesía se calculó que el valor de las especias transportadas servía para pagar los gastos de la expedición e incluso producir beneficios. Ello puede ilustrar el enorme negocio que suponía el comercio de estos productos y explica los tremendos esfuerzos y peligros que los marineros de la época se atrevían a soportar. La dificultad de la expedición planeada por Magallanes y finalizada por Elcano queda de manifiesto porque hasta cincuenta años después nadie se atrevió a repetir semejante viaje.

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Escudo de armas de Elcano

En un segundo viaje a las Molucas, Elcano murió el 4 de agosto de 1526 durante la travesía por el Pacífico.

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Ruta de la expedición
 
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