Los toros son defendidos dentro y fuera de España por artistas de gran fuste, mientras que si te fijas, los principales adalides del animalismo son mujeres y de limitados recursos intelectuales (Brigitte Bardot, Lucía Echevarría...).
Artistas de gran fuste, como por ejemplo
un Premio Nobel de Literatura, dicen que:
“tanto por respeto a la ética como a ojos de la ley, la libertad individual no significa que seamos libres de tratar a otros seres vivos -sean humanos o no- como a nosotros nos parezca”.
Ahora me dices que el nivel y méritos intelectuales de esa persona es bajo, anda. Como ves, los artistas e intelectuales están, como en todo, divididos.
Por otra parte, tú debes de considerar un artista de gran calibre al señor Fernando Savater, ese grandísimo hipócrita que
se posiciona a favor de la tauromaquia pero luego tiene la cara de pedir
la abolición de la cadena perpetua y de la pena de muerte, faltando al respeto a las pasadas y potenciales víctimas:
Y, desde luego, los oportunismos y equivocaciones de algunos gobernantes de izquierdas no nos obligan a abjurar de todos los avances progresistas en materia penal, desde Beccaria hasta hoy. El principal de ellos ha sido abolir los castigos 'irreversibles', como la pena de muerte o la cadena perpetua, porque identifican sin enmienda posible al criminal con su delito y niegan no ya la perfectibilidad moral de la persona que ha delinquido sino su elemental derecho a una segunda oportunidad en la sociedad, tras haber purgado la condena merecida. Esta disposición generosa no se debe a que menospreciemos la gravedad del delito sino a que valoramos al máximo la dignidad del ser humano, presente incluso en quienes de manera más oprobiosa la olvidan y pisotean. Poner un límite al castigo, tan alto como sea debido, indica la voluntad social de no exterminar al semejante, sean cuales fueren sus culpas. Porque ésa es la condición trágica en la que nos movemos: que los peores son sin embargo semejantes de sus víctimas y de todos los demás.
Y encima, quiere poner en peligro a otras personas, amén del estrés traumático que causaría entre sus víctimas saber que está más o menos cerca y en libertad:
. Cuando sea excarcelado, también hay formas de proteger a sus víctimas de su proximidad indeseada y desde luego debe vigilarse con el mayor celo que no realice apología de su crimen o proselitismo para que otros incurran en él.
La ciénaga moral en la que se mueve esta gente hace plantearse la verguenza de que pertenezcan a tu país e incluso a tu especie. Dotar de más derechos -como el de la vida- a un pederasta o a alguien como los de la banda del oeste, y luego defender algremente la muerte y tortura de un animal cuyo único delito es haber nacido, es de una bajeza impresionante. Si España como país quiere avanzar debería desterrarles a África, que es donde, por costumbres y cultura, mejor estaban. O secesionar Andalucía, que para el caso es lo mismo
Que alguien así haya sido Catedrático de Ética demuestra por qué está enferma nuestra sociedad; y no porque se prohíban los toros, lo cual es, por el contrario un motivo de esperanza para ella. Para eso es para lo que hay que tener cojones, para ajusticiar debidamente al humano que lo merezca -violadores, pederastas y semejantes- sin que nos tiemble el pulso, y no para clavarle banderillas a un animal con deficiencias visuales.
Se puede comprobar aquí cómo en algunos casos la defensa y disfrute de la tauromaquia no implican virilidad. Más bien todo lo contrario, por faltar los arrestos necesarios para tratar a la escoria humana como lo que es, sólo por pertenecer a nuestra especie.
Es la guerra entre una élite lúcida y la masa borrega e informe que se mueve al son de las modas. Una batalla dificil, pero que pelearemos decididamente hasta el final Numancia style.
Y que perderéis, debido principalmente a vuestra falta de luces.