Qué tal va por allí abajo?
Quería explicaros qué siente uno siendo europeo, y no siendo castellano, murciano, andaluz...
Una de las cosas más notables es que hablamos la lengua fina. La del profesor, ingeniero, médico, alto funcionario, alcalde... y no la lengua del monolingue Christian, el Latin King, el pedigueño que tiene salidas para todo o la peluquera Jesi.
Nuestro idioma no es el idioma del pequeño gremlin, del hambriento Pancho, del sucio y oscuro Wilson. Ni el del regaeton, ni el de la lástima, el inmigrante, el saltamuros, el necesitado, el pobre, el derrotado.
Mi idioma es blanco, para blancos, de blancos y emblanquece el contexto.