Si hay algo en esta vida que me gusta cuando fornico es comer hocidos a bocaos, lenguetazos, friegas, escupitajos...y con los chochos pues lo mismo y yo, humildemente, me considero uno de los mejores rasuradores/comedores de chochos de la comunidad de Madrid. Pero porque se me da bien, nada más, no es presunción, es como el que hace bien cualquier otra cosa. Y es que me encanta afeitar chochos y luego comerlos.
Mi técnica es sencilla. Primero me afeito yo las barbas para no raspar y que mis hocicos y mi jepeto fluyan sin asperezas por toda la superficie carnal que me voy a comer y que incluirá muslos, ingles, perímetro, seta, culo y raja además de otras partes del cuerpo.
Ya metidos en la vulva y con la máquina de rasurar al mínimo de corte, me llevo todo el matojo que puedo de coño y culo, que también hay.
A continuación y como si de mis barbas se tratara preparo nuevamente el tinglao para un afeitado clásico y procedo.
Con talento, destreza y mirando siempre los detalles. El resultado es perfecto y una vez el chocho aclarado ya está listo para ser comido. Joder qué morbo y qué gusto me da.
Como anegdotón recuerdo un día que quedamos con una pareja y me encontré un chocho recién hecho, TOTALMENTE afeitado, cómo disfruté comiéndomelo. Se lo habría rapado esa misma tarde. Con decir que luego al metérsela me fui como un mirlo a los pocos empujones...
@El bedel, me da morbo afeitar un coño, comérmelo y follármelo, nada más. Esas cosas de heteropatriarcado y demás historias me suenan a chino, de verdad, lo mío es así de simple.