Cero síndrome. Si acaso, sed sicológica el jueves noche.
Mi problema no era el alcohol, aunque me bebiese a caraperro una botella de ginebra, 9 litronas, cuatro volldamms, dos botellas de Baileys, y tres o cuatro botellas de vino en 24 horas de hacer el subnormal.
Ni siquiera ponerme hasta el ojete con miles de palmeras (rayas de palmo).
Mi problema era que me aburría por no tener una vida como Dios manda. Y para no aburrirme, procuraba evadirme lo más lejos posible. El caso es que llega un momento que te evades tanto que se vuelve funcionarial rutina. Ahí lo mejor es cortar en seco, ponerte objetivos realistas, y como decían en Trainspotting 2, cambiar de adicción.
Un año y un mes después sin ningún tipo de borrachera, sin fumar y sin juntarme con escoria que vendería a su puta madre por una raya, he batido todos mis récords personales en el deporte, y solo me falta rodar Hermano mayor.
Supongo que la edad, ayuda, aunque no es un factor decisivo. Hay gente que no aprende nunca, y otros que no necesitaron aprender.
Hijo de puta.