Lo prometido es deuda.
Usemos este hilo para hablar del libro en cualquiera de sus dimensiones, paralelismos o visiones.
En primer lugar, un vistazo a su autor:
Un personaje digno de este foro, sí señor.
Yo voy a comenzar simplemente por colgar una de mis partes favoritas del texto, el final del capítulo 16:
Bueno, espero que al menos esto sirva para ir leyendo alguna opinión que otra: Sobre Holden, sobre el autor, sobre alguna escena en particular...cualquier cosa será bienvenida.
Un saludo a todos.
Usemos este hilo para hablar del libro en cualquiera de sus dimensiones, paralelismos o visiones.
En primer lugar, un vistazo a su autor:
Nació en Nueva York y comenzó su trayectoria literaria escribiendo relatos para revistas de esa ciudad. Entre sus primeros trabajos destacan especialmente Un día perfecto para el pez banana. Además publicó dos capítulos de lo que posteriormente sería El guardián entre el centeno antes de verse obligado a abandonar los Estados Unidos para ir a la Segunda Guerra Mundial: I'm Crazy y Slight Rebellion Off Madison.
Su trabajo se vio interrumpido por la Segunda Guerra Mundial, en la que pudo ser testigo del combate en algunas de las batallas más virulentas. Estos hechos le dejaron una profunda huella emocional y posteriormente recurrió a sus experiencias de los tiempos de guerra para algunos de sus relatos, especialmente Para Esmé, con amor y sordidez, narrado por un soldado traumatizado.
El guardian entre el centeno, su primera novela corta, fue publicada en 1951 y se hizo muy popular entre los críticos y los jóvenes. La historia la narra, en primera persona, Holden Caulfield, un adolescente rebelde e inmaduro, pero perspicaz.
Posteriormente Salinger publicó la colección de relatos Nueve cuentos, en 1953; Franny y Zooey en 1961 y en 1963 aparecieron Levantad, carpinteros, la viga maestra y Seymour: Una introducción.
Después de haber obtenido la fama y la notoriedad con El guardián entre el centeno, Salinger se convirtió en un recluso, apartándose del mundo exterior y protegiendo al máximo su privacidad. Se mudó de Nueva York a Cornish (New Hampshire), donde continuó escribiendo historias que nunca publicó.
Salinger ha intentado por todos los medios escapar de la exposición al público y de la atención del mismo ("Los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida", declaró él mismo). Pero sin embargo se ve obligado a luchar continuamente contra toda la atención no deseada que recibe como figura de culto que es. Cuando supo de la intención del escritor británico Iam Hamilton de publicar J. D. Salinger: A writing life, una biografía que incluía cartas que Salinger había escrito a amigos y a otros escritores, Salinger interpuso una demanda para detener la publicación del libro. El libro apareció finalmente con los contenidos de las cartas parafraseados. El juez determinó que aunque es posible que una persona sea el propietario de una carta físicamente, lo que está escrito en ella pertenece al autor.
Uno de los resultados no intencionados de este juicio fue que muchos de los detalles de la vida privada de Salinger, incluyendo el hecho de haber escrito dos novelas y muchos relatos que no habían sido publicados, salieron a la luz pública a través de las transcripciones del juzgado. Salinger aparece como personaje en la novela Shoeless Joe de W. P. Kinsella, en la que se inspiró la película Field of dreams. En la película el personaje tiene el nombre cambiado y es convertido en ficción. Ha estudiado a lo largo de toda su vida el Hinduismo Advaita Vedanta. Este hecho ha sido descrito extensamente por Sam P. Ranchean en su libro An adventure in Vedanta: J. D. Salinger's the Glass Family (1990).
La relación de un año que mantuvo en 1972 con la aspirante a escritora Joyce Maynard, de dieciocho años, fue también causa de controversia cuando ella subastó las cartas que Salinger le había escrito.
En 2000, su hija, Margaret Salinger, publicó El guardián de los sueños. En su libro de “confesiones”, la señorita Salinger afirma que su padre se bebía su propia orina, sufría glosolalia, rara vez tenía relaciones sexuales con su madre, la tenía como una “prisionera virtual” y se negaba a permitirle ver a sus parientes y amigos.
En 2002, se publicaron más de ochenta cartas a Salinger escritas por escritores, críticos y admiradores, bajo el título: Letters to J. D. Salinger (ed. Chris Kubica).
Salinger es el padre del actor Matt Salinger.
La película Descubriendo a Forrester, protagonizada por Sean Connery está basada en Salinger. Además, ha sido notable la influencia ejercida en escritores como Lemony Snicket y su Serie de Catastróficas Desdichas, habiendo numerosas alusiones a él en los libros.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/J._D._Salinger"
Un personaje digno de este foro, sí señor.
Yo voy a comenzar simplemente por colgar una de mis partes favoritas del texto, el final del capítulo 16:
Pero lo que más me gustaba de aquel museo era que todo estaba siempre en el mismo sitio. No cambiaba nada. Podías ir cien mil veces distintas y el esquimal seguía pescando, y los pájaros seguían volando hacia el sur, y los ciervos seguían bebiendo en las charcas con esas patas tan finas y tan bonitas que tenían, y la india del pecho al aire seguía tejiendo su manta. Nada cambiaba. Lo único que cambiaba era uno mismo. No es que fueras mucho mayor. No era exactamente eso. Sólo que eras diferente. Eso es todo. Llevabas un abrigo distinto, o tu compañera tenía escarlatina, o la señorita Aigletinger no había podido venir y nos llevaba una sustituta, o aquella mañana habías oído a tus padres pelearse en el baño, o acababas de pasar en la calle junto a uno de esos charcos llenos del arco iris de la gasolina. Vamos, que siempre pasaba algo que te hacía diferente. No puedo explicar muy bien lo que quiero decir. Y aunque pudiera, creo que no querría.
Saqué la gorra de casa del bolsillo y me la puse. Sabía que no iba a encontrarme con nadie conocido y la humedad era terrible. Mientras seguía andando pensé que Phoebe iba a ese museo todos los sábados como había ido yo. Pensé que vería las mismas cosas que yo había visto, y que sería distinta cada vez que fuera. Y no es que la idea me deprimiera, pero tampoco me puso como unas castañuelas. Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas. Sé que es imposible, pero es una pena. En fin, eso es lo que pensaba mientras andaba.
Bueno, espero que al menos esto sirva para ir leyendo alguna opinión que otra: Sobre Holden, sobre el autor, sobre alguna escena en particular...cualquier cosa será bienvenida.
Un saludo a todos.