Reiteradas han sido y realistas han sido lo que pasa que Alberto confiaba demasiado en su fuerza cuando ha resultado sólo valer para poner sólo rojo el sopapo.
Su actitud es de sojas. Se maza, aunque eso es agüilla, porque es un botijo acomplejado y busca así compensar para intimidar físicamente, se le llena la boca con que va a hacer llorar al otro y mandarlo al hospital lo que acaba en un par de sopapo y cuatro gritos en modo histérica y lo remata aceptando las disculpas del otro sojas y diciéndole que no le desea ningún mal; recordar que este tío se jacta en su Twitter del holocausto judío y de las muertes de inmigrantes, pero aquí 'no te deseo ningún mal'.
Es un puto sojas de mierda, hombre
¿Esperabas otras disculpas que no fueran estas disculpas de mierda?