LeChuck
Freak total
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Dakilla es una de tantas mujeres que tienen la higiene por una cosa terciaria. Es de esas mujeres, como Ana Gabriel, la de la CUP, que se pasan los dedos por el sobaco o el coño con algo de disimulo para medir su nivel de higiene y decidir si pasar por la ducha un rato que no les de mucha pereza. Si saben que van a follar de forma inminente igual, y solo igual se dan un agua en la gatera, se enjuagan la boca un poco y si andan por casa se pasan el desodorante por la axila avinagrada.
Dakilla es de esas que cuando vas a su casa descubres muchas pistas de que es una cerda sin buscarlas siquiera. Una capa de pelusa en el suelo que refulge en el cuadrado de sol que se cuela por la ventana, el tenedor que tiene un grano de arroz encajado aunque esta ya entre los platos fregados, las salpicaduras secas de pasta de dientes en el espejo. La capa de sedimento marrón en el váter resultado de no limpiar a fondo ni siquiera una vez al año, el moho del bote de tomate en el frigo, las marcas de vasos por todas partes, principalmente en la mesita del salón, la capa de medio centímetro de polvo en los marcos de las puertas, la roña acumulada en los pomos de abrirlas un millón de veces y no limpiarlas jamás, o que te encuentres aquí y allá uñas cortadas por cualquier rincón.
Quitando la casquería no debe ser su casa muy diferente de la de Oreod Dark.
Dakilla es de esas que cuando vas a su casa descubres muchas pistas de que es una cerda sin buscarlas siquiera. Una capa de pelusa en el suelo que refulge en el cuadrado de sol que se cuela por la ventana, el tenedor que tiene un grano de arroz encajado aunque esta ya entre los platos fregados, las salpicaduras secas de pasta de dientes en el espejo. La capa de sedimento marrón en el váter resultado de no limpiar a fondo ni siquiera una vez al año, el moho del bote de tomate en el frigo, las marcas de vasos por todas partes, principalmente en la mesita del salón, la capa de medio centímetro de polvo en los marcos de las puertas, la roña acumulada en los pomos de abrirlas un millón de veces y no limpiarlas jamás, o que te encuentres aquí y allá uñas cortadas por cualquier rincón.
Quitando la casquería no debe ser su casa muy diferente de la de Oreod Dark.