Muahahahaha, en una noche, 4 tías. Pero sólo me acosté con la última, que fue la que decidí llevarme a casa. Las ferias, ya se sabe.
De todas formas, la anécdota que me dejó mejor sabor de boca, fue hace ya unos 8-9 años. Cuando estaba en la universidad y vivía en mi pisito totalmente solo, conocimos con unos colegas a un grupo de supuestas amiguitas (de amigas nada, como siempre, amigas por interés y más falsas que Judas), que estudiaban periodismo, muy pijas, muy fashion y muy todo. Nos hicimos bastante amigos de ellas, sobre todo porque estaban buenas y todos queríamos algo con alguna, sólo sexo claro, porque su subnormalidad era evidente, y poco a poco nos dimos cuenta de lo mal que se llevaban entre ellas, de cómo se criticaban cuando faltaba una de ellas, de cómo el grupito se regía por la envidia, el odio, la competición, de cómo eran lobos que no se querían ver ni en pintura y sólo mantenían una amistad subnormal no sé para qué coño. El caso es que hice una apuesta con ellos, acerca de que me las iba a tirar una a una y que ninguna se enteraría hasta que no me las tirase a todas.
Joder, y lo hice. Quedé un día con una aparte, me la camelé de forma engañosa, explicando que otra de las chicas iba detrás mía pero yo no quería nada con ella, que mejor que no dijera nada hasta que la cosa estuviera más tranquila. Todos mis amigos pensaban que evidentemente lo iba a chivar a las demás, pero se quedó callada. Al otro día me tiré a otra, a los 2 días, a otra, y al día siguiente, a otra más. Por supuesto, el camelamiento de cada una ya venía de largo, fue un plan premeditado con casi un mes de antelación. Siempre explicando cualquier rollo, que mi amigo fulanito iba detrás de ella y que mejor que no dijese nada todavía, que otra andaba colada por mí pero que no quería hacerle daño.... total, una serie de rollos y mentiras que hicieron que la apuesta tendiera de un hilo, pero al final gané, follándome a la pandilla de pijas y de guarras una a una, a todas las amiguitas una detrás de otra en menos de una semana.
El problema vino cuando efectivamente, a una se le ocurrió hablar y decir que se había acostado conmigo y que la cosa parecía ir en serio. Ahí parece ser que hablaron todas y evidentemente, quisieron lapidarme. De todo esto me enteré más adelante, yo lo supe cuando recibí una llamada de teléfono a casa de la que concretamente, más me había gustado, diciéndome que era un gilipollas, un salidorro, un mentiroso, un imbécil, y otras cosas más, que como tenía la poca vergüenza de acostarme con todas una a una. Yo repliqué que por mí lo hubiera hecho con todas a la vez, que si lo hubiera preferido. Muahahahaha. Me colgó furiosa, y no supe más de ellas, hasta que un par de años después me volví a enrollar con otra del grupo.
La apuesta por cierto, eran 20.000 pesetas, que gané evidentemente. 8)