En la madrugada del pasado domingo decayó el estado de alarma y los aragoneses, especialmente los más jóvenes, salieron en masa a las calles para celebrarlo. No proliferaron los botellones, aunque sí es probable que lo hicieran las reuniones ilegales en el ámbito privado después del cierre de la hostelería. Así lo atestiguaban los numerosos grupos con bolsas de botellas que desfilaban hacia casas particulares. La juventud añoraba la vida nocturna, pero poco queda ahora de lo que esta fue, y las alternativas son escasas. Por todo ello, el sector del ocio nocturno se ofrece para solucionar el vacío que ahora aparece con el fin del toque de queda.
«Un espacio seguro y controlado para evitar las fiestas ilegales». Así definen lo que debería ser el sector de la noche algunos de los responsables de las entidades del sector. Como apunta Miguel Ángel Salinas, vicepresidente de la Asociación de Discotecas de Zaragoza, «la gente se reúne en casas, garitos o peñas, lugares donde se producen más contagios que en el ocio nocturno". "Evidentemente», insiste Salinas, "siempre hemos defendido que éramos la solución y no el perjuicio en esta pandemia". Fernando Martín, presidente de Horeca Zaragoza, coincide con la afirmación: "Nosotros como sector llevamos un año diciendo que la gente está mucho mejor controlada en los establecimientos que en la calle".`