Analizamos el último informe publicado por Freedom House en relación a la respuesta que están dando los gobiernos ante la crisis sanitaria provocada por el COVID-19.
Basándose en una encuesta realizada por la firma GQR a 398 periodistas, trabajadores de la sociedad civil, activistas y otros expertos, así como en una investigación directa sobre 192 países realizada por la red global de analistas de Freedom House, el
informe denuncia una degradación de la Democracia durante la pandemia debido al abuso de poder por parte de algunos gobiernos silenciando voces críticas, debilitando o cerrando instituciones que debían tener un papel destacado durante la crisis sanitaria, incluyendo la comisión de irregularidades en la rendición de cuentas en materia de salud pública.
La investigación apoya la hipótesis que Freedom House sostiene en informes previos sobre la disminución consecutiva en derechos y libertades democráticos desde hace 14 años, y que la pandemia, lejos de reducir dicha degradación, estaría profundizando negativamente.
Los analistas ponen foco en Estados que tenían débiles salvaguardias con anterioridad a la crisis sanitaria y que, en base a la investigación, las condiciones de respeto democrático se han visto degradadas (en rojo).
El informe destaca la experiencia de Sri Lanka como ilustrativa de las principales tendencias mundiales. El gobierno intensificó los esfuerzos para controlar la publicación de informes independientes y desfavorables, ordenando el arresto de cualquiera que contradijese la línea oficial sobre el coronavirus. Se convocaron elecciones anticipadas pero, a medida que se aceleró el contagio, se fueron posponiendo superando los plazos constitucionales de prolongación de la legislatura, debilitando los controles sobre el poder ejecutivo. Las autoridades también aprovecharon las preocupaciones sobre la salud como pretexto para cometer abusos contra los derechos humanos, especialmente contra la población musulmana minoritaria en este país.
El informe destaca el temor de que las medidas extraordinarias por los gobiernos resulten difíciles de revertir antes de 3 a 5 años, una vez superados los efectos de la pandemia, apuntando el riesgo de la sofisticación de la vigilancia tecnológica que algunos países utilizan para detectar mensajes contra el régimen y perseguir posibles críticos, incluso, entre la élite nacional.
Frente a este negativo efecto, Freedom House destaca el surgimiento de una movilización ciudadana que protesta en demanda de información veraz, de una rendición de cuentas públicas y del emprendimiento de reformas políticas.
A pesar de las cuarentenas, los toques de queda y los encierros, muchas personas todavía están tomando las calles para desafiar a sus gobiernos, revelando que el patrón global de protestas masivas que surgió en 2019 ha continuado. Aunque 158 países han tenido nuevas restricciones impuestas a las protestas, los investigadores de Freedom House identificaron protestas significativas en al menos 90 países desde que comenzó el brote. Estas manifestaciones se llevaron a cabo en el 39% de los países libres, el 60% de los países parcialmente libres y el 43% de los países no libres bajo revisión.
Al menos un tercio de los países de cada región experimentó una protesta significativa, y hasta dos tercios vieron protestas en algunas regiones. La gran cantidad de manifestaciones en todos los tipos de regímenes y en todas las regiones del mundo demuestra que incluso cuando los gobiernos busquen aprovechar la crisis para fortalecer sus propias posiciones, la gente seguirá desafiándolos.
Destaca el informe la importante labor del periodismo en la generación de confianza en un contexto de desinformación y contradicción continua entre fuentes supuestamente oficiales.
Como muestra el gráfico, las encuestas reflejan que el nivel de confianza en los medios de comunicación (56%) durante la pandemia superó el de los gobiernos locales (43%) así como el de los gobiernos nacionales (37%).
Si la labor de periodistas y la propia sociedad civil movilizada ha sido importante en este período, la de tribunales y legisladores está resultando fundamental por ejercer una efectiva separación de poderes en defensa de abusos contra derechos y libertades de minorías excluidas.
Concluye el Informe afirmando que la libertad es frágil y requiere de un cultivo constante de toda la comunidad. Los defensores de la democracia deben apoyarse unos en otros en todo el mundo para garantizar que los abusos gubernamentales sean denunciados y su reparación conduzca al robustecimiento de instituciones democráticas más fuertes en situaciones extraordinarias.