Esa gente son enfermos mentales, por desgracia. Nos han vuelto locos, dementes, y a dicha gente les han comido de tal forma la cabeza que andan como pollo sin cabeza, con mascarilla siempre puesta, con su histeria, con su terror y con su pánico ya de por vida.
En la primera ola de calor del mes de junio, ví en días a 43 grados a la sombra a algún carcamal andando medio asfixiado y que se retiraba un poco el bozal para poder respirar, pero que no se lo quitaba de ninguna manera, en una ciudad y unas calles en las que en ese momento, con la que estaba cayendo, no había ni un alma en la calle.
En fin, cosas como esas aún las veo, y es demencial y te dice mucho de cómo están las cabezas de algunas personas. Aún sigo viendo de vez en cuando al típico subnormal sólo, en su coche, y con bozal puesto. Aunque cueste creerlo, aún sigue habiendo de esos. Y también he visto a algún flipado con guantes de latex de color azul al pillar una bici municipal o señoras que se frotan las manos con gel hidroalcohólico de forma compulsiva tras salir de algún establecimiento (no llevaban mascarillas).
Pero en Bilbao ya es muy raro ver bozales, ni siquiera en los más mayores y cascados que van en silla de ruedas y están medio vegetal. El 99,98 % va sin bozal y hay días en los que no he visto a nadie con el trapo puesto.
Cuando hablo de cómo nos han destrozado mentalmente, no nos debe extrañar noticias como esta de hoy mismo:
En mayo desde Europa se animó a los países a que quitaran la obligación de la mascarilla en aviones. A Darias le falto tiempo para salir y decir que aquí no me movía una coma de lo ya establecido. Y así seguimos.
Todo es coherencia. Que tengamos que seguir usando mascarillas en un taxi, en un autbús, en un tranvía.... porque claro, yo me puedo ir a una sala de conciertos con otras 8000 personas sin bozal ¡y no pasa nada! pero si me subo a un puto autobús tengo que seguir usando el bozal, porque si no lo hago soy casi un terrorista.
En fin, y así hasta el infinito.