Baron Asler
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- 30 Nov 2004
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https://www.ideal.es/granada/20071106/granada/joven-vestido-payaso-interrumpe-20071106.html
Un joven vestido de payaso interrumpe una misa y rompe a golpes la pila bautismal
Los fieles de la iglesia del Corpus Christi, en calle Elvira, se quejan de la inseguridad de la zona y de la falta de respeto a sus costumbres religiosas El autor del insólito hecho llevaba al menos una semana visitando el templo y había llegado incluso a comulgar en alguna ocasión
El sacerdote muestra pesaroso parte de los restos de la pila bautismal destrozada. /JUAN ORTIZDesde que un loco entrara el 21 de mayo de 1972 en la Basílica de San Pedro del Vaticano y aporrease el rostro de La Piedad de Miguel Ángel hasta desfigurarla, la Iglesia sabe que no hay templo lo suficientemente sagrado. Seguramente ninguno de los 20 fieles que rezaba sus oraciones el pasado domingo en la iglesia del Corpus Christi (calle Elvira) podía imaginar lo que estaba a punto de suceder: Eran algo más de las 19.30 horas cuando un desmelenado joven de rizos circenses, ropas anchas y la nariz pintada de rojo atravesó los portones de la iglesia. Después de un prólogo de ruidos, voces subidas de tono y otros desvaríos, sacó una llave inglesa y golpeó con todas sus fuerzas una de las pilas bautismales del templo, dejándola hecha añicos.
Con mucho sigilo, uno de los hombres que estaba sentado en la parte trasera de la capilla llamó a la policía mientras que otros tantos intentaban calmar al 'payaso'. Pese a la dificultad, el Padre Lauro continuó oficiando la misa. «Este joven -explica- no es el único que viene por aquí. Son muchos los que, en malas circunstancias, ya sea por alcohol o drogas, entran a diario a la iglesia. A éste le llevábamos viendo más de una semana, incluso ha comulgado en alguna que otra ocasión».
Pese a que la policía consiguió encontrar a este 'excéntrico humorista', los padres Agustinos Recoletos prefirieron no denunciarle «porque, después de todo, son muchos los que hay en la calle, y tampoco ganamos nada», explica Lauro. Y sigue: «Aunque estaría bien que intentaran alejarles del templo, porque así no hay manera de vivir tranquilos».
Isabel López tiene 80 años y el pasado domingo era una de las fieles que ocupaban las primeras filas de la iglesia. «Fue como una bomba», recuerda. «Estábamos muy asustadas». Isabel sintió el golpe de la llave inglesa contra la pila como si hubiera sido contra ella misma. «No hicimos nada porque estábamos con el rosario y no se le puede faltar al respeto al Señor, ni siquiera en esas circunstancias. Así que seguimos orando». Ella y el resto de sus amigas que la acompañan a diario al templo confiesan que, al terminar la misa, se ven obligadas a salir corriendo, sin mirar a nadie, «porque cada día hay más gente que hace fechorías y por Elvira no se puede pasear como antes».
María dice que salir de la iglesia es cada día más difícil. «No nos piden, nos exigen limosnas. Vienen con el derecho por su mano». Asegura que cada noche hay dos o tres personas que entran «sin ningún respeto, pegando voces, e increpando a los fieles». Rosario, por su parte, casi tiene que salir de casa a hurtadillas porque su hija no le deja. «Dice que hay muchos drogadictos y que no es seguro ir a misa».
La pila destruida, que databa de finales del siglo XIX, no ha dejado opciones de restauración. Sólo queda esperar que los destrozos de la locura sirvan para algo. Al menos, para que los fieles del Corpus Christi puedan ir a misa sin sorpresas disfrazadas de payaso.
Un joven vestido de payaso interrumpe una misa y rompe a golpes la pila bautismal
Los fieles de la iglesia del Corpus Christi, en calle Elvira, se quejan de la inseguridad de la zona y de la falta de respeto a sus costumbres religiosas El autor del insólito hecho llevaba al menos una semana visitando el templo y había llegado incluso a comulgar en alguna ocasión
El sacerdote muestra pesaroso parte de los restos de la pila bautismal destrozada. /JUAN ORTIZDesde que un loco entrara el 21 de mayo de 1972 en la Basílica de San Pedro del Vaticano y aporrease el rostro de La Piedad de Miguel Ángel hasta desfigurarla, la Iglesia sabe que no hay templo lo suficientemente sagrado. Seguramente ninguno de los 20 fieles que rezaba sus oraciones el pasado domingo en la iglesia del Corpus Christi (calle Elvira) podía imaginar lo que estaba a punto de suceder: Eran algo más de las 19.30 horas cuando un desmelenado joven de rizos circenses, ropas anchas y la nariz pintada de rojo atravesó los portones de la iglesia. Después de un prólogo de ruidos, voces subidas de tono y otros desvaríos, sacó una llave inglesa y golpeó con todas sus fuerzas una de las pilas bautismales del templo, dejándola hecha añicos.
Con mucho sigilo, uno de los hombres que estaba sentado en la parte trasera de la capilla llamó a la policía mientras que otros tantos intentaban calmar al 'payaso'. Pese a la dificultad, el Padre Lauro continuó oficiando la misa. «Este joven -explica- no es el único que viene por aquí. Son muchos los que, en malas circunstancias, ya sea por alcohol o drogas, entran a diario a la iglesia. A éste le llevábamos viendo más de una semana, incluso ha comulgado en alguna que otra ocasión».
Pese a que la policía consiguió encontrar a este 'excéntrico humorista', los padres Agustinos Recoletos prefirieron no denunciarle «porque, después de todo, son muchos los que hay en la calle, y tampoco ganamos nada», explica Lauro. Y sigue: «Aunque estaría bien que intentaran alejarles del templo, porque así no hay manera de vivir tranquilos».
Isabel López tiene 80 años y el pasado domingo era una de las fieles que ocupaban las primeras filas de la iglesia. «Fue como una bomba», recuerda. «Estábamos muy asustadas». Isabel sintió el golpe de la llave inglesa contra la pila como si hubiera sido contra ella misma. «No hicimos nada porque estábamos con el rosario y no se le puede faltar al respeto al Señor, ni siquiera en esas circunstancias. Así que seguimos orando». Ella y el resto de sus amigas que la acompañan a diario al templo confiesan que, al terminar la misa, se ven obligadas a salir corriendo, sin mirar a nadie, «porque cada día hay más gente que hace fechorías y por Elvira no se puede pasear como antes».
María dice que salir de la iglesia es cada día más difícil. «No nos piden, nos exigen limosnas. Vienen con el derecho por su mano». Asegura que cada noche hay dos o tres personas que entran «sin ningún respeto, pegando voces, e increpando a los fieles». Rosario, por su parte, casi tiene que salir de casa a hurtadillas porque su hija no le deja. «Dice que hay muchos drogadictos y que no es seguro ir a misa».
La pila destruida, que databa de finales del siglo XIX, no ha dejado opciones de restauración. Sólo queda esperar que los destrozos de la locura sirvan para algo. Al menos, para que los fieles del Corpus Christi puedan ir a misa sin sorpresas disfrazadas de payaso.