ROBABAN CADÁVERES Y ABRÍAN TUMBAS.
Actualizado viernes 24/02/2006 01:17 (CET)
EFE
NUEVA YORK.- Cuatro individuos, entre ellos un ex dentista, han sido arrestados e inculpados por la presunta venta ilegal de tejidos y órganos humanos para trasplantes, según ha informado la fiscalía de Brooklyn (Nueva York).
La fiscalía les acusa de estar implicados en más de un centenar de delitos, entre ellos de robar partes de cadáveres, abrir tumbas, realizar disecciones ilegales y falsificar documentos.
El fiscal, Charles Hynes, ha señalado que todo los aspectos de este asunto parecían "algo sacado de una película barata de terror". "Pero, para los miles de familiares de los fallecidos cuyas partes se usaban para conseguir ganancias y para los receptores de los órganos sospechosos, no se trataba de una mala película. Era la realidad", agregó el fiscal en un comunicado.
Los arrestados son Michael Mastromarino, Joseph Nicelli, Lee Crucetta y Christopher Aldorasi, pero la fiscalía ha asegurado que la investigación sigue abierta y se prevén más detenciones.
Los acusados robaron tejidos de fallecidos que no habían dado su consentimiento para ser donantes y luego los vendían a compañías que proveen este tipo de material para ser usado en procedimientos quirúrgicos.
La acusación señala que los delincuentes falsificaron certificados de defunción y documentos de donación de órganos, para aparentar que el acopio de tejidos era legal, pero sólo se pueden donar mediante el expreso consentimiento de la persona antes de producirse su muerte.
Falsificación de documentos
Los implicados contravenían las normas que regulan la donación de tejidos humanos al falsificar la edad de los fallecidos y en uno de los casos, una mujer de 95 años y víctima del cáncer aparecía en la documentación como alguien sano que había fallecido a los 85 años de edad de un fallo cardiaco.
Mastromarino entró en este tipo de negocio después de perder su licencia como dentista y tomó como socio a Nicelli, propietario de una funeraria. Crucetta y Aldorasi trabajaban con los anteriores en la extracción de órganos.
La investigación se inició a raíz de las irregularidades que los nuevos propietarios de la funeraria de Nicelli descubrieron en los libros contables, lo que denunciaron a la fiscalía y dio lugar al descubrimiento del escabroso plan.
Mastromarino extraía huesos, tendones, válvulas cardiacas y otros tipos de tejido de cadáveres recientes y, cuando los órganos eran de individuos que no habían dado su consentimiento, eran muy ancianos o padecieron enfermedades, falsificaban la documentación. En esos casos, Mastromarino reemplazaba las partes extraídas con elementos plásticos y disimulaba la incisión de manera que nada se advirtiera durante el funeral.
Nicelli también era dueño de una compañía para el transporte de cadáveres a funerarias, por lo que estaba al tanto de cuando se producía una muerte y podía proveer cadáveres al ex dentista. Ambos, supuestamente, pagaban a directores de funerarias hasta 1.000 dólares por cadáver, según la fiscalía.
Rose Gill, directora del Departamento de Investigación municipal, calificó de "monstruosa" la conducta que ha sacado a la luz la investigación y señaló que todo ello provoca temor en cualquiera que haya recibido un implante médico
https://www.elmundo.es/elmundo/2006/02/24/sociedad/1140740262.html
Actualizado viernes 24/02/2006 01:17 (CET)
EFE
NUEVA YORK.- Cuatro individuos, entre ellos un ex dentista, han sido arrestados e inculpados por la presunta venta ilegal de tejidos y órganos humanos para trasplantes, según ha informado la fiscalía de Brooklyn (Nueva York).
La fiscalía les acusa de estar implicados en más de un centenar de delitos, entre ellos de robar partes de cadáveres, abrir tumbas, realizar disecciones ilegales y falsificar documentos.
El fiscal, Charles Hynes, ha señalado que todo los aspectos de este asunto parecían "algo sacado de una película barata de terror". "Pero, para los miles de familiares de los fallecidos cuyas partes se usaban para conseguir ganancias y para los receptores de los órganos sospechosos, no se trataba de una mala película. Era la realidad", agregó el fiscal en un comunicado.
Los arrestados son Michael Mastromarino, Joseph Nicelli, Lee Crucetta y Christopher Aldorasi, pero la fiscalía ha asegurado que la investigación sigue abierta y se prevén más detenciones.
Los acusados robaron tejidos de fallecidos que no habían dado su consentimiento para ser donantes y luego los vendían a compañías que proveen este tipo de material para ser usado en procedimientos quirúrgicos.
La acusación señala que los delincuentes falsificaron certificados de defunción y documentos de donación de órganos, para aparentar que el acopio de tejidos era legal, pero sólo se pueden donar mediante el expreso consentimiento de la persona antes de producirse su muerte.
Falsificación de documentos
Los implicados contravenían las normas que regulan la donación de tejidos humanos al falsificar la edad de los fallecidos y en uno de los casos, una mujer de 95 años y víctima del cáncer aparecía en la documentación como alguien sano que había fallecido a los 85 años de edad de un fallo cardiaco.
Mastromarino entró en este tipo de negocio después de perder su licencia como dentista y tomó como socio a Nicelli, propietario de una funeraria. Crucetta y Aldorasi trabajaban con los anteriores en la extracción de órganos.
La investigación se inició a raíz de las irregularidades que los nuevos propietarios de la funeraria de Nicelli descubrieron en los libros contables, lo que denunciaron a la fiscalía y dio lugar al descubrimiento del escabroso plan.
Mastromarino extraía huesos, tendones, válvulas cardiacas y otros tipos de tejido de cadáveres recientes y, cuando los órganos eran de individuos que no habían dado su consentimiento, eran muy ancianos o padecieron enfermedades, falsificaban la documentación. En esos casos, Mastromarino reemplazaba las partes extraídas con elementos plásticos y disimulaba la incisión de manera que nada se advirtiera durante el funeral.
Nicelli también era dueño de una compañía para el transporte de cadáveres a funerarias, por lo que estaba al tanto de cuando se producía una muerte y podía proveer cadáveres al ex dentista. Ambos, supuestamente, pagaban a directores de funerarias hasta 1.000 dólares por cadáver, según la fiscalía.
Rose Gill, directora del Departamento de Investigación municipal, calificó de "monstruosa" la conducta que ha sacado a la luz la investigación y señaló que todo ello provoca temor en cualquiera que haya recibido un implante médico
https://www.elmundo.es/elmundo/2006/02/24/sociedad/1140740262.html

