Decepciones y sorpresas en directos

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cuellopavo

El hombre y la caja
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23 Abr 2006
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IUn lujazo de festival a pesar de los haters. Las críticas son por algún motivo en particular o simplemente no os van los festivales ?

La próxima vez procurad ser algo más mordaces.

Conste que me gustan casi todos los grupos cabeza de cartel, peroooo…

Gran parte de mi adolescencia la pasé con mis auriculares puestos, escuchando mis elepés favoritos una y otra vez a un volumen ensordecedor. Las guitarras sonaban perfectas, todo sonaba perfecto, esos vinilos eran un milagro!

Imagina mi horror cuando más tarde vi a algunos de esos mismos músicos tratando de recrear sus discos en vivo, en el revuelo de una gira de juerga, drogas y alcohol. ¿Estaba soñando o sonaban realmente tan horribles? No me podía creer que eso pudiese estar pasando.

Ya más adulto, se volvió de rigor entre mis colegas ir a clubs de rock. Y como resultado pasé muchas noches miserables en esos infiernos acústicos. Ni por asomo merecía la pena aguantar a las putas multitudes para no ver una mierda.

Cualquier tipo de música en directo puede hacérseme insufrible. No importa lo refinada que sea, suelen provocar un efecto letal en mí; hasta llego a creer que están intentando matarme.

En consecuencia, ahora soy muy tiquismiquis con los conciertos que escojo ir a ver. Me niego a correr más riesgos. Por ejemplo, veo en el cartel que va actuar Brian Wilson, ¿y si le da por tocar una versión de 20 minutos de “Barbara Ann”? No creo que pudiese soportarlo.

¿Por qué sujetarme a los caprichos de la frágil psique de algunos músicos, cuando tengo un control absoluto sobre su carrera discográfica entera en el confort de mi propio hogar? En mi opinión, la mayor innovación en la historia de la música es el ajustador de volumen.
 
Conste que me gustan casi todos los grupos cabeza de cartel, peroooo…

Gran parte de mi adolescencia la pasé con mis auriculares puestos, escuchando mis elepés favoritos una y otra vez a un volumen ensordecedor. Las guitarras sonaban perfectas, todo sonaba perfecto, esos vinilos eran un milagro!

Imagina mi horror cuando más tarde vi a algunos de esos mismos músicos tratando de recrear sus discos en vivo, en el revuelo de una gira de juerga, drogas y alcohol. ¿Estaba soñando o sonaban realmente tan horribles? No me podía creer que eso pudiese estar pasando.

Ya más adulto, se volvió de rigor entre mis colegas ir a clubs de rock. Y como resultado pasé muchas noches miserables en esos infiernos acústicos. Ni por asomo merecía la pena aguantar a las putas multitudes para no ver una mierda.

Cualquier tipo de música en directo puede hacérseme insufrible. No importa lo refinada que sea, suelen provocar un efecto letal en mí; hasta llego a creer que están intentando matarme.

En consecuencia, ahora soy muy tiquismiquis con los conciertos que escojo ir a ver. Me niego a correr más riesgos. Por ejemplo, veo en el cartel que va actuar Brian Wilson, ¿y si le da por tocar una versión de 20 minutos de “Barbara Ann”? No creo que pudiese soportarlo.

¿Por qué sujetarme a los caprichos de la frágil psique de algunos músicos, cuando tengo un control absoluto sobre su carrera discográfica entera en el confort de mi propio hogar? En mi opinión, la mayor innovación en la historia de la música es el ajustador de volumen.


Muevo tu reflexión a nuevo hilo ya que aquí hay un buen debate sobre varios temas, desde las expectativas que nos generamos antes de asistir a un concierto, y sobre las sorpresas, ya sean gratas o no, tras haberlos visto.

Los festivales tienen un formato específico, donde la limitación de tiempo hace que no sea el mejor escenario para apreciar a una banda, que normalmente tiene que adaptarse, tirar de grandes éxitos y cumplir el expediente. Pero el directo es el directo, para mi es el calibre donde un grupo de los que me gusta o tengo algo mitificado se convierte en un must al que intentar seguir y no perderme ningún tour para ver como evolucionan o toca contentarme con los LP.

A ver como va el hilo y si alguien se anima a comentar alguna de las decepciones sufridas o algunos de esos conciertos que nos han sorprendido.
 
Muevo tu reflexión a nuevo hilo ya que aquí hay un buen debate sobre varios temas, desde las expectativas que nos generamos antes de asistir a un concierto, y sobre las sorpresas, ya sean gratas o no, tras haberlos visto.

Los festivales tienen un formato específico, donde la limitación de tiempo hace que no sea el mejor escenario para apreciar a una banda, que normalmente tiene que adaptarse, tirar de grandes éxitos y cumplir el expediente. Pero el directo es el directo, para mi es el calibre donde un grupo de los que me gusta o tengo algo mitificado se convierte en un must al que intentar seguir y no perderme ningún tour para ver como evolucionan o toca contentarme con los LP.

A ver como va el hilo y si alguien se anima a comentar alguna de las decepciones sufridas o algunos de esos conciertos que nos han sorprendido.

Algo de celebración siempre tienen estos eventos, claro.
A veces se forma un círculo espontáneo que recoge el espíritu del momento de una forma memorable. Aparte de las mil cosas sublimes que hacen que echarse unas risas durante horas entre amigos después de un gran concierto sea de las mejores experiencias del mundo.

Recuerdo entre las sorpresas gratas un concierto de Eternal Tapestry, en la Iguana.

El concierto, inscrito en esas coordenadas que delimitan lo telúrico y cierta forma eléctrica de chamanismo gañán, fue cómo sumergirse en una turbia corriente de aguas embarradas. Los ritmos hipnóticos de los protagonistas levantados sobre los cimientos de un contundente muro de sonido sugerían imágenes de paisajes desoladas y ruinas contemporáneas de la modernidad industrial, así como formas tribales de articulación comunitaria y rituales urbanos para celebrar el fin del mundo cada fin de semana.

Mazazos enroscándose en los oídos invitando a entregarse a la ceremonia del abandono de sí, apelaciones al cavernícola dionisíaco que nos habita y que porta una verdad consigo que ya no estamos en condiciones de escuchar. Los ecos subterráneos de una premodernidad rítmica actualizados a golpe de distorsión con puntuaciones a cargo de un saxofón que sonaba como un petirrojo en medio de la demolición de los restos de una central nuclear. Algo así pero no tanto, quizás.

Salimos del concierto como bautizados en un río de petróleo, viscosos y mugrientos, sonriendo cómo integrantes de una secta de ruralurbanitas sin sentimientos más allá del elemental deseo de sobrevivir.

Ojo, igual que fuese hasta el culo de M tuvo algo que ver con las sensaciones del concierto descrito :lol:

Venga, que alguien se anime con otra crítica-crónica de algún directo al que haya ido.
 
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Recuerdo un verano del año 98 o 99 en el que estábamos pasando unos días por Tarragona y entramos por casualidad a un bar/sala de conciertos por la zona vieja de la ciudad. Creo recordar que se llama "El Cau" y esa noche tocaban unos desconocidos Sidonie. Cuando empezó el concierto no estábamos prestando apenas atención, pero esas melodías y ese estilo tan característico suyo ya hizo que nos tuviéramos que fijar en ellos, ya destacaba el sitar y esas canciones con un punto psicodélico que recordaban a un George Harrison en su etapa más lisérgica o a unos incipientes Pink Floyd.

Entre mi juventud, mis referentes musicales de aquella época y que la marihuana y el alcohol corrían por mis venas, tengo un muy grato recuerdo de aquel concierto. Al volver a casa intenté seguirles la pista pero por aquella época se hacía más complicado, hasta que tuvieron un gran éxito (creo que asociado a algún anuncio publicitario) y ya se dieron a conocer.
 
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