No sé, los tiempos han cambiado mucho. En la aldea de mis abuelos, tenían los animales justos de compañía. La perra (pastor alemán), estaba para dar la gente, meter las ovejas o controlar al raposo. El par de gatos (de la casa, al resto el perro se los cargaba) para cazar ratones. Menuda pena que me daba cuando preñaban a la perra o a una de las gatas. Mis abuelos o mis tías metían a toda la camada en un saco y la enterraban viva. Te acercabas y los oías durante horas llorar a los cachorros. Pero sin despeinarse eh? Sin atisbo de culpa ni nada. La gata o la perra se pasaban una semana maullando o aullando con pena, pero al poco ya estaban para lo que se les alimentaba. Como hoy día, vamos...
En los pueblos son así. Mi abuela podía darte un cariño en forma de golosina (de campo, eso son unas cerezas), con la mayor de las sonrisas, mientras con la mano libre acababa de dar el golpe de gracia a ese conejito con el que jugabas quince minutos antes. Venga, ya está la cena. Eso vale para el tajo a la gallina o meterle el cuchillo al cerdo. Bien ejecutados, sin sufrimientos innecesarios.