Capitan Pescanova rebuznó:
Por lo demás un 10 a todos, estais aportando opiniones y debates interesantísimos, todos de primer orden.
Sí, y como este hilo se trata del tema de la envidia porque todos daríamos lo que fuera por ser el niñato que ha sido violado, aquí expongo algo:
Las formas de expresión de la envidia son innumerables. Por ejemplo: críticas, murmuración, injurias, desdén, rechazo, agresión, dominio, represión, humor negro, rivalidad, difamación, venganza… A escala individual, la envidia suele formar parte de muchos trastornos psicológicos (p.ej., algunos complejos, ansiedades, depresiones, malos tratos…). En las relaciones personales, familiares y de pareja, está involucrada en muchos conflictos y rupturas. En lo sociopolítico, su influencia es determinante.
Por ejemplo, la envidia masculina del poder sexual, emocional y procreador de las mujeres alimenta el machismo. La envidia de la fuerza y despreocupación del varón nutre el feminismo. La envidia de los pobres estimula la protesta social. La envidia de los ricos fomenta sus luchas intestinas. La envidia de los vanidosos sostiene las artes y espectáculos. La envidia de las mujeres robustece el colosal negocio de la belleza y las modas. La envidia de los hombres excita su competitividad y sus negocios. La envidia sexual es el combustible del morbo y la pornografía. La envidia económica desenfrena el motor consumista… Etcétera.
No hay que confundir la envidia con los celos, que son cosas muy distintas. La envidia desearía destruir al objeto-espejo. Los celos, en cambio, desean conservar a toda costa el afecto del otro/a. No obstante, ambos sentimientos pueden ir juntos a veces.
Pero la envidia putalocuriense no es mala, lo malo es que no nos viole una tía buena.
